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Pasión y perjuicios

Los límites entre el afecto excesivo y la violencia doméstica son muy frágiles. Juventud Rebelde muestra un acercamiento al tema

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Dicen que murió de frío / Yo sé
que murió de amor.
José Martí

El amor, que todo lo cura, puede también envenenar y llevar a quien lo vivencia a un estado peligroso. Así lo cree el doctor Frank Clavijo, autor del ensayo Amores enfermizos, en el que nos advierte sobre los frágiles límites entre el afecto excesivo y la violencia doméstica con sus celos patológicos, sus humillaciones, manipulación y amenazas.

La persona que dice amar más a la pareja que a sí misma y sufre por controlarla a toda hora, en realidad es víctima de una obsesión patológica, una variante inmadura del amor que no permite crecimiento ni deja espacio para la confianza, alerta la psicóloga cubana Patricia Arés.

Tal dependencia emocional se ceba tanto en hombres como en mujeres sin importar edad, nivel o experiencia amorosa. Se trata de un fenómeno social que tomó fuerza con la Modernidad, cuando los matrimonios empezaron a concertarse más por amor que por intereses económicos, según explica la terapeuta belga Esther Perel, autora del libro Inteligencia erótica.

Espejismos peligrosos

Por increíble que parezca, muchas personas aceptan con estoicismo ser depositarias de un amor así, pleno de dolor y frustración, argumentando que «peor es nada», comenta el doctor Clavijo.

Unas veces es porque ellas mismas no saben amar de otra manera o las deudas emocionales bloquean su capacidad para defenderse de esa adicción perjudicial y marcar los límites de su independencia. En otros casos aman tanto a la persona obsesiva que creen que pueden ayudarla a salir de su error y enseñarla a amar de un modo más saludable, no reclamante, respetando el espacio individual y construyendo un vínculo de pareja a la medida de ambos.

Pero esa guerra se gana o se pierde en el interior de quien la padece, y el ser ¿amado? puede ayudar muy poco mientras ese proceso de sanación interna no se asuma en serio. Los intentos de restringir la rutina cotidiana y posponer gustos personales para no irritar al amante obsesivo pueden espaciar las crisis, pero el fantasma de la duda seguirá latente y bastará un mínimo «descuido» para acabar con la estabilidad y, por ende, con la autoestima de ambos, advierte la terapeuta citada.

A veces se perdonan los golpes, las groserías o la falta de apoyo cotidiano con la esperanza de que ese gesto se valore como una prueba de fe, pero la gente obsesiva y con pobre autovaloración suele tener mala memoria, excepto para sus emociones y necesidades, precisa la doctora Perel.

Y si difícil es convivir con una pareja controladora, peor es soportar a esos individuos que se aferran al objeto de sus ilusiones aunque no les den ni la más mínima esperanza, y a los que no aceptan terminar una historia de malos tratos porque no saben renunciar a su obsesión maduramente.

Este tipo de acoso está penado por la ley en muchos países, incluyendo el nuestro. Pero más allá de la restricción de un tribunal, esos sujetos necesitan ayuda psicológica, como también la merecen quienes eligen parejas obsesivas una y otra vez o deciden creer en promesas de cambio y retoman una relación que ya demostró todo lo que podía dar.

Antecedentes emocionales

Como no es tan sencillo discernir entre un afecto auténtico y una obsesión enfermiza, no es bueno apresurarse a aceptar mimos y galanteos de cualquier persona sin conocer los principios por los que rige su conducta y cuál es su proyecto de vida.

El neuropsiquiatra norteamericano Daniel G. Amen recomienda observar al sujeto cuidadosamente —y también las reacciones propias— antes de tomar en serio una propuesta. ¿Su temperamento parece inestable? ¿Su actitud es inconsistente con lo que dice pensar o querer de ti? ¿Te decepciona con frecuencia? ¿Culpa a otra gente de sus problemas? ¿Nunca se disculpa? ¿Estar a su lado te hace «perder» el sentido de quien eres? ¿Sientes una incomodidad inexplicable, un impulso de salir corriendo? ¿Te sorprendes a cada rato intentando acomodar tus actos a sus deseos?

Tales interrogantes ayudan a vislumbrar el tipo de relación que te esperaría a su lado, dice Amen y sugiere interesarse también por el historial médico, pues los amores enfermizos dejan pistas, especialmente cuando están asociados a un trastorno obsesivo compulsivo de base neurológica.

Ayuda mucho conocer la manera en que el sujeto se relaciona con su propia familia, cómo recuerda eventos traumáticos de su pasado, si padece de pesadillas o insomnios, si usa o abusa de sustancias adictivas como el tabaco, el alcohol y los fármacos, su historial de trabajo o estudio, su vida en el barrio, su reacción ante los peligros y si presenta manías inexplicables.

Tales antecedentes nos dan un cuadro más acabado de lo que pasa por la mente de esa persona que dice amarnos… y aun así se pueden esperar sorpresas.

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