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¿Cómo marcha la medida para la comercialización controlada de los productos básicos en La Habana?

En algunos lugares todavía quedan vestigios del desorden que imperaba cuando personal ajeno a las tiendas manejaba las mercancías destinadas a la población; en otros obtener los cinco productos básicos establecidos para cada núcleo familiar en La Habana muestra una mejor cara, porque se trata de un esquema de distribución y venta que busca eliminar el delito, las ilegalidades y la corrupción

Autores:

Marianela Martín González
Rosmery Pineda Mirabal

Sin tener que madrugar y someterse a largas colas que muchas veces eran infructíferas, el sistema de municipalización con vinculación, aplicado desde diciembre último en La Habana, ha posibilitado una mejor organización al repartir con mayor equidad los cinco productos básicos de cada núcleo familiar.

Y aunque la población reclama que coincidan estos productos en las unidades de comercio minorista para comprarlos de una sola vez; que los ciclos de entrega se acorten y las cuotas no disminuyan; y se añadan otras mercancías necesarias, se trata de un esquema en ciernes, que precisa de la asimilación, tanto de los factores que lideran su ejecución, como de los consumidores.

No obstante, prever el enfrentamiento al delito, las ilegalidades y la corrupción, así como lograr una distribución equilibrada en un clima de orden, exigencia y disciplina en la red de comercio minorista de las cadenas de tiendas Caribe y Cimex, es la razón de ser del referido sistema; y Juventud Rebelde constató que en las unidades ese es el ambiente que se respira.

Verificamos que excepcionalmente hay lugares donde quedan vestigios del desorden que imperaba cuando personal ajeno a las tiendas manejaba los destinos de las mercancías, y atentaban contra la imagen de los establecimientos. La unidad enclavada en calle 130 y 146, Marianao, perteneciente a Cimex, es una de las que todavía sufre el asedio de un grupo de personas que intentan violar lo regulado.

Según contó la doctora Juana María Velázquez, frecuentemente intentan colarse, aun cuando no les corresponde comprar. Quienes así se comportan son caras conocidas, antiguos coleros y revendedores que desde hace tiempo han convertido el lugar en un foco del desorden, advirtió.

«Los polvos de aquellos tiempos son los lodos de ahora», comentó Anareya Rodríguez López, quien todavía tiene que capear mil temporales para adquirir en ese mismo lugar los cinco productos que ella le compra a una amiga que está vinculada con esa unidad minorista, pero por razones de salud no puede acudir a comprarlos.

Las mismas personas a quien la doctora se refirió entorpecen el desenvolvimiento de la tienda, y por esa razón las demoras son agobiantes, según refirió Rodríguez López, quien precisó que también hay ciudadanos que tenían libretas de dudosa procedencia, y ahora con los controles establecidos no les sirven para nada. Entonces se sienten con derecho a armar líos y poner «caliente» el lugar, como se dice en la calle.

Orden, información certera, tranquilidad

Muy distinto a lo descrito por las clientas de calle 130 y 146, Marianao, es lo que nos contó Rodolfo Zamora Pérez, consumidor de la tienda Tulipán, en Plaza de la Revolución,
perteneciente a tiendas Caribe. «Ya aquí no se ven coleros ni revendedores, como antes ocurría en complicidad con los LCC. Las colas son cortas y todo fluye con agilidad. Hay información suficiente para saber qué productos se ofertarán y los núcleos que comprarán cada día».

Zamora Pérez calificó lo que se implementa como «una maravilla». Permite que todos los núcleos garanticen sus productos básicos. No hay forma de que los pierdan. Si sus integrantes no pueden venir por algún motivo el día que les toca, o no pueden enviar a alguien, tienen un día para resarcir, que es el domingo.

«Lo único malo es que el suministro a veces no completa los cinco productos. Hoy a mí me toca comprar, es media mañana y todavía no ha llegado el pollo. Eso va atrasando la venta de la tienda, pero no es culpa del lugar. Sabemos que hay problemas con los financiamientos. Quienes nos encontramos aquí estamos esperándolo, que seguro llegará más tarde y nos lo venderán junto con los otros productos de una sola vez», comentó.

Alguien que esperaba en una parada ubicada al lado de la tienda donde este jubilado del Ministerio del Interior dio su testimonio interrumpió para decir que hay lugares en el reparto Eléctrico, en el municipio de Arroyo Naranjo, donde hubo dificultades en los abastecimientos durante el primer ciclo que concluyó a principio de enero.

«Cimex en ese momento tuvo más problemas que Tiendas Caribe. Como paliativo a la situación se remitieron núcleos de una tienda para la otra», apuntó la mujer que intervino y apostilló que también la nueva modalidad adquiere una fisonomía similar a la gestión del Gobierno en cada municipio.

Autoridades de Cimex aclararon que en ese primer período y aún en la actualidad los financiamientos disponibles no son suficientes para completar la entrega de los cinco productos al mismo tiempo. Coincidió con un cierre de año, en el cual hubo que enfrentar limitaciones de liquidez que fueron informadas oportunamente en diferentes escenarios a la población por parte de las autoridades del país.

Precisaron que se trabaja para cumplir con ese reclamo, pero se trata de surtidos que dependen mayoritariamente de las importaciones, y en medio de un escenario complejo para realizar compras internacionales. Hasta la fecha el detergente y las salchichas  son los productos que mayor inestabilidad presentan para su obtención, según precisaron. Explicaron, además, que Cimex tiene otros encargos estatales, como la gastronomía; y a ambas cadenas las provee la misma fuente de suministros y en cantidades similares.

Semejantes criterios a los de Rodolfo emitieron consumidores de los centros comerciales El Pedregal, en La Lisa, así como de Carlos III y H. Upmann, ambos en Centro Habana. En las tres unidades reconocieron la comodidad que implica una venta ordenada. En El Pedregal, Gloria Martínez Verdecia nos recordó que antes de implementar el sistema casi nunca alcanzaba ninguno de los productos que ahora están garantizados sin cola. «Es una bendición para todos, principalmente para las personas de la tercera edad que no tienen tantas energías para estar parados o sentados en un contén durante horas», precisó.

Entretanto, en Carlos III, la profesora Olga Esquivel Ramírez reconoce a la dirección de esta unidad, pues mucho antes del 1ro. de diciembre, cuando comenzó a implementarse el sistema ahora vigente, puso en práctica una iniciativa que contribuyó a elevar el nivel de satisfacción de los clientes, aun cuando en la mayoría de las tiendas era casi imposible comprar los productos básicos.

«En aquel entonces comprábamos cada 20 días aproximadamente. Había un sistema de tiques que facilitaba que las personas vinieran a la hora justa de entrar a comprar y se llevaran todos los productos, incluso otros alimentos y artículos también necesarios», expresó.

La profesora significó que el sistema de municipalización con vinculación les ha alargado un poco más el ciclo, pero se mantienen la disciplina y respeto a los clientes. «Se sabe qué día toca comprar y se hace por un orden consecutivo y en horarios escalonados», acotó.

El segundo ciclo, que comenzó en esta tienda el 2 de enero, hasta el día 21 había vendido a los 12 500 núcleos asociados pollo, picadillo y salchichas. Solo el 49,1 por ciento había podido comprar el aceite. El detergente era lo que había escaseado hasta la fecha, según explicó el gerente comercial, Tony Alberto Sarmiento Toledo.

Varios clientes de Carlos III destacaron la gestión comercial de este centro. Refirieron que la unidad ha vendido módulos de canastilla en CUP. Para lograrlo con transparencia ha coordinado con la dirección de Salud del municipio de Centro Habana, y han realizado ventas en hogares maternos y círculos infantiles.

Evitar desvíos y acaparamientos

Antes de que iniciara el segundo ciclo, hace apenas unas semanas, ya la población a través de los medios de comunicación y otros canales recibió la información de qué le corresponde: cinco kilogramos de pollo, dos paquetes de picadillo, un paquete de salchichas, un litro de aceite y un kilogramo de detergente a los núcleos de uno a ocho integrantes (esta cifra se duplica para los núcleos de nueve a 16 miembros y se triplica a los de 17 o más).

Uno de los cuestionamientos, a partir de entonces, es la reducción de la cuota de tres de los cinco productos básicos: salchicha, aceite y picadillo. Al indagar supimos que la decisión no partió de las cadenas de tiendas Caribe y Cimex, sino del Ministerio de Comercio Interior, en aras de que en medio de las dificultades financieras se logre un mejor equilibrio en la entrega de los productos a la población, no solo de la capital, sino de todo el país.

Perfeccionando controles, valiéndose de libretas de abastecimiento, torpedos, números consecutivos (tiques) y otros mecanismos existentes en las bodegas, el sistema de municipalización con vinculación avanza y se perfecciona. Yamilet Álvarez Tejo, jefa del Departamento Comercial de tiendas Caribe, y Francisco Hernández Blanco, gerente general de la sucursal de Gastronomía y Recreación de Cimex, así lo corroboraron.

No obstante, aclararon que las limitaciones financieras solo permiten con mucho esfuerzo priorizar los cinco productos básicos (pollo, salchichas, picadillo, aceite y detergente). Otros artículos, también importantes y controlados, como los de aseo y demás alimentos, no cuentan con la liquidez suficiente para de manera regular asegurarlos ni hay cantidades suficientes que cubran al mismo tiempo para todos los núcleos.

Para Álvarez Tejo es muy importante que Tiendas Caribe diseñara un sistema en el cual está descartado cualquier tipo de amenaza o vínculo delictivo entre las personas que intervienen en la implementación del proceso, como pudimos constatar en las unidades visitadas.

El sistema informático de distribución y venta de esa entidad por su utilidad y transparencia permite que fluya la vinculación entre tiendas y bodegas de una manera dinámica. Está enfocado en controlar el cumplimiento de la asignación de cada producto por núcleo familiar, indicador que determina el cierre e inicio de cada ciclo.

La Jefa del Departamento Comercial de Tiendas Caribe precisó que ese diseño fortalece el control interno, pues centraliza las mercancías para la distribución. Desde que los productos llegan a los almacenes y se facturan las cantidades, se equiparan al número de núcleos correspondientes.

Tiendas Caribe al desplegar ese esquema se vinculó con la otrora Dirección Estatal de Comercio (ahora Dirección
Provincial de Comercio) para obtener los registros de consumidores de las bodegas y núcleos que asumiría. Eso, también, condujo a un mayor control para evitar desvíos y acaparamiento de los productos.

La directiva aclaró que los ciclos no pueden enmarcase en un tiempo determinado, debido a que estos están en dependencia de la disponibilidad de surtidos y frecuencia de las entregas. No obstante, aseguró que se realiza un esfuerzo para que sean de un mes. Significó que los nuevos ciclos se declaran luego de que hayan comprado cada uno de los productos básicos más del 90 por ciento de los núcleos familiares.

Por su parte, el Gerente General de la sucursal de Gastronomía y Recreación de Cimex refirió que en los seis municipios de la capital donde él tiene responsabilidades el trabajo se ha organizado de conjunto con la Dirección Provincial de Comercio, el Gobierno y los trabajadores de las unidades.

«Hemos logrado elevar la satisfacción de los clientes. Todavía quedan dificultades, sobre todo por la actualización de la certificación (digitalización del proceso) por parte de los Gobiernos locales, asunto que debía resolverse antes de que finalice el mes», detalló.

Igualmente, estimó como una fortaleza que la corporación Cimex digitalice sus pedidos desde la distribución hasta el punto de venta, donde se vende directamente a los consumidores. Sostuvo que la buena comunicación entre todas las partes que implementan el sistema ha contribuido a mejorar los abastecimientos y que no quede nadie sin alimentos.

«Para no afectar a la población flotante que regularmente permanece en la capital, sobre todo médicos, maestros y otras personas que están prestando servicios, les pedimos que se certifiquen para que puedan tener sus libretillas, que aprueba la Dirección Provincial de Comercio», refirió.

Expresó que aún quedan fisuras, como dejar los productos para comprarlos el último día del mes. Explicó que la mercancía no puede quedarse 30 días en los establecimientos. Que cuando se declare que a una bodega le toca comprar asista la totalidad, siempre que pueda, pues las neveras son pequeñas y hay que estar rotando los productos refrigerados, por lo que en este proceso resulta importante definir por las autoridades competentes el período máximo para acumular los productos en las tiendas por cada uno de los ciclos.

«También es importante que los clientes sepan qué hay en las tiendas. La tablilla informativa de cada unidad debe especificarlo. La responsabilidad de que se ofrezca una información clara es del representante de comercio en cada unidad vinculada. Aunque se han creado grupos en las redes sociales para avisarse de los días de compra y las ofertas, no todo el mundo tiene acceso a ellas, ni celulares, sobre todo los ancianos», apuntó.

La población que asiste a las tiendas puede recibir información sobre este esquema a través de los números de teléfono (7831-5238 y 7831-0053), en horario de 8:30 am a 5:00 pm, de lunes a viernes. Foto: Abel Rojas Barallobre.

Un segundo ciclo mejor

Julio Martínez Roque, coordinador de programas del Gobierno en La Habana, valoró el primer ciclo del sistema de municipalización con vinculación como un momento que permitió adquirir experiencia. «Las dificultades que presentó, por ejemplo, Cimex ya han tenido una respuesta positiva tanto en la distribución como en las ventas», sostuvo.

Igualmente, detalló que Oficoda ha establecido una actualización de manera digital de los consumidores. Y puntualizó que hay un grupo de núcleos en La Habana que no tienen libreta de abastecimiento e implantaron para ellos una tarjeta de venta que también será incorporada a ese soporte digital, para que con control se pueda repartir de manera equitativa lo que se tiene.

Al referirse al segundo ciclo de venta, Martínez Roque refirió que este deviene camino para consolidar la organización y están seguros de que será mejor que el precedente. Añadió que están trabajando en la digitalización para entregársela a Cimex, que también aplicará un sistema informático de distribución y venta que permitirá una mayor eficacia en la vinculación entre tiendas y bodegas.

«Ahora contamos con los productos en la provincia para este ciclo. Solo Cimex tienen en falta detergente, pero con el resto de los productos comprometidos no hay problemas. Este ciclo se desenvuelve con mucha más preparación y está permitiendo se respire un clima de mayor tranquilidad en todos los escenarios donde se desarrolla y controla.

«Debemos afianzar mucho más la organización del proceso, específicamente con lo relativo a la Oficina de Registro al Consumidor, las tarjetas de ventas y todas las cuestiones que facilitan su desempeño», reconoció.

En el caso del per cápita establecido para este ciclo, que disminuye en tres productos (aceite, salchicha y picadillo) en relación con el anterior, Martínez Roque explicó que la decisión obedece a la disponibilidad de productos con que cuenta el país. De conjunto con las dos cadenas de tiendas y el Ministerio de Comercio Interior hicieron un análisis y en correspondencia a lo existente se establecieron esas cuotas.

«Si para el tercer ciclo hay mayor disponibilidad de productos se incrementarán otra vez; y si es similar a la actual, pues se mantiene. Si hay menos habrá que dar menos, pero siempre informarle a la población con claridad será una deber ineludible».

Desde diciembre se puso en práctica el nuevo sistema de distribución en La Habana que permite a la población comprar de manera controlada pollo, picadillo, aceite, salchichas, y detergente en los establecimientos de las cadenas de tiendas Caribe y Cimex. Foto: Abel Rojas Barallobre.

 

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