Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Contra el reloj

Autor:

Juventud Rebelde

CARTAGENA DE INDIAS, 14 de julio de 2006

Amigos rebeldes:

Estas son nuestras primeras líneas desde esta ciudad de embrujos, fragmentada mágicamente en dos mitades: la ciudad vieja (rodeada de fortines y murallas coloniales que en algunos lugares alcanzan hasta 12 metros de ancho) y la nueva, donde es más notable la modernidad pero no en demasía.

Si nos pidieran una frase diríamos que la urbe es una longeva-joven, esplendorosa en toda su extensión, que se nos antoja una diva frente al espejo del mar Caribe.

Escribimos con un calor cercano a los 35 grados, en un pasillo del hotel Barlovento, la sede de la prensa cubana, a 25 minutos de camino —si no hay mucho tráfico— del recinto donde los casi 600 deportistas cubanos se hospedan y remueven recuerdos de hazañas pasadas como aquella de Ana Fidelia, cuando en Ponce, en noviembre de 1993, ganó la plata, apenas unos meses después de un grave accidente doméstico.

Puedo contarles, apuradamente, que hicimos un vuelo rápido y tranquilo, de dos horas, al lado de los atletas de béisbol, gimnasia rítmica y ciclismo. Viajamos, además, al lado del presidente del INDER, Christian Jiménez, y de José Ramón Fernández, presidente del Comité Olímpico Cubano. Ambos fueron asiento por asiento a saludar a cada uno de los pasajeros.

Nos esperaron, sonrientes, al pie de la escalerilla de la nave, Ángel Iglesias y Alberto Juantorena, vicepresidentes del organismo deportivo.

Uno de nuestros acompañantes, el debutante en la selección de béisbol Alexander Mayeta, se reía ante una pregunta nuestra: «No siento ninguna presión», decía, al tiempo que nos narraba sus comienzos en el mundo de los strikes, hace 22 años.

El hotel que nos sirve de «cuartel general» se ubica en la llamada ciudad nueva, tiene 52 habitaciones, incluyendo cuatro suites; y en él recibimos muestras de general cariño y simpatía en cada rincón.

La víspera los periodistas de JR vivimos dos episodios graciosos. El primero aconteció en el aeropuerto de La Habana, antes de la partida, cuando una señora de unos 60 años, al parecer confundiéndonos con integrantes del equipo de béisbol, se nos acercó para exclamarnos: «¡Felicidades! ¡Y que ganen, caramba!».

El segundo tuvo lugar aquí. Bernarda, la conductora que nos trajo amablemente hasta el hotel, nos dio saludo con un: «¡Bienvenidos al calor cartagenero!. Y seguidamente remató: «Voy a tratar que se enfríen porque de lo contrario se vuelven cubetones».

Sorprendidos, le preguntamos por el neologismo idiomático para nosotros. Y ella explicó entre risas, en prueba de su humor caribeño: «Cubetón es aquel al que el calor convierte en impotente».

Hoy, en la calle, hemos comprobado que existe mucha expectación por los Juegos, «que enriquecerán espiritualmente a la ciudad», al decir de Bernarda. La curiosidad es mayor porque la entrada a las instalaciones será gratuita, aunque los boletos se repartirán dirigidamente.

Mañana, quizá, podamos estrechar la mano de los atletas de los otros 31 países que participan aquí junto a Cuba en esta fiesta.

Un abrazo

Osviel Castro Medel

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