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Y del Linux qué (II)

Tras la publicación la semana pasada en esta página de la primera parte de una serie de trabajos sobre el software libre, han llegado a nuestra redacción una serie de interrogantes y opiniones sobre el tema en Cuba

Autor:

Amaury E. del Valle

Tal parece que hablar del tema del software libre en Cuba es como desatar un mini Big Bang en el mundo informático, como decía uno de lo lectores que escribió a Juventud Rebelde tras la publicación de la primera parte del trabajo Y del Linux qué.

La razón fundamental es que la temática resulta desde todo punto de vista muy sensible en Cuba, dado el hecho de tratarse precisamente de una nación bloqueada por más de 50 años, especialmente en el campo de las tecnologías, donde el uso de plataformas de código abierto pudiera ser una solución a muchas dificultades.

Sin embargo, el proceso de migración hacia Linux como país todavía se percibe lento por buena parte de los lectores que escribieron a nuestra sección, sin contar que muchos, en gran parte por falta de los necesarios argumentos, en ocasiones ni siquiera comprenden totalmente su necesidad.

Debate GNU/Linux

La polémica sobre si usar sistemas basados en GNU/Linux y descartar totalmente a Windows centró muchas de las discusiones, incluso entre los mismos lectores, en los mensajes enviados al periódico, algunos de los cuales fueron reseñados en nuestra web (www.juventudrebelde.cu/suplementos/informatica/2011-09-28/y-del-linux-que-i).

Más allá de detractores o contrarios a los sistemas de código abierto, así como de las bondades y dificultades señaladas en el primer artículo, con lo cual coincidieron algunos y otros no, se aprecia en sentido general una comprensión de la utilidad que pudiera tener para Cuba el aumentar la penetración de sistemas basados en GNU/Linux.

No faltaron opiniones como la de Alfredo Viamonte, quien si bien confiesa que él mismo compró una computadora con Linux, no le pareció un software amigable, pues para él «no es tan seguro ni tan eficiente para PC como se dice».

Sin embargo, otro cibernauta nombrado Pedrito, aunque reconoció que «al inicio fue un dolor de cabeza… hoy resulta que puedo trabajar con él sin ningún tipo de traba». La misma persona recuerda que no solo basta con instalar alguna de las distribuciones de Linux, sino que también es necesario tener los repositorios instalados, investigar y documentarse sobre el tema.

Y es este argumento, el de la falta de divulgación sobre el asunto, y la escasa preparación que tienen la mayoría de los usuarios de computadoras personales, uno de los que más alegan la mayoría de los usuarios como barrera para la  migración definitiva a sistemas de código abierto.

Al respecto el lector José Luis, quien trabaja en una empresa informática de una delegación del MINAGRI, escribía: «Se ha explicado claramente el porqué debemos en nuestro país migrar a Linux. Pero… en nuestras empresas la inmensa mayoría de las PC de escritorio están dedicadas a trabajos de “oficina”, fundamentalmente en los departamentos de Economía, y son muy pocos los usuarios de esas PC que conocen un mínimo de informática en el tan familiar sistema operativo Windows, donde apenas saben “copiar y pegar un archivo o crear una carpeta”. ¿Se imagina usted el problema en que nos vamos a meter para que aprendan a hacer algo tan sencillo sobre Linux? No quiero ni pensar en ello».

Otro de los problemas, señalado por Arquímides Ribeaux, es la necesidad de contar con una conexión a Internet para acceder a los foros de discusión y repositorios o sitios donde se guardan actualizaciones y soluciones a problemas que puedan surgir durante la migración.

Sobre ello Jesús García Leiva señalaba la necesidad de publicar, por ejemplo, «una tabla comparativa entre las diferentes distribuciones de Linux, en la cual se recojan datos como estabilidad, aplicaciones libres sobre el mismo, aplicaciones propietarias, sitio web de la distribución, datos sobre la comunidad de desarrolladores en cada distribución, cantidad y calidad de la documentación disponible tanto para usuarios, administradores y desarrolladores…».

A su vez Maikel Llamaret le salía al paso a los supuestos inconvenientes de Linux señalando que la variedad de distribuciones «aumenta la posibilidad de que encuentres lo que satisface tus necesidades», así como invitaba a los lectores a visitar el Grupo de Usuarios de Tecnologías Libres (http://gutl.jovenclub.cu), ubicado dentro del sitio de los Joven Club de Computación y Electrónica.

Igualmente, Yassiel Escobar señaló en la discusión virtual que «si nuestro país realmente quiere apostar por el software libre y el código abierto como estrategia para enfrentar las ciberagresiones del enemigo y solucionar la imposibilidad de pagar el software que usamos, lo ideal sería crear una comunidad de desarrolladores propia de Cuba o, mejor, de la Isla y otros países como Venezuela…

Carlos Parra precisó la necesidad de «una migración ordenada e inteligente, poco a poco… Esto lleva un proceso de capacitación; hay que hacerles ver, sin criticar, que es posible la alternativa… Es importante tener de esas aplicaciones los complementos o extensiones que son los que las hacen realmente interesantes».

Otros lectores apuntaban a la confusión que existe entre «software libre» y «software gratis», pues muchas personas creen que por tratarse de sistemas de código abierto no pueden estar sujetos a pagos de licencias o derechos de autor, lo cual es incorrecto.

Asignatura pediente

Desde comienzos del siglo Cuba reconoció la necesidad de una migración ordenada y segura hacia plataformas de código abierto, comenzando por las mismas instituciones estatales.

Según señaló la periodista Maricarmen González en el sitio de Cubavisión, en un artículo titulado Cuba avanza en la migración al software libre, desde abril de 2004 el Consejo de Ministros acordó que la Isla tenía que emigrar al sistema de código abierto, y aunque no se puso una fecha tope, se orientó que debía ser un proceso continuo y organizado.

Se creó entonces el Grupo Ejecutivo Nacional, presidido por el Ministro de la Informática y las Comunicaciones, del cual forman parte también diversas instituciones, y que ya ha dado pasos en ese sentido en ministerios como los de Educación, Educación Superior, Salud, Cultura, Interior, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), la Aduana General de la República y en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), rectora en la estrategia cubana para la migración.

Este centro de altos estudios fue el que desarrolló y presentó por vez primera, en el año 2009, la distribución cubana de GNU/Linux Nova, desarrollada por estudiantes y profesores, con la participación de miembros de otras instituciones, para apoyar la migración a tecnologías de Software Libre y Código Abierto que experimenta Cuba como parte del proceso de Informatización de la Sociedad.

Según sus creadores, Nova (www.nova.cu) «permite realizar trabajos de oficina, reproducir archivos de música y video, navegar por Internet, ver fotografías y utilizar múltiples aplicaciones útiles para su desempeño laboral y momentos de ocio».

Sin embargo, como bien señalaron muchos de los internautas que escribieron a Juventud Rebelde, todavía se conoce muy poco sobre esta distribución cubana, sus características y cómo compenetrarse con ella, por lo cual su nivel de uso sigue siendo bajo.

Incluso la propia estrategia de migración nacional, que ya se ejecuta, no es muy conocida fuera del ámbito de los especialistas en informática, y eso a pesar del trabajo desarrollado por los usuarios de GNU/Linux, los Joven Club, la UCI y otras instituciones.

Valdría entonces preguntarse por qué si contamos con una distribución cubana, una estrategia de país al respecto y argumentos que justifican esta decisión, el software libre sigue siendo una asignatura pendiente o desconocida para muchos.

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