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Cambio climático y salud: el primer paso es educar

Una estrategia educativa que, desde los diferentes niveles de enseñanza, aborde de manera proactiva el cambio climático y sus implicaciones para la salud pública, puede ser una solución paliativa para mitigar las consecuencias de este fenómeno

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

En los próximos 20 años, el planeta afrontará diversos peligros climáticos inevitables con un calentamiento global de 1.5 C y aunque se superara temporalmente ese nivel de calentamiento, se generarán impactos graves adicionales y en muchos casos, irreversibles, por lo que urge desarrollar estrategias educativas, económicas y ecológicas para revertir en cierta medida esa realidad.

Así reflexionó la bióloga mexicana Ana Rosa Moreno Sánchez, Premio Nobel de la Paz, durante su conferencia magistral Formación de recursos humanos para afrontar los efectos del cambio climático en la salud este jueves en la 4ta. Convención Internacional de Salud que sesiona hasta mañana en el Palacio de las Convenciones de La Habana.

«Es importante diseñar estrategias desde ahora porque para el 2030, según los pronósticos, ocurrirán alrededor de 560 desastres de mediana a gran escala anualmente, se augura un aumento de la escasez de agua, la degradación de los ecosistemas y con la consiguiente afectación a comunidades agrícolas, salud pública y producción de energía.

«La educación en el contexto de cambio climático y salud debe, en principio, enseñar y orientar hacia nuevos valores en la relación de los seres humanos con el planeta. Por ello debe fortalecerse la capacidad de adaptación del sistema de salud a través de la educación en la población, especialmente en las comunidades vulnerables que participan en medidas de adaptación y mitigación».

Moreno Sánchez precisó que, como parte de la educación para la salud, se debe incluir el cuidado del agua, el ahorro en el consumo de energía, el reciclaje, el saneamiento del medio ambiente y la respuesta a sistemas de alerta temprana para eventos extremos.

«Solo a través del desarrollo de una generación de profesionales informados y formados en una variedad de campos, la sociedad puede evaluar inteligentemente las complejidades de las interacciones entre clima y salud.

«Es vital entonces tener en cuenta esas complejidades al planificar y tomar decisiones de inversión en infraestructura y anticipar las consecuencias no deseadas de esas decisiones en múltiples niveles».

Como parte de esa propuesta educativa, la experta propone planes de estudio de diversos niveles de enseñanza, incluir en el currículo de diversas carreras y en posgrados los temas relacionados con el cambio climático y la salud.

«Con la creciente comprensión de que el cambio climático ya está afectando y seguirá afectado la salud humana, los profesionales de la salud, los gobiernos, las empresas, las ONG y el público en general deben abordar de manera proactiva, tanto el cambio climático, como sus implicaciones para la salud pública».

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