Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Desde el epicentro  

Testimonios e historias que hablan de la heroicidad y sensibilidad de nuestro pueblo en horas tan difíciles   

Autor:

Hugo García

No nos vamos hasta que se termine

El habanero de 50 años Guillermo Cabrales Torres no solo se dedica a la actividad artística que registra el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) de La Habana, ahora también forma parte del Comando de Rescate y está en Matanzas desde el pasado viernes para ayudar.

«Llegamos desde el primer día y nos vamos cuando esto se acabe. Nos sentimos bien, el trabajo es duro, pero nos relevamos cada 45 minutos, entra un grupo, sale otro y así mantenemos el ritmo para trabajar en la tarea que se esté cumpliendo en ese momento, lo mismo enfriamiento, extinción que exploración… lo que haga falta.

«Estamos bien atendidos, al igual que mi familia en La Habana, tengo dos niñas y me comunico con ellos todos los día, además la dirección del FCBC allá está pendiente de ellos y eso me tranquiliza, pero no nos vamos hasta que se termine», dijo.

Esta es mi casa

Héctor Lauzurique Hernández. Foto:Hugo García

Yo llegaba a la casa el mismo día del incendio y siento el estruendo, al otro día temprano me incorporo a trabajar y todavía estoy aquí, dice Héctor Lauzurique Hernández, operador de equipos pesados de la comercializadora de combustibles, quien lleva 22 años como trabajador en esa área.

«Aquí trasladamos cosas, recursos, equipos para que se trabaje en la extinción del fuego. Por suerte, parece que estamos saliendo de esto gracias a la ayuda internacional de México y Venezuela que han aportado mucho material, equipo y conocimientos, gracias a las FAR y a todos los cubanos que con su energía nos apoyan.

«Esto que ha pasado no tiene explicación, es muy triste, nunca me imaginé que la naturaleza pudiera hacer esto, esta empresa es lo más lindo que hay en Cuba. Esta es la casa de los petroleros, esta es mi casa», dice consternado.

«Fíjate que mi mujer, mis hijos y hasta mis nietos lloraron. Mi familia me llama a menudo, es lógico que se preocupen, pero estoy bien y trabajando para acabar con esta situación lo más rápido posible», expresó.

Una ayuda vital

Laura María Hernández Lima. Foto:Hugo García

«No hemos tenido nada parecido a esta situación desde el punto de vista de las reacciones emocionales que encontramos en los pacientes. Estamos hablando de personas que enfrentaron una situación traumática, una situación que es muy compleja, que genera mucha sintomatología desde el punto de vista sicológico y afectivo, y que, por lo tanto, lleva un manejo distinto, dice la joven sicóloga Laura María Hernández Lima, jefa del departamento de Sicología del hospital provincial.

«En un primer momento tuvimos la necesidad de convocar hasta los profesores de las universidades para que nos apoyaran. Todos los casos que llegaron lesionados se filtraron por sicología, tratando de identificar y ayudar con algunos síntomas ligeros que, en esa primera ola de pacientes, fue la ansiedad, la culpa por tener que venir a recibir asistencia y abandonar al personal que quedó trabajando.

«Estamos hablando, sobre todo, de los bomberos, del personal de apoyo. Ya hoy estamos encontrando síntomas un poco mayores como la angustia, el insomnio, que acompañan todo el dolor por las mismas quemaduras.

«El primer día atendimos también a un grupo de familias de los desaparecidos que llegó buscando información al hospital y fuimos nosotros, con los profesores de Ciencias Médicas que nos ayudaron, quienes lo recibimos. Con esas familias se hizo un primer manejo y después se derivaron hacia el hotel Velazco, que es donde tenemos otro equipo; integrado por matanceros y reforzado por profesores, especialistas en desastres que vinieron desde La Habana y nos están asesorando. Ese equipo está las 24 horas en el hotel.

«En los centros de evacuados también se está haciendo el trabajo según los grupos de edades, con niños, con adultos, donde volvemos a hacer algún tipo de filtro, de ser necesario, ante la aparición de diferentes síntomas».

Con la directora del Faustino

Tahymí Martínez Naranjo. Foto:Hugo García

El Faustino Pérez fue de las primeras instituciones de Salud que recibió lesionados del incendio en la base de supertanqueros.

Sobre esta experiencia, disposición del personal médico y de enfermería, así como de la organización para la recepción y atención a los pacientes, su directora, Tahymí Martínez Naranjo, expresó: «Uno siempre espera que el médico acuda y, por supuesto, tenemos un sistema de aviso a los jefes de servicio inicialmente y luego, aunque funcione una guardia física de 24 horas, disponemos de un plan para reforzarla en caso de ser necesario. Esa noche hubo médicos que no se movilizaron, y acudieron voluntariamente.

Cuenta que llegaron residentes estudiantes, profesores de mucha experiencia. «Y eso habla muy bien del colectivo. En una hora ya se habían clasificado todos los pacientes y comenzaban el tratamiento, y fue muy difícil porque en 15 minutos recibimos una primera oleada de 49 lesionados, pero gracias a la movilización y a la planificación estratégica lo pudimos lograr». Refiere que de todas las experiencias negativas hay que sacar también el aporte y las lecciones aprendidas.

Más de 800 donaciones de sangre

María de Jesús Romero Polledo. Foto:Hugo García

La joven María de Jesús Romero Polledo, de 20 años y trabajadora de Etecsa, una de las donantes que ha llegado hasta el banco de sangre, dona por primera vez: «Al momento dije que sí, estuve presente, siempre positiva, dando mi granito de arena al frente y aquí estamos»

Desde el sábado se han realizado 882 donaciones de sangre de forma espontánea en Matanzas, según el doctor José Ignacio Alonso Martínez, director del Banco Provincial de Sangre del territorio yumurino. Desde ese día las personas empezaron a presentarse no solo en la propia institución, sino en otras unidades de Salud:

«El pueblo de forma altruista con una solidaridad enorme desde horas tempranas comenzó a hacer llamadas y a presentarse no solamente en el banco de sangre, sino en otras unidades de nuestra provincia, dígase en los bancos municipales y en instituciones de Salud para ver cómo podían hacer y aportar en este caso sangre para lo que se necesitara».

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