La inteligencia artificial (IA) está de moda en la sociedad global. Hoy suman millones las personas de los más variopintos sectores que utilizan sus novísimas prestaciones. Las recurren para trabajos científicos, obtener información o para sortear esfuerzos mentales. Con su debut, las neuronas parecen haber tomado un respiro. De su uso, y no de su abuso, dependerá que la tecnología devenga fiel colaboradora.
Según la UNESCO, la IA puede imitar ciertas funciones de la inteligencia humana como la percepción y el razonamiento. Es decir, estamos ante una herramienta capaz de remplazar al hombre en determinadas circunstancias, trabajar en su lugar y hasta desarrollar proyectos con los que, quizá, no estemos totalmente de acuerdo. De ahí el cuidado extremo que debemos observar al utilizarla y ponerla a nuestro servicio.
Conozco a algunos habituados a consultar sus dudas en una de las IA más populares: ChatGPT. Esta herramienta simula dialogar con el usuario y, ante una pregunta hecha, entrega respuestas que parecen generadas por interacción humana. Confiar a pies juntillas en sus respuestas será una decisión de cada quien. Solo que, al hacerlo, casi se renuncia a la capacidad de pensar y de construir sus respuestas.
Cuento con una experiencia que me hizo dudar sobre la infalibilidad de ChatGPT. Estaba escribiendo una reseña sobre las plazas de Cuba y le solicité información sobre la tunera. En segundos respondió, y precisó que en su fachada hay una estatua de… ¡El Cucalambé, el poeta simbólico de la comarca! Le aclaré que la escultura no es del bardo, sino del Mayor General Vicente García, héroe territorial por antonomasia. ChatGPT rectificó y —humildemente— me ofreció disculpas.
Pero no es lo acertado o no de la información brindada por ChatGPT lo que más preocupa, sino la pereza mental y el facilismo que provoca. En peguntas en las que nuestros saberes pueden asumir las respuestas, se prefiere acudir a la herramienta para que nos las entregue completas y elaboradas. Lo recomendable es usar la mente primero y consultar la IA solo cuando ya no podamos avanzar por carecer de datos.
Un estudio de una célebre universidad norteamericana dio a conocer que el uso prolongado de ChatGPT puede acarrear desajustes mentales, restringir la capacidad de solucionar problemas y dificultar el proceso de aprendizaje. Además, está lo que denominan «deuda cognitiva», que se manifiesta en afectaciones a la memoria, el ejercicio del criterio, el análisis crítico y la potenciación del razonamiento.
Obviamente, la IA y sus herramientas tienen también aspectos positivos. Su uso favorece la eficiencia en lo que se investiga, en tanto permite acceder con facilidad y premura a los contenidos. Además, estimula la motivación ante tareas complejas. Empero, debe haber un balance, para que las neuronas trabajen y la creatividad humana prevalezca.
Otras ventajas de ChatGPT es que puede personalizarse al ser consultada, pues es difícil que responda igual a una misma pregunta. Asimismo, contribuye a que los trabajos queden mejor redactados, en especial en los casos de aquellos con problemas en la escritura. Obviamente, no garantizará creatividad estilística. Eso dependerá siempre del autor.
Las estadísticas sobre el uso de ChatGPT impresionan, comenzando por su éxito tan pronto debutó en la red: ¡Cien millones de usuarios en dos meses! La herramienta cuenta actualmente con más de 800 millones de consumidores cada semana. Además, recibe casi seis mil millones de visitas al mes y procesa cerca de mil millones de preguntas por día.
Sobre las preguntas que los usuarios le hacen a ChatGPT, las hay tanto científicas (explicación sobre la Teoría de la Relatividad de Einstein) e insólitas. Encontré en la red una muestra de estas últimas: «¿Puedo quedar embarazada si me beso con mi novio? ¿Es posible hacer el amor mientras se mira el celular? ¿Cómo acertar en la lotería usando la Matemática? ¿Es posible que una persona fea se convierta en bonita?». En todos los casos, ChatGPT contestó con elegantes evasivas.
En resumen, las herramientas que ofrece el vertiginoso avance de la ciencia y la técnica favorecen que la sociedad se desarrolle mejor y más rápido. La IA en general y ChatGPT en particular figuran en la vanguardia. Pero todo debe asumirse con capacidad crítica. Y pensar en que el ser humano es el protagonista, y que nunca podrá ser remplazado.