D.O.: Estoy comenzando una relación bonita, pero me estoy sintiendo incómoda porque él está obsesionado por el sexo anal. ¿Es eso normal? A mí no me hace mucha gracia esta idea. No estoy segura de poder manejar bien la situación.
El coito anal es una de las tantas prácticas íntimas que las parejas pueden disfrutar. Unas personas lo prefieren más; otras lo detestan. La dificultad radica en que a ti no te parezca tan interesarte como a él. Este conflicto se agudiza si sueñas con satisfacerlo hasta convertirte en la mujer de sus fantasías. Es preciso entonces conversar hasta definir el modo en que manejarán esta diferencia en la relación. Debes tener clara tu posición para poder ser precisa con él.
A pesar de que durante mucho tiempo se censuró por considerarse coito contra natura, hoy se acepta entre muchas otras prácticas. Es importante destacar que el coito anal debe acompañarse del uso del condón, por el alto riesgo de contagio de infecciones transmisibles sexualmente como, por ejemplo, el VIH-sida.
Al iniciar cualquier vínculo afloran conflictos que requieren acuerdos y negociaciones. En estos momentos es importante valorar las reacciones de la otra persona: su capacidad de escuchar, aceptar diferencias, proponer alternativas, etcétera. Siempre existirán diferencias entre uno y otro. Por eso en los momentos iniciales es importante decidir qué hacer ante los conflictos; tanto como encontrar las mejores maneras de convivir con lo que molesta, distancia o incomoda. Sin importar cuán aceptado sea uno u otro comportamiento, su implementación requiere deseo, satisfacción y el consentimiento de ambos.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica
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