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Los retruécanos del pomposo Pompeo y don Trump

Esa gente de enfrente no sabe con quién se mete, y estoy hablando de nosotros, del pueblo, al que suponen y exponen violentado, intimidado y reprimido. Esa es la verdad que acompaña a tamaño ignaro, copia trumpiana de la desvergüenza

Autor:

Juana Carrasco Martín

Me río o «me «vuelo» como una cafetera. Confieso que no me decido, así que tengo algo de ambas actitudes frente al cinismo del secretario de Estado Mike Pompeo, cuando anuncia sanciones a Raúl y su familia, por «graves violaciones de los derechos humanos», el «uso de la violencia» para proteger al presidente Nicolás Maduro, y ser «responsables por la actual crisis en Cuba y Venezuela».

Se ha metido con Raúl, cuyo nombre nosotros los cubanos pronunciamos con cariño, respeto y agradecimiento, porque hablamos de nuestro Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, del General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien fue nuestro Presidente, nuestro Ministro de Defensa, el hermano menor de Fidel, el combatiente del Moncada y expedicionario del Granma, el Comandante del II Frente Oriental Frank País, el compañero de Vilma, el padre y abuelo...

Esa gente de enfrente no sabe con quién se mete, y estoy hablando de nosotros, del pueblo, al que suponen y exponen violentado, intimidado y reprimido. Esa es la verdad que acompaña a tamaño ignaro, copia trumpiana de la desvergüenza. Perdónenme los epítetos —pudieran ser muchísimos más desde la riqueza del español y hasta los transparentes cubanismos no reconocidos por la Real Academia que le dirían las mujeres y hombres de esta tierra—, pero qué más puede quedar para ellos desde la paciencia obligada.

Sanciones van y sanciones vienen, y con la soberbia que siempre les acompaña, en primer lugar le prohíben viajar a Estados Unidos a Raúl. Las garras del águila desplumada apenas alcanzan para tan ridícula medida de coerción: no entrar a EE. UU. Simplemente nos mueve a risa… Más cuando su Presidente está enlodado hasta el último pelo dorado.

El canciller Bruno Rodríguez Parrilla en el discurso que fijó la postura de Cuba ante la Asamblea General de la ONU, se refirió al asunto al señalar que aquello no tenía efecto práctico, pero estaba dirigido a «ultrajar la dignidad de Cuba y los sentimientos de nuestro pueblo», calificándolo de «una migaja electorera que se lanza a la extrema derecha cubano-americana».

Lo real es que durante 60 años la bestialidad de ellos se ha ensañado con este pueblo — al que pertenece Raúl—. Contra todos nosotros, con un bloqueo serio, bien serio, que nos enfurece, nos une, nos yergue y mantiene siempre en pie de lucha.

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