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Anciano se salva luego de caer sentado sobre dos cables eléctricos

El abuelo de 77 años cayó hacia la calle tras desplomarse una parte del balcón de su casa y se salvó por quedar colgado del tendido eléctrico

Autor:

Juventud Rebelde

Cuando llevaba como tres minutos sentado —comenta el anciano del accidente —¡blum!, pa’bajo. Un insólito accidente ocurrió el pasado viernes 11 de abril, a las diez de la mañana, cuando el anciano de 77 años José González Padrón, cayó hacia la calle tras desplomarse una parte del balcón de su casa, situada en el número 1851 de la Calzada del Cerro, esquina a Peñón, en Ciudad de La Habana y se salvó increíblemente.

«Estaba sentado en una silla en el extremo del balcón de su vivienda que da hacia la Calzada del Cerro y de pronto se desprendió el pedazo de piso donde descansaba y lo vi caer estrepitosamente hacia la calle, pero cayó sentado sobre dos cables eléctricos y pudo salvarse».

El testimonio lo brindó a Juventud Rebelde el especialista en Alta Cocina, Amaury Juig Lemus, «El Chino», vecino de la calle Piñera, en el municipio del Cerro, quien pasaba en ese instante por el lugar y vio el insólito suceso.

«Varios trabajadores que venían en un camión —confirmó El Chino— intentaron armar un andamio para bajar al señor, pero no pudieron hacerlo. Pasaron unos 30 minutos mientras apareció una “palita” mecánica de recoger escombros, de la obra de construcción de una clínica dental frente al Policlínico Docente del Cerro, en la que tres personas lo rescataron».

La parte del balcón, donde estaba sentado el anciano, se derrumbó. «Cuando llevaba como tres minutos sentado —comenta el anciano del accidente —¡blum!, pa’bajo. Yo no me di cuenta de nada. Fue todo tan rápido que apenas atiné a sostenerme con una mano de uno de los cables, el más gordo de los dos, y con la otra de un hierro empotrado al edificio, sin dejar caer las muletas. Una amiga desde abajo me gritó: “Pepe, tírame las muletas” y así lo hice».

En una «palita» mecánica tres personas desconocidas para él, llegaron hasta donde estaba colgando y lo rescataron. Al llegar la ambulancia, los médicos le hicieron un electro y le tomaron la presión. Como es hipertenso, la tenía por las nubes, pero no ocurrieron otras complicaciones.

Los escombros del balcón y la silla donde estaba sentado, cayeron hacia la acera y decenas de personas se fueron aglomerando para ver el «espectáculo».

«Tranquilos, que yo estoy bien», era lo que decía el accidentado, desde seis metros exactos de altura, tratando de calmar a la multitud de personas que desde la calle le gritaban que no se moviera ni mirara para abajo, para que no fuera a darle vértigo y se cayera. Mientras, en la calle, un grupo de transeúntes se disponía a recibirlo «de aire» para impedir que se matara.

José González, más conocido por «Pepe», natural de Pinar del Río, pero residente en La Habana desde 1948 y en la casa del accidente, hace más de dos décadas, está aún convaleciente de una reciente operación por fractura de la cadera izquierda.

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