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Una Isla en el tiempo

Autor:

Juventud Rebelde

Se encuentran dos generaciones que acudieron al llamado de la Unión de Jóvenes Comunistas para la recuperación de este territorio cubano tras el paso de destructivos fenómenos naturales

NUEVA GERONA.— «No venimos a decirles a los jóvenes de hoy cómo hacer su trabajo, cada generación sabe lo que tiene que hacer y lo hace en su momento; lo que no puede suceder es que no hagamos lo que nos toca para lamentarnos luego», enfatizó Luisa Herrera Martínez durante el encuentro entre jóvenes columnistas de ayer y de hoy realizado en esta ciudad.

Acomodados en los asientos del teatro del Partido municipal, protagonistas de la construcción de este territorio en la década del 60 del pasado siglo revivieron memorias con la proyección del documental Una Isla en el tiempo, de la realizadora Mundo Latino, donde su guionista Luisa Herrera resume en solo 24 minutos recuerdos y sentimientos que sacaron más de una lágrima a los presentes.

«He compartido esta historia con combatientes y jóvenes de otras provincias y podía aclarar sus dudas sin miramientos, pero aquí se me hace muy difícil, porque están también los continuadores, los que hicieron las carreteras, la torre de televisión y los que se benefician hoy con aquellas obras», confesó Herrera Martínez.

El documental es un humilde acercamiento al trabajo de los columnistas que vinieron a costas pineras a recuperar lo perdido y avanzar mucho más tras el paso del huracán Alma (1966), y a fomentar el programa de desarrollo económico y social en un territorio que había sido estigmatizado por tantos años de olvido.

Las creadoras de Una Isla en el tiempo anticiparon la intención de enriquecer el proyecto con los testimonios de todos los integrantes de la columna agropecuaria, los seguidores de Camilo y Che, las Marianas y los Picolinos que puedan localizar en la Isla de la Juventud.

Ernesto Corvo Vizcaíno, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, agradeció el gesto en nombre de todos los jóvenes cubanos y en especial de los cientos de columnistas que contribuyen a la recuperación en territorios afectados del país.

«Ustedes fueron pioneros del crecimiento de esta Isla y lo hicieron en condiciones muy difíciles. Su ejemplo es inspiración para las nuevas generaciones que hoy están aquí cumpliendo con la tarea», acotó.

La nostalgia en el tiempo

La luz se apaga. La pantalla se abre y Margarita Gómez se descubre recorriendo de nuevo los pasillos del antiguo campamento El Escuadrón. La imagen de Xiomara Llopis se acerca y juntas aguardan la llegada de Luisa. Entran a la edificación, hoy escuela primaria del reparto Delio Chacón, y la sonrisa nerviosa se asoma en sus rostros.

Los recuerdos afloran como si el tiempo volviera atrás y, sin querer, las tres entonan Ven, sé de una Isla, canción que los identificaba y acompañaba en las arduas jornadas de labor en el campo, la construcción o el estudio. Las tres se funden en un abrazo de evocación.

«Esa canción —cuenta Luisa— la escribió Clara Nicola, tía del desaparecido trovador Noel Nicola, a quien todos le decíamos cariñosamente Cuqui. Cuando la entrevisté me contó que se le acercaron unos muchachos con un vagón y le preguntaron sobre el coro que estaba montando; ella se sorprendió y les preguntó:«¿Y ustedes son los que estaban dando guataca en el campo hoy?». La respuesta afirmativa de los jóvenes la impresionó. «¿Y por qué ustedes están aquí, qué hacen ustedes aquí?», entonces uno de los muchachos respondió... ¡Cuidado profe, que nosotros estamos aquí porque somos los mejores!

Cuando Clara llegó al albergue le dijo a Bebo: «Tengo una canción aquí pero no me sale, solo me dice “Ven, sé de una Isla”». Bebo cogió la guitarra y en una hora salió la canción. La grabó Ciro Benemelis, director de Cultura de aquella época, actual director de Cubadisco, y Margarita Gómez y Malena Barrueta la cantaban en la radio todos los días.

La anécdota provoca exclamaciones de aprobación en los presentes. Dudas en los más nuevos. «Así era la vida en aquellos años —aclara ahora Luisa— trabajábamos de sol a sol en el surco y todos luchábamos para ir por la noche a construir Nueva Gerona. ¡Dar pico y pala era un mérito, sí señor!».

En el teatro sube la temperatura a pesar del aire acondicionado. Unos murmuran entre ellos, otros se levantan de sus butacas y relatan sus vivencias, preguntan por esta historia, por la otra que no aparece y la reunión deviene debate, reflexión y confesiones.

Leopoldo Ravelo Fuentes, quien tuvo a su cargo la construcción de la torre de televisión, intervino para destacar las condiciones de aquellos que asfaltaron a mano la carretera que aún se utiliza para ascender a la torre, y el orgullo que sintieron cuando se pudo ver por vez primera la televisión en la Isla.

Ravelo Fuentes, Doctor en Ciencias Filosóficas, aseguró también que venir a esta ínsula como dirigente regional de la UJC lo ayudó no solo a proyectarse profesionalmente, sino también a formarse como ser humano, como revolucionario y como joven comunista. «Al transformar la Isla, la Isla nos transformó a todos nosotros».

Malena Barrueta pide la palabra para dirigirse a los columnistas de la Brigada Aniversario 50 que ahora ayuda a recuperar el territorio tras el devastador paso de los últimos huracanes. Se levanta con cuidado y a pesar de sus años mantiene la voz fuerte y juvenil. «Hoy nos sentimos realizados, los vemos a ustedes como nuestra continuación, somos una sola generación que formó la Revolución y que les encomendó la tarea. Hoy podemos estar cojos, tener arrugas, no sé qué..., pero me voy contenta porque sé que la guataca que no puedo halar hoy la están halando estos muchachos».

Malena retorna a su asiento y no puede contener las lágrimas. El recuerdo de muchos compañeros que hoy no están la invade, pero sabe, y así lo expresó, que siguen vivos mientras exista esta columna, mientras exista la Unión de Jóvenes Comunistas enfrentando imposibles.

Los pinos nuevos

Las imágenes de antaño ruedan y rostros casi infantiles sonríen mientras cargan cajas de toronjas, siembran cítrico o empuñan una guataca tan o más alta que ellos. A pesar del intenso trabajo se ven felices y más de un gesto de aprobación, o quizá de identificación, prevalece.

Yadimir Lemus, trabajador del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba y jefe de la brigada 3 de la columna 50 Aniversario, toma la palabra y dice: «El documental demuestra que la Revolución es una sola, tanto para los que la iniciaron como para los que hoy acudimos a su llamado y estamos levantando una Isla devastada por los ciclones, como lo hicieron ustedes en su tiempo.

«Desde niño estoy identificado con mi país y con la Revolución, siempre primó en mí el espíritu guerrillero de los que, como el Che, ayudaron a otros desinteresadamente. Aproveché la oportunidad de cumplir ese anhelo cuando Gustav azotó la Isla y la UJC llamó a sumarse a la tarea, y eso me enorgullece», apuntó.

Alexander Hernández, trabajador del Museo 26 de Julio en la Ciudad Heroína de Santiago de Cuba y vanguardia del Campamento Juvenil, aludió el compromiso que representa para los Pinos Nuevos continuar la obra iniciada hace 50 años, en la que los jóvenes fueron y son protagonistas.

Por su parte Keury Pérez, jefe del campamento de los que por seis meses permanecen en territorio pinero cumpliendo tareas en la recuperación de la agricultura, la construcción y la superación, elogió el carácter educativo del audiovisual. «Lo vimos por primera vez en los días previos al fin de año; se avecinaba el reencuentro con las familias, los hijos, las novias... y la firmeza, convicción y orgullo de los protagonistas provocó lágrimas en la tropa. Los muchachos se vieron reflejados en su propia historia y ninguno faltó de regreso».

El dirigente juvenil también se refirió a las posibilidades de superación que la UJC propicia a los columnistas y que no existían en la década del 60. Hoy la masa de jóvenes es en su mayoría de intelectuales y profesionales de diferentes sectores, tenemos hasta científicos, 40 de ellos estudian en la Universidad o en tecnológicos».

En ese sentido, Corvo Vizcaíno comentó que cuando los primeros columnistas llegaron a la Isla, la Revolución tenía pocos años de vida. Hoy, diez lustros después, la experiencia acumulada permite consolidar estructuras y organizar mejor las tareas.

Una Isla en el tiempo regresó memorias, avivó esperanzas y sembró nuevamente la semilla en los jóvenes de ayer y de hoy, que jamás cejarán en el empeño de defender el sistema social que elegimos el 1ro. de enero de 1959.

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