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La hora azul, en el Festival

Un documental que rinde tributo al centenario de Servando Cabrera Moreno se exhibirá el próximo viernes, a las 3:00 p.m., en el cine Acapulco

Autor:

Sergio Félix González Murguía

El 28 de mayo de 1923 nació, en el número 105 de la habanera calle Obispo, Servando Miguel Justo Jesús Cabrera Moreno Sánchez Alcázar. Aquel niño demostró un temprano interés por la pintura, hasta que en 1936 comenzó sus estudios en la Academia de San Alejandro, de donde salió un artista que, obra a obra, se hizo inmenso en la historia de las artes plásticas y la cultura cubana. El tiempo ha sido testigo.

La hora azul, del realizador Claudio Peláez Sordo, es la propuesta que llega al 44to. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano para acercar a los espectadores a la obra y curiosidades de la vida de Servando Cabrera Moreno, en el año del centenario de su natalicio.

La producción, con una duración de 55 minutos, forma parte del apartado de exhibición Latinoamérica en perspectiva y será proyectada el viernes, a las 3:00 p.m., en el cine Acapulco. La audiencia tendrá así la oportunidad de acceder a testimonios valiosos de artistas, escritores e intelectuales cubanos sobre distintas facetas artísticas y personales del legendario creador.

«Yo de Servando lo recuerdo todo, porque era un ser excepcional», asegura ante la cámara la investigadora y etnógrafa Natalia Bolívar (1913-2023). Para Reynaldo González, premio nacional de Literatura 2003, «la Revolución sorprende a Servando, como sorprende a mucha gente. Él siente la necesidad de cambiar constantemente».

También aparece el testimonio de Graziella Pogolotti, quien afirma que «Servando surge como un artista absolutamente independiente. No se remitía a una continuidad del arte y por eso es un paseante solitario». Asimismo, para el escultor y premio nacional de Artes Plásticas 2008, José Ramón Villa Soberón, «hoy todavía hablamos de Servando, por la obra de Servando. El artista Roberto Fabelo califica a Cabrera Moreno como un adelantado a su tiempo. Son apenas algunos criterios que aparecen en el tráiler del documental y que se suman a otros de coleccionistas y especialistas en su obra, como la curadora Rosemary Rodríguez Cruz.

Se trata de un concierto de voces guionizado por Neida Peñalver y Nivaldo Carbonell, director de la Fundación Los Carbonell, productora del material.

No es casual que esta institución asumiera la producción del documental que dirige Claudio Peláez, pues se trata de una institución que atesora 130 obras de Cabrera Moreno, las cuales cubren todas sus etapas creativas. «Entre los temas que abordan, prevalece el erotismo y el homoerotismo, temática central de sus últimos años de trabajo. No obstante, la colección también atesora piezas únicas de su momento dedicado a la abstracción en los años 50, así como creaciones insignes de su etapa académica y de la expresionista. Por otro lado, la Fundación aúna un extenso conjunto de fotografías familiares del artista, objetos personales, recortes de periódicos y catálogos de sus exposiciones, así como parte de sus dibujos infantiles», refiere Teresa Toranzo Castillo, curadora de una gran exposición que entre junio y septiembre pasado festejó el centenario, como parte de las actividades de celebración en las que también se inscribe este documental que se exhibirá durante el festival de cine.

La memoria de los borrados se expuso en la sala transitoria del tercer piso del edificio de arte cubano del Museo Nacional de Bellas Artes, con el apoyo
de la institución museable, el Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno y la Fundación Los Carbonell.

En aquella oportunidad se le dedicó un coloquio a la obra del artista y se estrenó La hora azul. Ahora surge una nueva oportunidad para volver a mirar a un artista amplio, original y libre, como se demostró en esa sorprendente muestra de La memoria de los borrados. Se suma así el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano al homenaje al multifacético creador, un conocimiento vital para las nuevas generaciones.

Son muy sabias las ideas de Toranzo Castillo al concluir en sus palabras de la exposición que, «aun cuando la pintura de Cabrera Moreno no ha logrado insertarse a nivel internacional de la manera en que él lo requiere, podemos decir que no solo celebramos el centenario de este artista. También celebramos por los nuevos tiempos, por el desprejuicio conquistado, porque de muchas maneras Servando está con nosotros, con varias generaciones de creadores cubanos seguidores de su legado. Su vida y obra vienen a confirmarnos que él solamente clasifica en la memoria de los presentes, de los que nunca han sido borrados».

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