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El ultraje a un símbolo

JR vuelve sobre la historia de la imagen digitalizada del Libertador Simón Bolívar que, recientemente, en actitud reprochable, la directiva derechista de la nueva Asamblea Nacional venezolana sacó del palacio legislativo caraqueño

Autor:

Juan Morales Agüero

Cuando el 12 de noviembre de 1999 la Asamblea Nacional Constituyente aprobó con una cerrada ovación el nombre de República Bolivariana de Venezuela para designar en lo sucesivo ese entrañable país, se le hacía honor a Simón Bolívar (1783-1830), el insigne prócer de la independencia americana.

Además de la nación venezolana, el héroe hizo aportes decisivos a la emancipación de Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador y Panamá.

Por tan relevantes méritos, el 14 de octubre de 1813 recibió, de manos del Gobernador de Caracas, el título de Libertador de Venezuela, que consideraría «más glorioso y satisfactorio para mí que el cetro de todos los imperios de la Tierra», como escribió luego.

Uno de los más lúcidos estudiosos de la biografía del general de mil batallas fue Hugo Chávez Frías, quien, en su etapa de Presidente de Venezuela —desde 1999 hasta el 2013— visitó varias veces la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, Colombia, donde Simón Bolívar pasó sus últimos días.

En enero de 2008, Chávez creó por decreto una comisión presidencial para llevar a cabo «una investigación científica e histórica sobre la muerte del Libertador».

Así, el 15 de julio de 2010, y luego de los trámites correspondientes, se exhumaron los restos del prócer —conservados en el caraqueño Panteón Nacional de los Héroes desde el 15 de octubre de 1876—, para que un equipo multidisciplinario, integrado por 50 profesionales de altísimo nivel, esclareciera definitivamente la causa de su deceso.

Presa de intensa emoción, Chávez trinó aquella vez en su cuenta de Twitter: «¡Qué momentos tan impresionantes hemos vivido esta noche! Hemos visto los restos del gran Bolívar. Confieso que hemos llorado, hemos jurado. Les digo: tiene que ser Bolívar ese esqueleto glorioso, pues puede sentirse su llamarada».

Horas después, en un acto oficial, el Jefe de Estado mostró imágenes de la exhumación e informó de la toma de muestras para realizar exámenes de ADN que certificaran la identidad del Libertador, así como tomografías axiales computarizadas del cráneo y de otros huesos para investigaciones posteriores.

El 24 de julio de 2012, al conmemorarse el 229 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, la comisión presidencial concluyó que los restos exhumados eran los suyos; y que los motivos de su muerte no se debieron, probablemente, a la tuberculosis, sino a una infección respiratoria crónica combinada con los altos niveles de arsénico de los medicamentos de la época.

Durante la reunión, Chávez presentó a los venezolanos el rostro del héroe de la batalla de Carabobo obtenido a partir de  técnicas digitales. Se trata del mismo retrato agraviado hace unos días por la ultraderecha devenida mayoría en la Asamblea Nacional, hecho considerado por el presidente Nicolás Maduro como «el más grave ultraje que jamás se ha cometido en la historia de 200 años contra la memoria sagrada del Libertador de América».

Haciendo historia

La reconstrucción facial a partir del análisis antropológico de los huesos craneales no es una novedad de la ciencia. Antes de someter la osamenta de Simón Bolívar a esa técnica, ya se había practicado con éxito, entre otros, con los restos de Blanca d’Anjou, princesa de Nápoles; Pedro III, Rey de Aragón; Tutankamón, faraón egipcio, y Nicolás Copérnico, astrónomo polaco.

En este acto científico post mortem, además del uso de las tecnologías de vanguardia, se precisa recurrir, por necesidad, a la iconografía del occiso, que, en el caso de Bolívar, está conformada totalmente por pinturas al óleo.

En aquella presentación de la imagen en 3D, la antropóloga forense Lourdes Pérez reveló que la reconstrucción facial del llamado «hombre de las dificultades» fue posible gracias a una descripción morfológica de gran coincidencia con los miles de retratos suyos existentes, en especial con el que le hizo entre 1824 y 1827 el pintor peruano José Gil de Castro, del cual dijo el propio Bolívar en una carta dirigida al General Sir Robert Wilson: «Me tomo la libertad de dirigir a Ud. un retrato mío hecho en Lima con la más grande exactitud y semejanza».

Las nuevas tecnologías desempeñaron un importante rol, en especial en los toques finales de la imagen. En ellos se utilizó un software que permitió «esculpir a mano» y manejar la topografía creada en el rostro como si se tratara de «arcilla digital». Se buscó apoyo en tablas de espesores de tejidos blandos, creadas a partir de personas vivas de igual edad y origen étnico, para evitar así alterar los volúmenes de fluidos corporales.

En la reconstrucción los investigadores utilizaron también como referentes fotografías de venezolanos de entre 40 y 45 años de edad. Se tuvo en cuenta, incluso, que algunos padecieran de afecciones respiratorias como las de Bolívar. La recreación de su uniforme se logró mediante la observación meticulosa de las prendas que usara en vida, y con las que aparecía en sus retratos: esquemas de los bordados con hilos de oro, botones, ribetes, detalles del cuello, costuras, telas, charreteras…

El francés Philippe Froesh, artista especializado en reconstrucción facial, integró el grupo de expertos que trabajó el rostro de Bolívar. Cuenta con una vasta experiencia en la reconstrucción de rostros de personas fallecidas logrados con la ayuda de softwares y algoritmos, y a partir de sus huesos.

«Actuamos con gran precisión —dijo en una entrevista—. Creo que nos acercamos a un 90 por ciento de veracidad. El otro diez por ciento tiene que ver con el color exacto de los ojos, detalles sobre la pigmentación de la piel, la cantidad de arrugas o patas de gallo… Nada de eso modifica el aspecto general de Bolívar. La arquitectura y estructura de su rostro no deja lugar a dudas. Sus huesos gloriosos hablaron y nos guiaron hasta la meta».

El retrato digital muestra a Bolívar con una gran nariz, rasgos redondeados y tupidas cejas sobre unos ojos de mirada penetrante. Quienes conocen su iconografía afirman que coincide con la mayoría de las imágenes conocidas del prócer».

El complejo estudio interdisciplinario, desarrollado casi en su totalidad por especialistas de Venezuela, fue el que permitió plasmar gráficamente para la posteridad la imagen del Libertador.

«En la reconstrucción tridimensional mediante tomografía axial computarizada, seguimos tres vertientes: científica, histórica y artística. Tratamos de transmitir una apariencia facial física real», dijo la médico forense Maribel Yoris,  especialista en radiología e imagenología del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.

«Colegimos que Bolívar era un hombre de un temperamento fuerte por las asimetrías producidas por el desgaste de sus piezas dentales, producto de su frecuente frotación, quizá durante la noche», concluyó la doctora Sonia Viso, odontóloga forense.

«Las enfermedades cambian el color de la piel del rostro de las personas y hasta el diámetro anteroposterior de los ojos. Alguien sometido a gran deshidratación, a intensas cabalgatas, a enfermedades respiratorias y a mala alimentación, tiene por lo común, como Bolívar, los ojos más hundidos y la mirada más profunda», expuso la anatomopatóloga forense Yanuacelis Cruz, jefa de la División de Anatomía Patológica Forense de la Coordinación Nacional de Ciencias Forenses.

Una imagen y un símbolo

A los pocos días de instalada la Asamblea Nacional con mayoría derechista en el Palacio Legislativo de Caracas, su presidente Henry Ramos Allup, miembro del tristemente célebre partido Acción Democrática, se paseó por la instalación y, a sabiendas de que lo estaban grabando, le dijo a un grupo de trabajadores: «Y ese Simón Bolívar falsificado también lo sacan de aquí. Ese no es Simón Bolívar. Ese fue un invento de ese señor. Una vaina loca. Sáquenme toda esa vaina de aquí. Llévense toda esa vaina pa’ Miraflores, o se la dan al aseo», dijo con desprecio, refiriéndose al cuadro con la imagen digitalizada del Libertador.

A velocidad de vértigo el insultante video se convirtió en viral en la red social YouTube, y no tardaron en aparecer las voces de condena a semejante ultraje. Millares de venezolanos de ley se congregaron en la plaza caraqueña que lleva el nombre del prócer latinoamericano en menesteres de desagravio.

Evidentemente, la derecha que circunstancialmente ha ganado el control del Parlamento venezolano desconoce las lecciones de la historia. Ignora —tal vez con toda intención— que el legado de Bolívar, y de su continuador, el Comandante Hugo Chávez, trasciende las imágenes y se emplaza con fuerza en el corazón del pueblo.

«Fue el presidente Chávez quien le dio calor a la iniciativa de lograr por vías científicas esa imagen del Libertador –dijo el filósofo e intelectual de izquierda mexicano Fernando Buen Abad Domínguez. Su intervención política en esa reconstrucción es un aporte que tendrá resultados diversos en campos múltiples. Es un ejemplo y es un regalo para todo un continente».

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