R.F.: Terminé una relación hace poco. Estoy empezando a construir porque decidimos vivir juntos. Nos amábamos, pero yo me enfrasqué en que las cosas no iban a funcionar y dejé de ser amoroso, a pesar de sus ruegos. Entonces decidió dejar la relación y comenzar con otra persona que, según ella, le da lo que le negué. No como, casi no duermo y fumo mucho. Solo pienso en hacerme daño a mí mismo porque siento que estoy muerto en vida. Sé que uno debe tener amor propio y esa fortaleza que ella encontró para seguir adelante; pero no la tengo. No me imagino en los brazos de otra persona aunque ella insiste en continuar su nueva relación. Esta situación me está matando y no sé qué hacer. Soy un joven de tan solo 31 años de edad.
Estas situaciones duelen pero no matan. Por eso, lo mejor que puede hacer es intentar comprender lo sucedido para continuar, sin dañarse tanto. Gracias a su juventud podrá aprender mucho de experiencias como estas. Si no puede, consulte a un profesional de la salud que le ayude a recuperar esa fuerza que una vez le acompañó.
Ella dejó claro que quiere un hombre con proyectos, salud y amor para darle. Por ahora usted se muestra sin esa fortaleza que ella necesita y perdió en cuanto decidieron comprometerse. Observe que a partir de ese momento usted comenzó a retroceder y no cambió de actitud hasta que ella lo dejo y se unió a otro. ¿Cómo comprende usted lo sucedido? ¿Hubo algo antes que los llevó al desamor? ¿Por qué rechazar su amor cuando lo tuvo y buscarlo desesperadamente cuando por fin logra ahuyentarlo? Estas son solo algunas de las preguntas que podrían iniciar una comprensión de lo sucedido. Es tiempo de dejar de dañarse a sí mismo y descubrir qué le enseña esta experiencia sobre su deseo, sus miedos, sus defensas y límites. Tal vez así pueda recuperar el sueño, el apetito, la calma y el amor.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica.
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