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Infeliz Día del Trabajo en Estados Unidos

A contrapelo del resto del mundo, Estados Unidos celebra el Día del Trabajo el primer lunes de septiembre, y para hacerlo también distinto, lo ha vendido siempre como una jornada de asueto, picnics, fuegos artificiales, y conciliación de patrones y empleados, como un episodio rosa de ese gran novelón que es el sueño americano. Nada de exigencias, ni de derechos, ni de manifestaciones de calle, ni huelgas por reivindicaciones, ni protestas…

Sin embargo, en este 2011 le ha sido más difícil poner en escena la farsa, cuando las verdades saltan a la vista. Para dar el discurso de promesas, el presidente Barack Obama se fue a Detroit, la ciudad que fue emblema de la Norteamérica próspera, productiva y trabajadora como sede de la industria automovilística, solo que hoy en día refleja lo cierto de ese país, con un 14 por ciento de desempleo oficial —cinco puntos sobre el índice nacional—, aunque el real está casi en el 50 por ciento y según el sitio web Common Dreams, se dice que ya cuenta con «más gente viviendo en la pobreza que carros en el camino».

El viernes previo hubo un anuncio escalofriante: durante el mes de agosto no fue creado ni un solo puesto de trabajo nuevo; pero la secretaria del Trabajo, Hilda Solis, aseguró a la televisora CBS que el discurso presidencial que será pronunciado el jueves —frente a un Congreso de mayoría republicana que regresa de sus vacaciones veraniegas—, ayudará a darle confianza al público estadounidense, porque propondrá créditos en los impuestos a las compañías que contraten nuevos trabajadores, entrenamiento laboral para los desempleados crónicos, extensión de cortes a los impuestos al salario y beneficios en el seguro del desempleo. Esto es más que «trucos temporales», dijo la Casa Blanca.

Sin embargo, los trabajadores organizados —por cierto, bien pocos en Estados Unidos— están decepcionados de una administración a la que le dieron su voto bajo la visión de que verían revivir la fuerza de los sindicatos y una respuesta positiva a la crisis que los tiene como primeras víctimas. Según el diario Detroit Free Press, el sector enfrenta esta realidad: los sindicatos de trabajadores públicos luchan por su supervivencia en Wisconsin, Ohio y otros estados donde las gobernaciones y legislaturas republicanas han cercenado sus derechos y convenios colectivos.

El retroceso es innegable, y no tienen esperanzas de mejorar con una prolongación por otros cuatro años de la administración demócrata, que cuando llegó a la Casa Blanca encontró un 7,8 por ciento de desempleo.

El periódico anuncia que Richard Trumka, presidente de la AFL-CIO (la única y debilitada central sindical estadounidense) ha dicho que la nueva estrategia será construir una voz independiente separada del Partido Demócrata, y esto es una amenaza seria para cualquier aspiración a ser reelecto por parte de Obama o para quien los demócratas decidan llevar como candidato.

Incluso una docena de sindicatos han dicho que boicotearán la Convención Nacional Demócrata que tendrá lugar en Charlotte, Carolina del Norte, para expresar su frustración sobre la situación económica de Estados Unidos, donde la cifra oficial de desempleo llega a 14 millones de trabajadores; pero ya se sabe que esos registros siempre son manipulados para no dar a conocer el panorama real. Es más, seis millones de esos desempleados (42,9 por ciento del total) llevan casi siete meses continuos sin trabajo.

Sigamos con los números. El índice de 9,1 por ciento de desempleo reconocido en este agosto está muy por encima del promedio reportado desde 1948 al 2010, que fue de 5,70 por ciento. El crecimiento cero de agosto es también llevado a la comparación histórica, una situación similar se remonta a febrero de 1945… y lo peor, la nerviosa economía estadounidense está a punto de rodar hacia otra recesión cuando está estancado el empleo y decrecen los salarios, por tanto, también disminuye el consumo y la noria cierra con una merma del crecimiento económico que en los primeros seis meses de este año fue de 0,7 por ciento.

¿Podrá alguien haber dicho este lunes en Estados Unidos: ¡Feliz Día del Trabajo!?

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