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Cuando ya pasó

La Anticoncepción de Emergencia o intercepción poscoital, conocida como píldora del arrepentimiento, es defendida por algunos especialistas como una posibilidad, un derecho y una necesidad de estos tiempos

Autores:

Mileyda Menéndez Dávila
Nayara Tardo Azahares

Una de las principales discusiones en el orden moral y filosófico a nivel mundial a propósito del aborto es el acto de eliminar un ser humano en formación. ¿Y si la futura madre no puede humanamente ofrecerle lo que necesita durante su desarrollo intraútero o después del nacimiento? ¿Y si ese feto es el producto de una violación u otra forma de sometimiento de la pareja, ya sea habitual u ocasional?

Como muchas mujeres resultan aún vulnerables en materia de género —por razones culturales o socioeconómicas— y no pueden evitar el coito desprotegido, el mundo científico apostó hace unas cuatro décadas por métodos anticonceptivos que no actúan antes o durante el acto sexual, sino después (sobre todo en las primeras 72 horas), evitando la implantación del óvulo e incluso su fecundación.

La Anticoncepción de Emergencia (ACE) o intercepción poscoital (conocida como píldora del arrepentimiento) es defendida por el doctor Jorge Peláez en su libro Controversias y aspectos novedosos sobre anticoncepción como una oportunidad, una posibilidad, un derecho y una necesidad de estos tiempos.

Este método puede prevenir hasta el 75 por ciento de esos embarazos no deseados, lo cual evita sufrimientos, protege la salud de la mujer y disminuye las tasas de aborto casi al 50 por ciento, explica el experto cubano. Claro que su uso debe ser ocasional y no sistemático o periódico, y como además no es abortivo no tiene sentido emplearlo una vez que el embarazo ya se ha confirmado.

Peláez precisa que no es necesario conocer los antecedentes clínicos de la usuaria para indicar el método por el facultativo (a diferencia de otras técnicas anticonceptivas) porque no tiene contraindicaciones ni interfiere con otros fármacos como los antirretrovirales, aspecto importante para las portadoras del VIH y para aquellas mujeres que han sido violadas y optan por atención médica preventiva para evitar el embarazo y además el posible contagio con este problemático virus.

«Ejercer los derechos sexuales y reproductivos incluye hacer uso de los beneficios que otorgan los avances científicos», escribe Peláez en el citado libro, y narra como en el mundo actual entre el 40 y el 60 por ciento de los casos reportados de abuso sexual ocurre en menores de 16 años, siendo más vulnerables aquellas que viven desplazadas por conflictos de guerra o desastres naturales.

Dada su fácil utilización, la ACE es una opción recomendada para adolescentes y jóvenes. La experiencia de varias naciones indica incluso la conveniencia de que las muchachas cuenten con las píldoras mucho antes incluso de necesitarlas, tal como ocurre con los condones, para facilitar su empleo en el menor plazo posible.

De ahí la necesidad de que se conozca bien el método, se maneje en familia y se divulguen las formas de acceder a él en cada país sin que eso implique, por supuesto, una invitación a abusar de sus bondades.

La ACE ya está disponible en 112 países. En algunos incluso se ofrece sin prescripción médica teniendo en cuenta que no entraña riesgos de adicciones o sobredosis, es muy eficaz (en dependencia del tiempo transcurrido tras el coito) y no incide en la salud de la mujer ni interfiere en el caso de un embarazo ya establecido.

En Cuba la ACE está al alcance de las mujeres en la red de hospitales ginecobstétricos de forma gratuita y se emplea desde hace más de un lustro, pero un sondeo de JR entre más de cien jóvenes capitalinas, santaclareñas y espirituanas arrojó un desconocimiento bastante elevado al respecto.

Tampoco hay dominio acerca de sus efectos secundarios, las ventajas que tiene respecto al aborto en cualquiera de sus vías y la participación masculina en el asunto, pues la pareja bien puede acompañar a la joven y asumir su parte de responsabilidad en esta historia.

Encuentros

Nuevos mensajes llegan para continuar creando lazos de amor y amistad: Magdiel (magdiel@cucalambe.ñtu.sld.cu), Tatiana (tatiana@oc.bandec.cu); María del Carmen (mcarmen@radiocuba.cu); Camila (rholder@infomed.sld.cu); Ricardo (ricar@mella.scu.rimed.cu); Arturo (arturo@ipimtzag.rimed.cu); Yudialandry (yaguilag@uci.cu); Ismael Rodríguez (ppellicer@infomed.sld.cu)

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