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Una certeza frente a los malentendidos

La 17ma. edición de la gran fiesta del séptimo arte en la Villa Blanca celebra los 20 años del empeño fundado por Humberto Solás con su habitual despliegue cultural

 

Autor:

Sergio Félix González Murguía

Han pasado 20 años desde aquel abril de 2003 en que la primera edición del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara, promovido por el cineasta cubano Humberto Solás, sentara las bases para un tiempo novedoso en los vínculos entre creadores y audiencias de  la Mayor de las Antillas, con el apacible pueblo pesquero como pretexto.

Dos años antes de la creación de ese nuevo espacio, el director de obras como Miel para Oshún (2001) y El Siglo de las luces (1993) compartía su Manifiesto del cine pobre, texto que marcaría la línea conceptual del trabajo por venir. «Aclaremos los malentendidos. Cine pobre no quiere decir cine carente de ideas o de calidad artística, sino que se refiere a un cine de restringida economía que se ejecuta tanto en los países de menos desarrollo o periféricos, así como también en el seno de las sociedades rectoras a nivel económico-cultural, ya sea dentro de programas de producción oficiales, ya sea a través del cine independiente o alternativo», sentenciaba.

Ese cine de restringida economía ha encontrado mejores asideros en los tiempos recientes, gracias al auge de las tecnologías que permiten hacer productos con presupuestos más ligeros. Se trata de proyectos que reconocen en Gibara un espacio válido de difusión y promoción, cuya prueba está en las más de 30 películas que conforman el catálogo este año.

Así, el 17mo. Festival Internacional de Cine (FIC) de Gibara llega, del 1ro. al 5 agosto, con ese propósito resiliente, joven e infatigable de seguir avanzando en el sueño de democratizar el acceso a las obras de cineastas con distintas visiones de la realidad. Y hay tanto que celebrar, pues 20 años dan para mucho.

El cine Jibá vuelve a vestirse de gala para irradiar la maravilla por cada calle, parque, plaza y rincón del pueblo holguinero que espera con ansias, cada año, la llegada de su Festival. En esta oportunidad, el evento viene cargado de novedades, empezando por el estreno de su página web (www.ficgibara.icaic.cu); una vitrina para mostrar detalles de la programación, el catálogo de las obras y otras informaciones de interés.

Entre los contenidos que por estos días se promocionan en dicho sitio, se pueden consultar declaraciones de miembros del comité organizador como Aldo Benvenuto Solás, quien ha vivido cada cambio, cada tramo del recorrido de estos 20 años de trabajo. «Hoy todos tienen que hablar del Festival de Gibara, una plataforma para el cine digital, para ese cine que no tiene una distribución sólida. Unos lo conocen como Cine Pobre, otros como FIC Gibara, pero al final es el mismo evento que creó Humberto hace 20 años. Nos toca continuar su obra y seguir explorando las vías para expandir su infraestructura», comenta.

Tras el fallecimiento de Humberto Solás, la dirección general del evento recayó en uno de sus más fieles y convencidos colaboradores: el actor Jorge Perugorría. Su labor ahora es asumida por Sergio Benvenuto Solás, quien lidera un proyecto familiar, protector del legado Solás enfocado en este Festival, que ha contado con el apoyo del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y, por supuesto, con las voluntades de los gibareños.

En tal propósito también ha sido indispensable la confianza de los creadores, aglutinados y motivados inicialmente por Solás y el anhelo democratizador de su Manifiesto del cine pobre, que aún convoca. En su devenir son incontables los rostros de figuras conocidas y anónimas que cada año se pasean por la Villa Blanca. Por ello el Festival ha querido reconocer en esta edición con su máximo galardón honorífico, el Lucía de Honor, a tres de esos profesionales: el actor Luis Alberto García, la vestuarista Violeta Cooper y Jorge Perugorría, quien además será nombrado Presidente de Honor del Festival Internacional de Cine de Gibara, por su encomiable labor al frente de ediciones anteriores.

El plato fuerte de una Gran Fiesta Cultural

Obras documentales y de ficción, entre largometrajes y cortos, forman parte de la selección oficial que jurados especializados deberán valorar en estos días en que las miradas de distintas latitudes confluyen en un misma localidad. El encargado de dejar inaugurado esta nueva edición del FIC Gibara fue el filme suizo Foudre, de Carmen Jaquier.

La cinta, que narra la historia de una joven que lucha por su derecho a vivir su vida en un pueblo con normas muy estrictas, es la abanderada de un evento que pone en el centro temas tan sensibles para los públicos como la violencia de género, el respeto entre las personas y el derribo de estereotipos sociales.

Así, llegan obras como El mundo de Nelsito, de Fernando Pérez, y Bajo un sol poderoso, de Kike Álvarez, así como La espera, de Daniel Ross, que aborda la soledad, la rutina y el paso del tiempo, obra galardonada como mejor película de drama en la más reciente edición del Cannes World Film Festival. La mexicana Huesera, de Michelle Garza, la coproducción franco-marroquí Haut et fort, de Nabil Ayouch, las francesa Petite Nature, de Samuel Theis, la española 20 000 especies de abejas, de Estibaliz Urresola o la italiana Welcome Venecia, de Andrea Segre, son algunas de las que completan la selección de largometrajes de ficción que ya han tenido un recorrido previo por festivales como el de Cannes y Málaga.

El mundo de Nelsito, de Fernando Pérez, una de las obras del certamen.

Para deleite del público también se exhibirán cortometrajes de ficción como los cubanos Blank (Daniel Santoyo), Gemini (Orlando Mora), El aniversario (Patricia Ramos) y Patadas (Pablo Massip). Asimismo se proyectarán cortos extranjeros como los españoles París 70 y El viaje, el colombiano Vienen las grietas, o el brasileño Abecé.

En la sección documental, destacan obras como Virgilio desde el gabinete azul, de Raydel Araoz, Retorno, de Blanca Rosa Blanco, así como Benedetti: 60 años con Luz, del uruguayo Andrés Varela o Kafé negro: una historia de migración, del haitiano Mario L. Delatour. Imperdible resulta el apartado de animación con diez materiales, donde resalta La Súper, del cubano Ernesto Piña, y otras obras que muestran el quehacer animado de países como Colombia, Bélgica, Panamá, Brasil y, por supuesto, la cosecha nacional.

Entre las presentaciones especiales, el estreno mundial de Línea roja, del cubano Alejandro Gil, así como la exhibición del documental Silvio Rodríguez: mi primera tarea. Además, esta edición será un momento propicio para homenajear la obra de la cineasta Sara Gómez, con una selección de sus producciones, donde destaca la cinta De cierta manera (1977).

El cine, una vez más, convoca por estos días a disfrutar de una gran fiesta de las artes en Gibara, donde se suman la música, las artes plásticas, el teatro y demás voluntades artísticas allí, en un pueblo costero del oriente cubano que no se cansa de celebrar la nobleza y los pies sobre la tierra del séptimo arte.

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