Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Predecir el show

Autor:

Nelson García Santos

¿Cuál resulta la incógnita de dejar que se explaye el espectáculo del desespero, del dardo encendido y hasta la trifulca si de antemano sabemos lo que vendría de inmediato?

Tampoco hay una respuesta lógica debido, obviamente, a que acontece una de las cuestiones incompresibles aferradas a la ¡¿locura?!, dejadez o falta de interpretación de hasta lo evidentísimo. O todas a la vez.

Ahí les va el más reciente desaguisado, respetable, de ahora mismo que saltó al ruedo con las manipulaciones debido a la regulación, por la escasez, de la venta de combustible, a pesar de que antes de desencadenarse el show se sabía que había que limitar el acostumbrado abastecimiento.

Entonces, ¿por qué las medidas organizativas que han impuesto ahora para organizar el desbarajuste se aplicaron a destiempo? ¿Acaso por falta de memoria?

Tampoco hace falta hacer un ensayo, diría usted lector, tan empapado de los encontronazos cotidianos ni echarle la gran culpa solo a la insuficiencia de recursos cuando se sabe de memoria que esta exige un control a rajatabla para repartir lo que hay. Y lo paradójico que en ese capítulo de repartir en partes iguales lo que tenemos, todos sentamos cátedra. Y esto no lo pone en dudas ni el bobo de Hatillo.

Sabemos a la perfección el ejército de personas que ante el más mínimo resquicio organizativo se lanzan a velocidad supersónica a convertirlo todo en pesos contantes y sonantes. Para qué abrirles entonces las puertas de mansos, para qué actúen y le metan vapor a la caldera.

Cuántas veces ha ocurrido lo mismo. Se puede afirmar sin equívocos que hemos perdido la cuenta por las tantísimas veces que hemos visto la mismita película. Si, sé que le faltó en la memoria una kilométrica cifra. Claro, muchos ven en la escasez un pretexto para justificarlo todo.

Nos hace mucha, pero mucha falta extinguir el destiempo, es decir, urge adelantarnos a los acontecimientos, una de las funciones de los servidores públicos. Y hablamos de estos que son más fáciles de determinar porque dependen netamente de cálculos de recursos.

En realidad, en sentido general, se ha avanzado en el camino de extinguir el destiempo para brindar información, vital  para que la sociedad sepa a qué atenerse, esté alertada sobre qué va a ocurrir, cómo se enfrentará un problema y hasta cuándo se calcula.

Actuar así abre las entendederas a la comprensión, se adelanta uno a las bolas, a las mentiras, y con la primicia de decir lo que primero sabemos se la dejamos en la golilla, rabiando, a algunos. No asumamos el papel de aclarador, impidamos ese show del desespero, del dardo encendido por ¿simplezas? administrativas que oscurecen y congestionan el ambiente. ¡No olvidarlo!

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