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Tregua en Gaza sin claro destino final

El anuncio, hecho horas antes de que expirara una tregua inicial de cuatro días, abre otra posible extensión que permita un mayor alivio de la trágica situación en la Franja

Autor:

Leonel Nodal

La ampliación de la pausa humanitaria en los combates entre Israel y Hamás por dos días más deja latente un posible fin del genocidio palestino en Gaza o su continuidad a niveles más catastróficos.

El anuncio, hecho horas antes de que expirara una tregua inicial de cuatro días, abre otra posible extensión que permita un mayor alivio de la trágica situación en la Franja.

La extensión se anunció después de que Hamás recibió una lista con los nombres de los prisioneros palestinos que serían liberados este lunes, a cambio de israelíes capturados en su operación contra el régimen de ocupación militar del pasado 7 de octubre.

La lista incluye a tres mujeres palestinas y otros 30 menores encerrados en cárceles de alta seguridad, sin juicio ni sentencia, bajo un recurso del régimen de apartheid sionista llamado «detención preventiva», violatorio del derecho internacional.

El acuerdo, mediado por Catar y Egipto, supone la liberación diaria de diez rehenes en Gaza, mujeres y niños, a cambio de 30 prisioneros palestinos en cárceles israelíes.

Durante dos días, no estará permitido el vuelo de aviones de combate o drones israelíes en toda la Franja de Gaza.

Desde el pasado viernes, la tregua silenció el tronar de los poderosos bombarderos y drones artillados. Sin embargo, señalan analistas, trajo poco alivio al sufrimiento y las penurias de toda la población de Gaza.

Según Naciones Unidas, 1,6 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares, muchas de ellas obligadas a huir al sur de la Franja. Incluso, familias que intentaron regresar al norte durante la tregua fueron atacadas por francotiradores israelíes.

Los combatientes de Hamás tomaron unos 240 rehenes cuando irrumpieron en el sur de Israel desde la cercada y estrechamente vigilada Gaza, el 7 de octubre, y según Tel Aviv mataron a unos 1 200 israelíes, entre colonos de asentamientos judíos ilegales y militares de bases y puestos de vigilancia.

Tras el ataque, Israel lanzó su implacable campaña de destrucción total de viviendas, comercios, granjas, escuelas, hospitales, mezquitas, mediante bombardeos y una ofensiva terrestre en la que asesinaron a casi 15 000 personas, incluidos más de 6 000 niños, e hirieron a más de 30 000 civiles.

Según los mediadores, los esfuerzos para alcanzar la tregua están diseñados para ampliarse y ampliarse.

Ghazi Hamad, funcionario de Hamás, dijo a Al Jazeera que «en el acuerdo estaba escrito que si Hamás entrega más rehenes, habrá más días de alto el fuego».

«Espero que podamos extenderlo hasta que lleguemos al final de esta guerra. Queremos poner fin a la guerra. Hay mucho apoyo de Catar, Egipto y gobiernos occidentales para poner fin a esta catástrofe», afirmó.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, elogió la extensión de dos días como un «atisbo de esperanza y humanidad», pero advirtió que no era tiempo suficiente para satisfacer las necesidades de ayuda de los palestinos en la Franja de Gaza.

«Incluso con esa cantidad de tiempo adicional, dijo, será imposible satisfacer todas las dramáticas necesidades de la población».

La Casa Blanca se declaró satisfecha con la extensión de la tregua y espera que los estadounidenses —unos ocho o nueve— estén entre los cautivos liberados en la próxima fase de intercambios.

Sin embargo, los gobernantes del estado sionista amenazan con proseguir su ofensiva en todo el territorio del enclave palestino con mayor fuerza, tan pronto concluya el período de tregua.

En una intervención ante militares israelíes este lunes, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, dijo que tras la tregua el Ejército israelí atacará el enclave con «bombas de la Fuerza Aérea y, después, con proyectiles de tanques y de artillería, buldóceres y, finalmente, con disparos de las tropas de infantería».

En coincidencia con esa amenaza, trascendió que el presidente Joseph Biden procura fortalecer su complicidad militar con Tel Aviv, mediante la eliminación de las restricciones de acceso a armas y municiones almacenadas en un arsenal estadounidense ubicado en Israel, informó The Intercept el pasado sábado.

Washington ha concedido acceso al Arsenal de Reserva de Guerra Aliados-Israel (WRSA-I) durante conflictos anteriores bajo un conjunto de reglas que quiere eliminar ahora.

La Casa Blanca incluyó el levantamiento de las restricciones en la solicitud complementaria de emergencia que hizo al Congreso el 20 de octubre por aproximadamente 105 000 millones de dólares para financiar ayuda militar para Israel, Ucrania y Taiwán.

Josh Paul, quien recientemente renunció a la Oficina de Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado por el apoyo de Biden al ataque de Israel a Gaza, dijo a The Intercept que levantar las restricciones «esencialmente crearía un oleoducto de flujo libre para proporcionar cualquier artefacto de guerra a Israel mediante el simple acto de colocarlos en el arsenal de WRSA-I, u otros arsenales destinados a Israel».

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