La nueva propuesta, que inicia este lunes 15 de diciembre, convive con la modalidad actual, de carácter prepago, en la cual el cliente paga primero y luego navega. A partir de ahora, cada usuario puede decidir si se mantiene en ese esquema o si migra hacia el pospago, donde el orden se invierte: primero se navega y luego se paga. El cambio más significativo radica en la posibilidad de acumular el tiempo no consumido, algo que hasta ahora resultaba imposible
Desde su lanzamiento como prueba piloto en diciembre de 2016, el servicio nauta Hogar ofrecido por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) ha crecido de forma significativa, aunque sin suplir la demanda. Sin embargo, un reclamo de los clientes desde el inicio ha sido que se implemente una forma para que no se pierdan las horas sin consumir según el plan contratado.
Y es que las interrupciones del fluido eléctrico, rutinas laborales que vacían la casa durante buena parte del día, viajes prolongados o situaciones familiares diversas han convertido las horas contratadas en un recurso que, mes tras mes, se pierde sin remedio en no pocos casos. A partir de ese reclamo sostenido de la población, Etecsa ha decidido introducir una modificación relevante en la forma de comercializar su servicio de internet fijo en los hogares.
Según explicó a la prensa Lidia Hidalgo Rodríguez, vicepresidenta Comercial de Etecsa, desde este lunes 15 de diciembre la empresa habilita una nueva modalidad pospago del servicio nauta Hogar, concebida para responder a esa realidad cotidiana que viven miles de familias. «Esta modalidad opcional ha sido diseñada para brindar mayor flexibilidad y un mejor aprovechamiento del servicio», dijo, y subrayó que el análisis interno mostró que el 35 por ciento de los clientes no consume la totalidad de las horas que tiene contratadas cada mes.
La nueva propuesta convive con la modalidad actual, de carácter prepago, en la cual el cliente paga primero y luego navega. A partir de ahora, cada usuario puede decidir si se mantiene en ese esquema tradicional o si migra hacia el pospago, donde el orden se invierte: primero se navega y luego se paga, una vez que llega la factura al cierre del mes. La diferencia no se limita al momento del pago. El cambio más significativo radica en la posibilidad de acumular el tiempo no consumido, algo que hasta ahora resultaba imposible.
Hidalgo Rodríguez apuntó que, al elegir la modalidad pospago, el tiempo no disfrutado al cierre de cada mes se conserva y se suma al saldo del período siguiente, con un límite máximo de 1 080 horas acumuladas. Ese tope equivale a varios meses de conexión y abre un margen amplio para quienes alternan períodos de uso intenso con otros de bajo consumo. «Es una respuesta directa a lo que nos han planteado los clientes», significó la Vicepresidenta Comercial, al referirse a la necesidad de no penalizar al usuario por circunstancias que escapan a su control.
El paso de una modalidad a otra no tiene costo y exige un trámite presencial. Los clientes interesados deben acudir a la oficina comercial donde realizaron la contratación inicial del servicio. Allí formalizan el cambio y quedan registrados como usuarios pospago. A partir de ese momento, el sistema comienza a contabilizar el consumo bajo las nuevas reglas. Hidalgo Rodríguez explicó que, una vez hecho el cambio, el cliente recibe cada mes una factura detallada, que incluye la cuota mensual habitual, las horas efectivamente utilizadas y, de corresponder, el tiempo adicional consumido o el saldo de horas no disfrutadas.
La lógica del pospago también introduce un incentivo para la continuidad del servicio. Si el usuario agota las horas contratadas en su plan, puede seguir navegando sin interrupciones, a razón de 12,50 pesos por hora. Esa tarifa coincide con la que hoy rige para las recargas de tiempo adicional. La diferencia radica en que, en este caso, el cliente no necesita realizar una recarga previa para mantenerse conectado.
El control del consumo ocupa un lugar central en la nueva modalidad. A través del portal de usuario nauta, disponible en www.nauta.cu, cada cliente puede consultar en cualquier momento los detalles de su conexión, revisar cuántas horas ha utilizado y cuántas conserva acumuladas. «La información transparente resulta clave para que el usuario tome decisiones», dijo Hidalgo Rodríguez, al insistir en la importancia de ese canal digital como herramienta de autogestión.
La facturación sigue un calendario definido. Al optar por el pospago, la factura queda disponible a partir del día 10 de cada mes, con los datos correspondientes al consumo realizado en el período anterior. El pago puede efectuarse mediante Transfermóvil, Servicios en Línea o de forma presencial en las oficinas comerciales de Etecsa. La Vicepresidenta Comercial recalcó que la empresa mantiene activos todos sus canales oficiales para informar sobre el funcionamiento del servicio y aclarar dudas. «Es fundamental que los usuarios se informen a través de nuestros perfiles en redes sociales, nuestro sitio web y los canales institucionales», subrayó.
La introducción del pospago no elimina ni sustituye la modalidad prepago. Ambas coexisten y responden a necesidades distintas. Algunos clientes prefieren mantener un control estricto del gasto y pagar por adelantado; otros valoran la flexibilidad de acumular horas y ajustar el pago al uso real. La decisión queda en manos del usuario.
El servicio de internet en el hogar, conocido como nauta Hogar, inició su recorrido en Cuba en diciembre de 2016, primero como prueba piloto en La Habana y luego, tras febrero de 2017, con una extensión progresiva al resto del país. Desde su origen, se apoya en la tecnología ADSL, asociada a la telefonía básica, lo que condiciona tanto las velocidades disponibles como la capacidad de crecimiento.
Los clientes pueden elegir entre varias ofertas de velocidad, a cada una de las cuales se asocia un tiempo de navegación bonificado: 30, 40, 60 o 120 horas mensuales. Esas horas incluidas en el plan no se acumulan si no se consumen dentro del mes. Una vez agotadas, el usuario puede recargar tiempo adicional a un costo de 12,50 pesos por hora, y esas horas sí se conservan para períodos posteriores.
En la actualidad, las velocidades más contratadas reflejan un uso mayoritario de planes básicos. El 50 por ciento de los clientes opta por 1 Mbps, el 20 por ciento por 2 Mbps y el 12 por ciento por 4 Mbps. Hidalgo Rodríguez explicó que el cambio de oferta resulta posible, siempre que existan condiciones técnicas, y puede realizarse desde la plataforma de Servicios en Línea. En lo que va de año, el 19 por ciento de los clientes ha modificado su plan, detalló.
Etecsa también comercializa una oferta de internet ilimitado para el hogar, accesible a través de distribuidores internacionales, lo que amplía las opciones para determinados segmentos de usuarios. Sin embargo, la demanda supera con creces las capacidades actuales. Más de 90 000 solicitudes de nauta Hogar se registran en el año, de las cuales más de 48 000 permanecen en proceso. La Vicepresidenta Comercial señaló que la disponibilidad del servicio depende de inversiones en la red exterior, que incluyen cables, gabinetes y tarjetas, elementos indispensables para ampliar la cobertura.
Ese contexto explica el ritmo de crecimiento. Aunque la empresa reconoce que no avanza al ritmo deseado, en el año en curso se han incorporado más de 18 000 nuevos servicios, una cifra que triplica la del año anterior y eleva a unos 305 000 los hogares conectados. Aun así, la obsolescencia de la red fija y los altos costos limitan la capacidad para satisfacer toda la demanda existente.
Otro cambio relevante se relaciona con los equipos. En etapas anteriores, Etecsa comercializaba el módem necesario para acceder al servicio e incluso permitía su reposición en caso de rotura. Hoy, debido a la situación económica, la empresa no logra cubrir esa demanda. El cliente debe aportar el equipo, siempre que cumpla con los requisitos de homologación vigentes en el país. Esa información se encuentra disponible en el sitio web del Ministerio de Comunicaciones.
Hidalgo Rodríguez exhortó a los usuarios a cuidar esos dispositivos, en especial frente a eventos como tormentas eléctricas, y a desconectarlos cuando sea necesario.