Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El pequeño capitán cubano

De estatura pequeña, excelente brazo y muchas habilidades para jugar, Edgar sueña con brillar en la ya cercana Serie mundial

Autor:

Osviel Castro Medel

Williamsport, Estados Unidos.— Hace un año muchos lo vimos llorar en el beisbolito Manuel Alarcón Reina, de Bayamo. Su equipo había perdido la final de las Pequeñas Ligas contra Santa Clara y él, como otros jugadores, estaba desconsolado.

Doce meses después, en la propia instalación deportiva, en otra final del evento, Edgar Torres Caballero volvería a soltar lágrimas, aunque esa última vez serían de emoción. Entonces protagonizó desde el box un relevo espectacular con bases llenas y un solo out contra Habana del Este, y salvó a Bayamo de una derrota inminente; luego conectó el batazo decisivo del partido (triple), para provocar un sano frenesí en la afición  reunida en el estadio, incluyendo a su familia.

Allí se encontraban su madre (Keneli), padre (Ricardo), padrastro (Yosvani), abuela (Carmen), tía (Kety), su primo (Gean), y hasta su hermanita de un mes de nacida (Kimberly), cargada en brazos, en medio de la multitud.

«Yo estaba muy nervioso, pero me salieron bien las cosas. Felicidades a mis compañeros, al fin lo logramos», me dijo con humildad Edgar después de aquel encuentro que le dio el título a Bayamo en el duelo conclusivo de las Pequeñas Ligas.

No resultó casual que, por sus resultados, lo eligieran el más valioso de la final, aunque él no le dio demasiada importancia a esa elección porque su mayor deseo era ganar el campeonato.

Hoy, este niño nacido el 23 de diciembre de 2010 es uno de los principales jugadores de la selección que representa a Bayamo y a Cuba en la Serie mundial de las Pequeñas Ligas,  prevista del 16 al 27 de agosto en esta ciudad del estado de Pensilvania.

«Vamos a luchar, a hacer las cosas bien, como nos exige nuestro profe Vladimir (se refiere a Vladimir Vargas, director del equipo). Es muy lindo ponerse el traje del equipo Cuba», comenta.

Edgar es el torpedero regular y capitán de los bayameses, quienes han generado inmensa expectación en estas tierras.

Ahora mismo, al repasar su historia, no olvida a los profesores que lo iniciaron, a los siete abriles, en el apasionante mundo del béisbol, en el combinado bayamés Ramiro Tamayo. «Se llaman Rolando y Reinier, después tuve otros entrenadores muy buenos, el año pasado empecé con Vladimir Vargas, él me ha enseñado mucho», dice.

De estatura pequeña, excelente brazo y muchas habilidades para jugar, Edgar sueña con brillar en la ya cercana Serie mundial, convertirse en un torpedero de excelencia y llegar bien lejos en la pelota.

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