Educación ambiental a las nuevas generaciones. Autor: Cortesía de la fuente Publicado: 22/04/2025 | 08:53 pm
SANTIAGO DE CUBA.— Estudios ornitológicos con el empleo de la radiotelemetría realizados durante el último año por especialistas del Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (Bioeco), confirman a Cuba en la encrucijada de las rutas migratorias de aves en el continente.
Tal validación es parte de los primeros resultados que arroja la inserción del grupo de expertos orientales en la red global de radiotelemetría Motus, un sistema de torres receptoras de radiofrecuencia al que tributan individuos, organismos e instituciones en todo el mundo, y operado por la Organización no Gubernamental Birds Canadá, para el registro de los patrones de movimiento de la biodiversidad.
La potente plataforma basa sus protocolos en la disposición a reportar información de los diferentes puntos que la integran, y rastrea los movimientos de las especies, gracias a ejemplares a los que previamente se les ha colocado un pequeñísimo transmisor, lo cual permite monitorear toda la ruta de miles de kilómetros que recorren las aves durante sus migraciones.
«Gracias a esta tecnología, sencilla y altamente efectiva, pudimos seguir el derrotero, por ejemplo, de una bijirita común, marcada en primavera con un radiotransmisor y un código individual en la Quinta de los Molinos, La Habana; que luego fue detectada por nosotros antes de salir del país y en invierno fue localizada al Norte de Canadá. En apenas unos meses podemos constatar toda la ruta migratoria; conseguimos una data mucho más eficiente y se acorta el tiempo en que obtenemos los resultados», refirió el Doctor en Ciencias Freddy Rodríguez Santana, líder del grupo de expertos encargados de estas investigaciones en Bioeco.
Corredor y hábitat seguro
El reconocido ornitólogo precisó que los datos obtenidos tras la instalación de la estación de Bioeco, conocida como Diandra, en la sede del Instituto de Meteorología (Insmet) en Casablanca, son particularmente reveladores, y reafirman que el archipiélago cubano es el punto intermedio en el que dos veces al año (durante la primavera y el otoño) millones de aves descansan y se reabastecen de alimentos para sus largos vuelos migratorios entre el Norte y el Sur americanos.
Según el Doctor Rodríguez Santana, los datos históricos acumulados hasta ahora mediante técnicas como el anillamiento de aves, apuntaban a que la mayoría de estos organismos que vuelan sobre Cuba durante su migración provenían del este de Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, con ayuda de la red Motus se detectaron siete aves (de cuatro especies), dos de ellas procedentes de la costa del Pacífico, al oeste de Estados Unidos y Canadá, lo cual aporta nuevas luces al estudio de los patrones de movimiento de nuestras visitantes.
«Estos resultados corroboran que nuestro país funciona como corredor migratorio y entorno de refugio para estas aves; de manera que, si sabemos conservar los hábitats, pueden encontrar aquí el medio adecuado para pasar su temporada migratoria, que abarca todo el otoño y el invierno, o sencillamente utilizarnos como punto de enlace entre las dos grandes masas continentales», recalcó el experto.
El Doctor Freddy Rodríguez destacó las ventajas que, para llegar a estas conclusiones, aportó el empleo de una tecnología innovadora como la radiotelemetría, porque permite recabar mucha información en poco tiempo, con un ahorro logístico considerable.
Entre anillos y radiofrecuencias
La introducción de las bondades de la radiotelemetría optimiza y eleva a planos superiores la efectividad de las investigaciones realizadas por el Grupo de expertos orientales, quienes tienen entre sus hitos el liderazgo alcanzado durante 15 años de experiencias en el anillamiento de aves desde la estación Juan Cristóbal Gundlach, ubicada en la reserva ecológica Siboney-Justicí.
«Cada año, durante las dos décadas y media que celebraremos el próximo 17 de julio, nuestro grupo ha estado un mes y medio anillando de manera permanente en la estación Gundlach, y el análisis de la data conseguida como fruto de ese esfuerzo sostenido hoy nos permite exhibir los primeros resultados sobre las tendencias poblacionales de las aves endémicas, residentes y migratorias en el país», detalló el Doctor Rodríguez.
No obstante, el especialista significó que, si bien el anillamiento es una técnica válida para responder a interrogantes relacionadas con aspectos demográficos, obtener en otros países los datos de recaptura de las aves que anillan que permitan conocer exactamente la ruta seguida por los animales, implica contar con volúmenes de anillamiento que Cuba actualmente no posee. De ahí la importancia de complementar la técnica con otros métodos de estudio, como la radiotelemetría.
La estación Diandra, que en estos momentos opera el Grupo de Ornitología de Bioeco, es la primera de una red Motus que se fomenta en el Corredor Biológico del Caribe (CBC), iniciativa gubernametal que desde hace más de 15 años junta empeños en pos de la conservación de la biodiversidad en el Caribe insular; de conjunto con Birds Canadá y en feliz alianza con el Insmet de Cuba.
Encuentro cercano con las rapaces
Los logros alcanzados por el colectivo de científicos de Bioeco son igualmente aval e incentivo para el impulso a otras de sus líneas de investigación fundamentales: el estudio de las migraciones de las aves rapaces.
Por eso, y como un relevante suceso en la antesala de sus 15, han convocado desde el 30 de abril y hasta el 7 de mayo a un curso de identificación y manejo de rapaces tropicales.
«Tenemos el honor de auspiciar este entrenamiento, de conjunto con la Fundación Peregrino (Peregrim Foundation, de Estados Unidos, una de las instituciones más influyentes en el mundo en materia de conservación de aves rapaces), al cual atribuimos gran importancia, pues contribuirá a la preparación de biólogos, técnicos de área y especialistas, no solo para que sean capaces de identificar este tipo de aves, sino de emprender estudios de rapaces cubanas amenazadas, como la búsqueda del gavilán caguarero, una joya de la ornitología cubana, hoy en peligro crítico de extinción», explicó Rodríguez Santana.
Así, con la pasión por lo que hacen como principal herramienta, avanza el grupo de ornitólogos de Bioeco, que también puede contar entre sus logros la sistemática labor de capacitación de anilladores, y que ha acercado el conocimiento sobre las aves a personas de cualquier edad, sobre todo los jóvenes, aún sin ser especialistas de las ciencias naturales; así como el intenso trabajo de educación ambiental con niños y adolescentes, que mirando tanto al cielo como al relevo, ha puesto alas a la ciencia en este lado cubano.