Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un hombre hecho para los golpes olímpicos

Arlen López se convirtió en el décimo pugilista cubano con al menos dos cetros en citas bajo los cinco aros

Autor:

Norland Rosendo

TOKIO.― El cubano Arlen López confirmó su linaje olímpico en un peso donde reinó hace cinco años Julio César La Cruz (81 Kg), otro que el día seis buscará también el bicampeonato en la división inmediata superior, y se convirtió en el décimo pugilista cubano con al menos dos cetros en citas bajo los cinco aros.

Pese a que sus últimos años no habían sido los mejores, pues incluso estuvo fuera del podio en los dos últimos mundiales y tampoco se mostró tan contundente en sus primeras salidas aquí, el muchacho de Guantánamo despejó dudas en el duelo por el oro, ante un rival británico que no pudo lucir el abolengo de su bronce universal en 2019.

Se mostró muy superior a Benjamin Whittaker en todas las distancias, a pesar de que las extremidades de este eran más largas, pero no supo hacer con ellas algo que convenciera a los jueces, excepto a uno que, al parecer, se quedó dormido mientras Arlen ofrecía su concierto entre las cuerdas.

En cada golpe del púgil insular iban también los puños de Cuba y, sobre todo, de su gente en Guantánamo, según confesó después, con su medalla en el pecho y tanta lucidez en las respuestas como en el ring.

«Sentí presión, este es el evento más importante del deporte mundial y yo venía por mi segundo oro. Para lograrlo debía demostrar asalto por asalto que yo era el campeón.

«Se dio la pelea como la planificamos, pero salí a disfrutarla, como me dijo el sicólogo. La preparación del equipo había sido muy buena para estos Juegos y yo tenía que demostrar que no fallo, ni fallaré, en Olimpiadas».

Arlen se mueve con soltura ante las pocas preguntas que dejaron hacer a los reporteros de la prensa impresa en la zona mixta. Dedicó su presea también a quienes dudaron de que volviera a lucir semejante metal en su pecho.

«Esta medalla es especialmente para Cuba, la gente de Guantánamo, y para mi familia, a quienes sentí conmigo en el ring todo el tiempo. Fue como si escuchara sus gritos, sus swings en el aire frente al televisor».

De sus dos títulos olímpicos, este tiene, según sus palabras, unas onzas más de valor, «porque llegué de cero, no era campeón mundial, es una división nueva para mí, pero nunca me faltó la confianza y la seguridad sin menospreciar a los adversarios. Aunque los dos, dijo, se ganaron con mucho sacrificio.

«Vine a Tokio a cantar el Himno Nacional durante la premiación de los 81 kilos y lo cumplí», remató ante los micrófonos el joven de 28 años que desde ya mira hacia el ring de París 2024. 

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