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El C2 tiene espacio para tres

El calendario competitivo de 2017 estuvo a la altura de las expectativas de Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge, de retornar al podio de los certámenes universales, pues desde 2007 el C2 (canoa de dos tripulantes)  a 1 000 metros no lograba preseas a este nivel 

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Peter Kretschmer es un canoísta alemán de 25 años.  Su primer resultado de élite lo obtuvo durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde fue titular como integrante del C2 (canoa de dos tripulantes) a 1 000 metros. De campeonatos mundiales archiva tres preseas: dos de oro y una de bronce, y precisamente su última corona la alcanzó el pasado año como tripulante de la C2 a un kilómetro en la justa universal celebrada en la localidad checa de Racice, donde vio cruzar en el segundo sitio a la dupla cubana de Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge. 

A finales del pasado año, Kretschmer visitó a sus amigos Torres y Jorge por primera vez en el cuartel de entrenamiento de ambos, la pista acuática José Smith Comas, conocida como La Coronela, ubicada al oeste de La Habana. El atleta teutón le comentó a Serguey que el centro de preparación estaba muy bueno, pero que necesitaba estar completamente funcional, objetivo para el que directivos del Inder y otras instituciones trabajan desde hace meses.

Basta analizar dos veces el video de la final del Campeonato Mundial de Canotaje en la que Peter, en compañía de Yul Oeltze, cruzan primeros, para apreciar que los antillanos cometieron un error en los instantes finales que les costó la corona. Sin embargo, el metal plateado obtenido en suelo checo fue un premio más en una bolsa bien prolífica lograda en 2017 por ambos, que incluyó otro segundo puesto universal del espirituano Torres —en el C1 a 5 000 metros—, junto a dos coronas e igual número de segundos lugares en copas del mundo.

Esos brillantes rendimientos en certámenes de primer nivel les permitieron recibir menciones especiales cuando fueron anunciados los mejores deportistas del año en Cuba. Sin embargo, esa decisión no fue totalmente del agrado de los piragüistas, pues al decir de Serguey, «una de las cosas más importante por las que lucha un deportista es por el reconocimiento social, y creo que esta vez se nos negó de una manera injusta».

En tanto, el cienfueguero Dayán, al referirse a su ausencia y la de su compañero de la lista de los diez mejores atletas cubanos del pasado año, precisó que la forma de seleccionar a los más destacados no fue la más idónea y sintió que sus preseas en eventos de gran calidad valieron poco.

En la proa un capitán treintañero

El calendario competitivo de 2017 estuvo a la altura de las expectativas de Torres y Fernando, de retornar al podio de los certámenes universales, pues desde 2007 el C2 a 1 000 metros no lograba preseas a este nivel y era una deuda con la afición de este deporte en nuestro país.

La justa ecuménica desarrollada en la República Checa marcó una pauta en la carrera deportiva de Torres, pues según declaró a nuestro diario, logró desahogar esas ansias que tenía de volver a pararse en un podio. En varias ocasiones conversa con su entrenador Yosniel Domínguez y le dice que ganar medallas resulta extremadamente atractivo.

El yayabero es uno de los más indicados para hablar sobre medallas en campeonatos del orbe absoluto, pues es el segundo máximo acumulador en la historia de este deporte en la Isla, al archivar un total de siete, cuatro subtítulos y tres bronces, además de ocho cetros, seis platas y par de terceros lugares en copas del mundo. El único que lo aventaja es el camagüeyano Ibrahim Rojas, también miembro del C2 y dueño de ocho metales en lides universales, repartidos en tres doradas, dos segundos puestos y un trío de bronces.

A sus 31 años, Serguey se siente dichoso de contar con un compañero de bote tan talentoso como Fernando Dayán, quien se comportó de acuerdo con las exigencias en el Mundial pasado. «Pagamos bien caro el error en ese evento, pero estoy más que seguro de que fisiológicamente fuimos los mejores de la competencia. Este ciclo olímpico recién comienza y nuestro principal objetivo es Tokio 2020; así que más que la pérdida del título, debemos sacar experiencia de lo que nos pasó», asegura el curtido atleta.

Para la actual temporada la agenda competitiva de ambos canoístas está bien cargada, debido a que concursarán en las dos primeras paradas de la Copa del Mundo, en Hungría y Alemania, respectivamente, para intentar llegar en una forma deportiva envidiable a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia, donde lucharán por las dos coronas disponibles para la canoa masculina, en el C1 y el C2 a 1 000 metros. 

Después de la cita regional animarán el Campeonato Mundial en las aguas de Montemor-o-Velho, Portugal, y por último asistirán al Clasificatorio Panamericano en Curitiba, Brasil.

El empuje de un casi veinteañero

Dos años y tres meses han pasado desde que el cienfueguero Fernando Dayán Jorge Enríquez comenzara a hacer dupla con Serguey. Según cuenta el sureño, al principio era un poco complejo porque era casi un adolescente, pero siempre la relación entre ambos ha sido muy estrecha, con el más experimentado asesorando en todo al más bisoño. «Parecemos hermanos en vez de amigos, siempre andamos juntos, nos contamos nuestros problemas, cuando tenemos una mala regata nos sentamos a conversar como un equipo, nunca nos ponemos bravos», asegura Fernando.

El binomio alcanzó en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro el sexto puesto, que se quedó por debajo de los propios pronósticos ofrecidos por ellos. Afirma el canoísta de 19 años que en aquel momento era muy joven y da por descontado que con la madurez que tiene hoy, el resultado final en la cita estival carioca hubiese arrojado una realidad muy diferente, pues ya «no tengo que darme el golpe para aprender; de los errores he aprendido mucho y ahí han estado las enseñanzas de mi compañero».

Su progresión ha sido notoria en poco tiempo. Serguey y su entrenador dan crédito de eso, mientras que el joven atleta comenta que al principio Torres le exigía mucho en los entrenamientos y en las competiciones oficiales, pero él siempre ha sido un hombre de metas grandes, por eso ahora las cosas han cambiado y en la actualidad «soy yo el que le exige para que él no se duerma y entonces tenemos gran rivalidad en el C1, unas veces gano yo y otras él».

A propósito de sus andanzas en el C1, JR lo interrogó sobre una posible especialización en esa modalidad. «Este año tengo pensado competir en el C1 a 1000 metros en los Juegos Centroamericanos; creo que es una distancia que ya puedo ir asumiendo. De todas formas hay un equipo fuerte que tiene mucho potencial, pero pronto se van a hacer las eliminatorias para cubrir esa distancia.

El tercer tripulante

Yosniel Domínguez le ha dedicado la mayor parte de su vida a la canoa. Desde hace algunos años el artemiseño es el entrenador principal de la selección nacional de canotaje y un estratega que siempre ha estado muy atento por que el C2, bote insignia del piragüismo cubano, no se aleje de sus mejores resultados históricos.

Asegura que los podios obtenidos durante el pasado año por sus principales pupilos fueron muy positivos para las perspectivas de este deporte en la arena internacional, pues es una embarcación con pocos años de experiencia conjunta, ya que se formó a partir del inesperado rendimiento en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015,  en los que Serguey y José Carlos Bulnes quedaron en bronce.

«Después de ese evento comenzamos un serio trabajo con ellos, que pasó por su primera gran competición en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en los que fueron sextos, y tuvo su último gran momento con la plata mundial en República Checa. En esa lid estuvieron ansiosos desde el primer día, centrados en volver a conseguir otra medalla para Cuba a ese nivel, y pudieron haber logrado el oro incluso, pues remaron muy estables toda la regata, pero cuando faltaban cinco metros aproximadamente se sintieron campeones, se confiaron, y allí perdieron el título.

«Ellos hacen una combinación muy buena sobre la canoa, diría que uno es el timón y el otro es el motor. Serguey, a pesar de sus 31 años, conserva una entereza deportiva asombrosa, hace poco hicimos unos controles y registró récord nacional, lo que demuestra que puede seguir mejorando. Dayán es un muchacho muy disciplinado, con tremendo potencial, que a sus 19 años ha derrotado a Torres en el Campeonato Nacional», declaró.

La dupla cubana lleva más de dos años junta. Foto: Roberto Morejón

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