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Bob Menéndez, el amante esposo de los lingotes de oro

Por segunda vez en su extensa carrera política, el marrullero senador demócrata de Nueva Jersey va a juicio por corrupción y espera salir airoso del percance, porque solo ha hecho «el trabajo normal de una oficina del Congreso»

Autor:

Juana Carrasco Martín

Dos percances, en la semana que ha concluido, pusieron en pausa el juicio por corrupción del senador Bob Menéndez y no fueron lo más notable escuchado en el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, en Manhattan, donde se dirime la escabrosa actuación del poderoso político demócrata de Nueva Jersey que, por segunda ocasión, es llevado ante los tribunales.

Todo parece salido de un guion cinematográfico sobre pequeños «sabotajes», cuando tocaba a los fiscales presentar argumentos y pruebas de corrupción contra quien, durante años, dirigió el poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado y se presenta oficialmente ahora como su miembro senior, cuya traducción pudiera ser algo así como el «más importante», pues el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, hizo cumplir las pautas: «Según marcan las normas, Menéndez dejará su cargo como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, hasta que el asunto haya sido resuelto».

Pero el asunto tuvo un par de estropicios entre el lunes y martes pasados, que fueron informados por el juez Sidney H. Stein: los miembros del jurado quedaron atrapados en un elevador cuando eran trasladados a una sala de reuniones que se encontraba en otro nivel del edificio, porque la alfombra de su sala de reuniones habitual se había inundado el lunes después de que «alguien dejó abiertas las llaves de los lavabos durante el fin de semana».

Dice el San Diego Union-Tribune que cuando los miembros del jurado se retiraron por la pausa, Stein les advirtió con humor: «No se suban todos al mismo elevador»…

Parece que el juicio se reiniciará el próximo martes y será una saga que lleve su tiempito, porque también está acusada su esposa Nadine, aunque el proceso   se ha pospuesto hasta julio, por razones de enfermedad de la señora.

Anécdota aparte, lo que se juzga es bien serio, pero mucho más lo que no saldrá en esta inquisitoria y de lo que podremos hablar en otro trabajo en JR, porque ello tiene que ver con el terrorismo anticubano, amparado por la permanente y feroz acción política del senador Bob Menéndez para asfixiar económicamente a Cuba y evitar cualquier mejora de las relaciones, además de ser un fanático enemigo de Venezuela y de China, así como un defensor de Israel, según consignaba un artículo de Barron's Daily.

Un caso de quid pro quo

Lara Pomerantz se llama la fiscal en el caso, la que con toda la carga que esta aseveración lleva, dijo sobre Bob Menéndez al jurado de 12 miembros y seis suplentes: «Era poderoso, también era corrupto» y puso su poder «en venta» cuando ayudó a proteger y enriquecer a los empresarios que le acompañan en el banquillo de los acusados con cargos que también pueden ser sancionados a 20 años de prisión.

Los cómplices de la trama son el empresario de origen egipcio Wael Hana y el promotor inmobiliario Fred Daibes, y un tercer implicado, el dominicano José Uribe —conocido entre los camioneros de Nueva York y Nueva Jersey por cometer fraudes de seguros de ve-
hículos y condenado por ello en 2011—, quien probablemente se libre ahora, al declararse culpable y «colaborar» con la Fiscalía, declarando contra los otros.

Son 18 las acusaciones contra el senador —incluyen soborno, fraude, extorsión, obstrucción a la justicia y actuar como agente de un gobierno extranjero—, pero a decir verdad, ha hecho lo mismo que buena parte de sus colegas en la política estadounidense, sabichosa a la hora de buscar eufemismos para la venta y compra de favores, el quid pro quo expresado en las tradicionales y copiosas donaciones a las campañas electorales, mediante los llamados Comités de Acción Política o PACS.

Grave es la acusación de proporcionar «información sensible» y favorecer al Gobierno de Egipto ayudando a la aprobación de venta de armas con la adopción de medidas de manera secreta, entre 2018 y 2022, y en esas maniobras también ayudar a Daibes para invertir en un fondo vinculado con Catar.

Sin embargo, vea como lo presentaba CNN en septiembre pasado: «Se alega que Menéndez utilizó su posición política para intentar romper una “retención” del Departamento de Estado sobre la ayuda estadounidense a Egipto, presionar para la entrega de munición y sistemas de armamento al ejército egipcio. También se señala que pasó información sensible sobre personal estadounidense y egipcio destinado en la Embajada de Estados Unidos en El Cairo. Cabe destacar que algunas de estas acciones son cosas que el Senador podría haber hecho legalmente si no hubieran sido supuestamente a cambio de dinero en efectivo y oro». (El subrayado en negritas es nuestro).

Casi todos cojean de la misma pata, pero Bob Menéndez fue sorprendido in fraganti, cuando el año pasado la requisa en su residencia encontró 13 lingotes de oro en el clóset y cientos de miles de dólares en efectivo escondidos en zapatos y hasta en el chaleco senatorial, además de un Mercedes Benz de gran lujo en el garaje, joyas y muebles y hasta pago de hipotecas…

Fíjense si eso es así, que cuando los fiscales le hicieron la acusación en septiembre, Bob Menéndez, además de decir que eran falsos los cargos, dijo en un comunicado: «Han tergiversado el trabajo normal de una oficina del Congreso».

Sin embargo, parece que el poderoso señor de Nueva Jersey se había superado en esta ocasión, porque ya tuvo que pasar por apuro similar en un juicio en 2017, cuando una investigación de casi cinco años del FBI reflejó que había aceptado sobornos de vuelos en jets privados, vacaciones de lujo y más de 750 000 dólares en donaciones ilegales de campaña. Salió ileso, porque los 12 electores de Nueva Jersey en el jurado no pudieron ponerse de acuerdo y en definitiva, el Departamento de Justicia retiró cargos.

Entonces se recordó que solo 12 senadores en la historia de EE. UU. han sido llevados a juicio por violaciones del Código de Conducta del Senado, lo que es una medida de cómo se tapan unos a otros.

De vuelta al día de hoy, lo que está ocurriendo en la sala y oficinas aledañas trae otras «sorpresas» del marrullero que, por supuesto, se ha declarado inocente, y que en su perfil en la red social X @SenatorMenendez se presenta así: «Senador estadounidense por Nueva Jersey. Amado esposo de Nadine. Orgulloso padre de Alicia y Rob y abuelo de Evangelina, Ofelia, Olivia y Robert».

El abogado Avi Weitzman intenta desligarlo de los negocios de la «amada esposa», a quien describió como una manipuladora codiciosa, y de las amistades de esta, es decir, los empresarios. «Nadine tenía preocupaciones financieras», aseguró, y se las ocultó a su marido; los lingotes eran herencia de la familia libanesa de Nadine y el senador tampoco sabía del dinero escondido. «La verdadera pregunta para ustedes es: ¿Qué sabía Bob?», indujo Weitzman al jurado.

Ahora resulta que pudiera llamársele Bob «el ingenuo» Menéndez a un veterano en los ardides de la política estadounidense que encabezó un Comité tan importante como el que tiene poderes extraordinarios e influyentes sobre las políticas que dicta el Departamento de Estado desde Washington para el mundo.

Por ahí van las cosas para quien, en su alegato introductorio, la fiscal Pomerantz subrayó: «Puso su avaricia primero, puso su propio interés por encima del interés de la gente (a la que servía), puso su poder en venta»… «era la política con ánimo de lucro».

Veremos si en esta oportunidad no sea sobreseído el juicio y logren su condena, porque fanfarronería o realidad, Menéndez dijo para librarse de las acusaciones y transformarse en víctima: «Durante años, fuerzas detrás de escenas han intentado repetidamente silenciar mi voz y cavar mi tumba política»… «Desde que esta investigación se divulgó hace casi un año, ha habido una activa campaña de desprestigio de fuentes anónimas e insinuaciones para crear un aire de irregularidad donde no existe.

«Pero como he declarado a lo largo de todo este proceso, creo firmemente que cuando se presenten todos los hechos, no solo seré exonerado, sino que seguiré siendo el senador principal de Nueva Jersey».

Ya no va a noviembre por el Partido Demócrata, pero todavía aspira llegar al 4 de junio con 800 firmas de avales para presentarse como demócrata independiente…

Quiere continuar una larga historia de «servicio público» que inició en el pasado siglo en Union City y en la legislatura de Nueva Jersey, continuó de 1993 a 2006 como representante en la Cámara de Estados Unidos y desde 2006 hasta la fecha en el Senado. Ya lo dijo el abogado Weitzman sobre el hasta ahora peso pesado del Partido Demócrata: «Es un patriota estadounidense».

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