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La literatura, con luz propia

La presente edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana está siendo un evento ideal para colmar sitios y horarios, para que el público se acerque a la cultura y educación, ya sea de forma física o virtual

 

Autor:

Emilio L. Herrera Villa

Un breve repaso de las primeras jornadas de la 30ma. Feria Internacional del Libro de La Habana proporcionan una innegable confirmación contra cualquier escepticismo. Democratizar el libre acceso al libro y sus autores es abrir senda al conocimiento, acercar fronteras, trasmitir pasiones, tener respuestas, incluso para preguntas que no tenían ninguna.

La presente edición está siendo un evento ideal para colmar sitios y horarios, para que el público se acerque a la cultura y educación, ya sea de forma física o virtual. La Feria es un espacio pedagógico. Libera la mente y atrae a las personas al increíble mundo de la lectura y sus principales creadores.

La propuesta de México, digno invitado de honor, ha estrechado los lazos históricos entre ambos pueblos, alcanzando al lector nacional miles de textos y más de 50 presentaciones que potencian el intercambio, la entrega de donaciones de libros y las ventas de ejemplares.

El Fondo de Cultura Económica de México comenzó sus actividades en el Museo Casa Benito Juárez, proponiendo cerca de 20 títulos de las más variadas temáticas que incluyen divulgación científica, historia, novela, ensayo político, y otros.

El pabellón infantil —sobre todo en el recinto ferial de la Cabaña— continúa siendo ese escenario promotor de lectura y crecimiento individual y colectivo que todos esperábamos. El público infanto-juvenil ha podido disfrutar de diversas ofertas y esperadas presentaciones como los libros del colectivo de la revista Zunzún dedicados al país invitado, que acercan aspectos de la historia, el patrimonio cultural, la flora, fauna y demás maravillas de México, y la presentación de El gran libro de Chamaquili, de Alexis Díaz Pimienta.

Asimismo, funcionan por toda la capital otras subsedes que promueven el contacto directo con los libros y la creación de situaciones lúdicas y pedagógicas con los lectores. Entre los espacios más importantes encontramos las salas José Antonio Portuondo (Palacio del Segundo Cabo), Alejo Carpentier (Palacio de los Capitanes Generales) y Lezama Lima (Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana).

Durante la jornada de ayer se efectuó la ceremonia de entrega del Premio Nacional de Literatura 2021 al escritor Julio Travieso Serrano. En cercana entrevista ofrecida a JR, el escritor aseguró que su obra es una mezcla de emociones, observaciones y fundamentalmente inspiración. «Quien no tenga imaginación que se retire (…) lo principal es invitar al lector a la reflexión, sobre la vida y sobre las situaciones en que vive, vivió o vivirá». 

Morro Cabañas. Foto:Abel Rojas Barallobre

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