El ilustre santiaguero conquistó oro en el Meeting Internacional de Málaga en Junio último Autor: Tomada de su perfil en Instagram Publicado: 05/07/2025 | 09:13 pm
Julio de 2023. Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador. Final del salto largo. Desde esa fecha, las pistas de atletismo en el mundo no volvieron a ver al santiaguero Maykel Massó. Un resbalón al pisar la tabla, justo cuando se disponía a elevarse hasta el cielo en su primer evento de este tipo, cambió su destino en un instante y lo bajó al momento más duro de su vida como atleta: una ruptura del tendón rotuliano derecho, según los especialistas. Una grave lesión en la rodilla que puso en duda su carrera y su futuro deportivo.
Por aquel entonces, el santiaguero tenía 24 años, con un futuro por delante y una historia por continuar, que había comenzado cuando se proclamó monarca mundial sub-18, en 2015, y sub-20, en 2016, subcampeón iberoamericano en el 2022 y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio, celebrados en 2021. Resultados que vinieron acompañados de marcas mundiales inscritas en la historia del salto de longitud.
Massó confiesa que el Mundial de 2015 es muy especial en su vida, tanto por el momento en que llegó como por su connotación: «Nunca un cubano había ganado en un evento así y tuve la dicha de ser el primero que se alzó como campeón de cadetes en la especialidad. Hice un salto de 8.05 metros en el evento, igual a la que logré en la Copa Cuba este año, que constituyó un récord para los campeonatos mundiales de esta categoría».
Dos años después, en 2017, su rendimiento continuaba en ascenso y se consideraba una de las grandes promesas del atletismo cubano. Tal aseveración la confirmó ese año al conseguir el récord nacional sub-20 —vigente hasta hace unos días cuando lo rompió su compañero Jorge Odelín Rodríguez— con un salto de gigante: ¡8.33 m en la medición!
Su mejor resultado aún estaba por llegar. Para el santiaguero, la felicidad que sintió por la medalla de bronce olímpica de Tokio (2020) fue inigualable y reconoce que le costó bastante aterrizar y creerse que había logrado esa meta: «Todavía sueño con ser campeón olímpico, aunque valoro mucho el bronce porque soy consciente que detrás de los grandes resultados, siempre hay mucho sacrificio, dedicación y tiempo lejos de la familia y los amigos».
Sin embargo, la vida está llena de obstáculos y tropiezos que nos ponen a prueba. En una etapa de crecimiento y hazañas en su carrera, llegó aquella fatídica lesión de la rodilla. Durante dos años, el cuerpo y la mente de Maykel resistieron un intenso proceso de rehabilitación: una cirugía, trote en el terreno, entrenamientos en la playa, tratamiento sicológico, actividades físicas para fortalecer el tono muscular y más. Demasiado para cualquier mortal.
Por eso, la Copa Cuba de 2025 fue para Massó un premio a la constancia y un instante de reencuentro consigo mismo, con ese joven prometedor y competitivo que deseaba seguir los pasos del legendario Iván Pedroso en esta disciplina. Si se le pregunta sobre sus ejemplos en su especialidad deportiva, afirma contundentemente: «Iván Pedroso y Jaime Jefferson son mis dos grandes ídolos en el salto». Pero Maykel, tras su regreso a la acción, anhela acercarse a lo exitoso del palmarés de sus referentes.
Maykel «Ave Fénix» Massó
Tras dos vueltas al sol llenas de incertidumbre para Massó, el 7 de junio de 2025 llegó la recompensa. El resurgimiento. Caía la tarde habanera en el Estadio Panamericano. Cerca de la arena, donde sueñan los saltadores, se sentaba en espera de su turno, junto al resto de los contrincantes. «¡Maykel, Maykel!», rugía la grada a la par de las palmas del santiaguero cada vez que se asomaba a la pista. El tiempo alejado de las competencias oficiales, la incertidumbre sobre su forma física, la presión y la ansiedad por recuperar su nivel, se presentaban como rivales adicionales para él en la Copa Cuba.
Sin embargo, Massó superó las expectativas y a todos los adversarios posibles. Esa tarde el triunfo era suyo. «Me sentí bien. En el primer salto tuve un poco de nervios porque fueron dos años sin competir, como quiera que sea eso está en tu cabeza. A medida que avanzaba el evento, me fui acomodando y sintiendo mejor, salto a salto, con más confianza, disfrutando cada intento y salió el resultado», contó a Juventud Rebelde.
Esa jornada sabatina, el Estadio Panamericano era una caldera. El sofocante calor hacía lo suyo, mientras el público ponía de su parte en el último intento de Massó. Unos aficionados quedaron incrédulos, con la mirada puesta en la bandera del juez y atentos a la medición en la arena. Al unísono, los más entusiastas alucinaban, aplaudían y gritaban. Maykel Massó regresó. ¡¿Cómo?! «8.05 metros en el último salto», pregonaron en la cabina de audio.
Lágrimas, abrazos, sonrisas, manos a la cabeza y bailecito de campeón para celebrar sobre la arena. «El resultado lo valoro de excelente. Nunca imaginé que mi regreso sería así de increíble. No lo esperaba, pero estaba consciente de que podía llegar a esa marca porque hemos trabajado la preparación en base a ese pronóstico», comentó.
No es solo un premio del santiaguero. Con él saltó toda la afición cubana que lo vio subir al podio con su medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio. Hace un par de años derramó lágrimas de angustia y frustración, hoy representa una inspiración para el resto de sus compañeros. La vida casi siempre da revanchas.
—Se te vio muy emocionado después del último salto...
—Sí, (sonríe) Mi última competencia fue traumática. Viví un mal momento. Cerré llorando porque no sabía que sería de mi futuro, pero gracias a Dios, a mis entrenadores, los médicos, los fisioterapeutas y tantas personas que aportaron su granito de arena para la recuperación. Con fe, paciencia y apoyo superé días que creía imposibles. Una mente fuerte ha sido fundamental en toda mi carrera y más en los momentos de lesiones para no derrumbarme. Estoy muy contento. Gracias a ellos llegó el resultado en la Copa Cuba, y obvio, las lágrimas se me salieron porque tampoco lo esperaba.
«Ahora estoy incursionando en la gira de verano y tuve mi vuelta a la arena internacional. Solamente con mucha salud se pueden alcanzar nuestras metas y objetivos del año. Mi deseo es seguir saltando, lo que siempre he amado».
Pero las alegrías para Massó continúan. Regresó a los escenarios internacionales por la senda del triunfo, como un gigante de la vida, el pasado 26 de junio, en el Meeting Internacional de Málaga, España. Con una marca de 7.89 m dominó en tierras ibéricas: otra prueba de calidad y coraje en su primer evento en el extranjero tras la lesión.
¿Se puede soñar con los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028?, le pregunto tras la premiación en la Copa Cuba. Sonríe confiado, mira al cielo unos segundos y responde: «Claro que sí. Se puede pensar en Los Ángeles. Faltan dos años y en ese tiempo puede pasar cualquier cosa. Siempre trabajaré enfocado en mis metas, que son ser campeón mundial y olímpico. También deseo ser uno de los íconos en la historia del salto de longitud de nuestro país. Esos son sueños que quiero cumplir».
Maykel (segundo de izquierda a derecha) se proclamó campeón de la Copa Cuba 2025. Foto: Ariel Alejandro Niévares Luis