Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Para hacer posible lo imposible

Autor:

Santiago Jerez Mustelier

No fue precisamente el 2021 un año en el que estuvimos a mansalva. El calendario que ya dejamos —¡finalmente! — atrás tuvo más de una cortapisa. Un golpe, un susurro crispado, una galerna. Es como si el 2020 hubiese aojado a su sucesor. Cuando miramos atrás a esta añada carnívora podemos reafirmar cuán fuerte es el gen que nos habita.

Aunque a veces nos esté permitido agorar un poquito, salimos del 2021 con mucha esperanza acumulada. Con la suerte de sabernos vacunados contra la COVID-19 —aquí una glosa: con vacunas propias y las primeras de Latinoamérica— y en una nueva normalidad; que podría convertirse en espejismo si no entendemos que, a nuevas normalidades, nuevas maneras de vivir y soñar.

Casi todo inicio impone prudencia, y esa nos hace falta para no retroceder en los números de una pandemia envalentonada en el mundo por una variante con nombre cíborg, la ómicron. Y también a casi todos nos espantaría despertar un día con cifras de muchos ceritos y no poder volver al mar, al teatro, al cine, a un parque a ver la gente pasar, a crear y dialogar desde una Redacción periodística, a degustar los labios que queremos o a simplemente abrazar a los amigos alojados durante mucho tiempo en la pantalla de un móvil.

La esperanza de la que nos prendemos para entrar en este nuevo ciclo no es profusión del azar. Lleva grabado el esfuerzo de nuestros científicos, de nuestro personal de Salud, de nuestros voluntarios, de nuestros trabajadores, de nuestros niños, jóvenes, mujeres y ancianos… de todos los que con paciencia y entrega sumaron.

Habrá a quienes el 2021 les impuso lecciones, les agolpó dudas, les arrebató afectos, les sorprendió descarnados o les supo a triunfos. Cada interpretación, cada confesión interior es válida. Para 2022 no llevemos cota. Sigamos cultivando el espíritu, alcanzando la capacidad de sembrar amor, distantes de enfrentamientos fatuos y divisivos, sino más bien trenzados por lo común, lo justo y lo bello.

Amplia expectativa generará la consulta popular del proyecto de Código de las Familias. Y los criterios sobre la normativa levitan en colas, conversaciones de esquina y hasta en los intermedios de los arrumacos de pareja. Será un acontecimiento novedoso y desde ya indica la necesidad de educar, sensibilizar y explicar hasta la saciedad para que prevalezcan los derechos, la justicia y el amor.

Me despido del 2021 con la misma frase que lo hiciera el Primer Secretario del Comité central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la clausura de la más reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular porque, como él, también creo que en Cuba debe ser posible hasta lo imposible. Ya con eso tengo esperanza.

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