Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Vocabulario fílmico

Diciembre trae rumores fílmicos en los predios de la capital cubana a causa del legendario Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Aunque ya no se hacen largas colas para ver películas, aún se conserva la esencia y es posible que el Festival solo haya cambiado de lugar para mantener el protagonismo y las largas hileras compuestas por diversos públicos

Autor:

JAPE

Como de costumbre, diciembre trae rumores fílmicos en los predios de la capital cubana a causa del legendario Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Aunque ya no se hacen largas colas para ver películas, aún se conserva la esencia y es posible que el Festival solo haya cambiado de lugar para mantener el protagonismo y las largas hileras compuestas por diversos públicos.

Esto que acabo de decir lo he corroborado porque he visto y escuchado, en las diversas colas que a diario suceden en nuestra cotidianidad, como se conserva ese inconfundible vocabulario, propio del séptimo arte y que nuestro pueblo ha hecho suyo. Por ejemplo:

En el momento en que están sacando el pan en 12 y 23, una emperifollada y carismática pepilla le hace guiños al dependiente, y desde la esquina le gritan: «¡No te estés haciendo la de la peluquería, el maquillaje y la fotografía, y quítate del primer plano que aquí hay una cola!»

En la espera del P15, en la primera parada en la calle G, el chofer le dice a la multitud que se aglomera en la puerta: «Arriba, vayan montando uno a uno que voy a editar porque no cabe todo el mundo».

Cuando el dependiente sale y anuncia a la gente que ya el pollo se acabó, se siente una voz que riposta: «¡Oye, deja el truco y los efectos especiales que yo vi que bajaron cantidad de pollo!»

La multitud le señala al que recoge las libretas que prioriza a un hombre relativamente joven que se sostiene con un bastón: «¡No le recojas la libreta que ese tipo está filmando, él no es cojo na’!».

La cola no avanza desde hace horas y una mujer visiblemente indignada comenta a los que están a su alrededor: «¡Cómo va avanzar la cola, si la organizadora está metiendo 24 amistades por segundo!».

Un señor de poca estatura y complexión física, y con aires de intelectual, le guapea a un grandulón, de exageradas orejas, que quiere colarse en la venta del vino seco y del vinagre. Desde lejos le bafea: «¡Sal de ahí que te voy a meter un gaznatón por la oreja que se te va a borrar toda la banda sonora!».

Un hombre obeso y bien vestido ha sacado una caja llena de productos, de una oficina contigua al mercado y la deposita en su lujoso carro, descaradamente, ante una muy concurrida cola. Una señora comenta sobre el hecho y suelta una metáfora que sembró el silencio por unos segundos: «¡Si la cosa sigue así, aquí solo van a rodar unos pocos, y no son los realizadores precisamente!».

En la cola de los productos normados, los llamados combo sale un organizador y anuncia que se acabó el perrito y el aceite, y que se dará en el próximo ciclo. Un señor mayor simplemente comenta: «¡Yo te digo a ti, que esto es de película!».

Y yo no dudo que así sea, porque ya se ha dicho en múltiples ocasiones que la vida se parece al cine y viceversa… y no me refiero a la telenovela.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.