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Forja de vida

El colectivo de la escuela primaria Abel Santamaría Cuadrado, de Santiago de Cuba, recibió este jueves el premio Los zapaticos de rosa, máxima distinción que otorga el Buró Nacional de la UJC, a propuesta de la Organización de Pioneros José Martí

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— Cuando exigencia, calidad, consagración, sensibilidad y creatividad se dan la mano en una empresa de amor, el resultado no puede ser otro que el crecimiento espiritual de los involucrados. Y cuando todas esas condiciones están en una obra formadora y de futuro como es una escuela, sus raíces se prolongan durante toda la vida.

Ese es el caso del internado de primaria Abel Santamaría Cuadrado, orgullo del poblado de El Caney, una institución de referencia en el desarrollo integral de las nuevas generaciones, porque su colectivo se empeña cada día en alcanzar el modelo de la escuela primaria cubana.

Con una matrícula de 1 084 alumnos, de preescolar a sexto grado, 45 de ellos internos y muchos residentes en zonas rurales aledañas, de poblados santiagueros como la Gran Piedra, Mata Yegua o El Escandel, el plantel apuesta por que pioneros y pioneras se sientan a gusto y se conviertan en personas de bien.

El máster Rolando Beltrán Hurtado, director desde hace 37 años de este centro, vanguardia nacional durante 18 años, considera que «el nivel científico de los 105 docentes que integran el claustro, 17 de los cuales han alcanzado la condición de máster, también ha permitido un sostenido trabajo con resultados en lo cuantitativo y cualitativo, como lo ilustran el índice de promoción de 99,63 por ciento».

Beltrán Hurtado, junto a la vicedirectora del plantel, Cecilia Escandón, otra enamorada de esta obra cotidiana, explican que con maestros orgullosos de serlo y gran sensibilidad, hacen hincapié en el fortalecimiento del trabajo con la lengua materna, con prioridad en la ortografía, la redacción y comprensión de textos y el dominio del idioma; introducen nuevas acciones para reforzar el programa de formación de valores, la enseñanza de la Historia, la formación vocacional, la orientación profesional y la actividad científica.

No solo en el desempeño docente está la fórmula del éxito del quehacer en este centro. También cuenta el trabajo político-ideológico a través de movimientos como Seguidores de Abel y Seguidores de José Martí, condiciones a las que aspiran todos durante la celebración, cada 20 de octubre, del cumpleaños de Abel Santamaría, en una gran jornada que se extiende a la comunidad.

En el internado de El Caney se generan iniciativas singulares como la entrega en cada curso de los títulos de oro, plata y bronce a los graduados de sexto grado y un fuerte movimiento emulativo que estimula a pioneros, maestros y padres.

Para crecer

Pero en el Abel Santamaría no solo se educa en el aula,  también se aprovechan escenarios no formales para el aprendizaje, diseñados con el propio esfuerzo de padres y trabajadores, como son un minizoológico, un orquideario, un parque infantil, un parque dedicado a Elpidio Valdés y María Silvia, áreas deportivas y hasta un restaurante de lujo denominado El Colibrí, donde además de estimular a pioneros y trabajadores destacados, periódicamente se recibe a alumnos de los 48 destacamentos para enseñarlos a comportarse en estos espacios y perfeccionar sus hábitos ante la mesa.

Su movimiento de pioneros aficionados al arte y al deporte también tiene expresiones descollantes, como lo prueban los premios que ha recibido la comparsa de la escuela o la obtención de una medalla de bronce en un evento internacional de baloncesto por uno de sus alumnos.

Según el Director de este centro, ha resultado igualmente valioso en la formación de sentimientos de amor a la patria el quehacer del Movimiento de pioneros exploradores y de pioneros por la Historia, multipremiado en eventos convocados por el Movimiento Juvenil Martiano.

Por eso no asombran los múltiples reconocimientos que atesoran en su Sala de Historia, entre estos la condición de Vanguardia Nacional del sindicato de la Educación durante 17 años, la Bandera de Honor de la UJC, la Distinción Colectivo Reparador de Sueños, de la OPJM; las medallas Jesús Menéndez y Lázaro Peña, de la CTC; y la condición de Centro de Referencia y portador de la Doble Corona de la Agricultura Urbana.

Ese es el colectivo pioneril que este jueves 10 de mayo recibió de manos de Manuel Valera Escalona, vicepresidente de la OPJM, el premio Los zapaticos de rosa, el más alto reconocimiento que otorga el Buró Nacional de la UJC, a propuesta de la organización pioneril, a personalidades e instituciones que han sido protagonistas de hechos relevantes a favor de niñas, niños y adolescentes.

Es además el primer centro de primaria santiaguero que lo recibe; por eso había regocijo en los rostros de todos los trabajadores y pioneros, quienes han logrado que la comunidad de El Caney sienta como suyos los logros de su escuela, pues deja una huella profunda en el crecimiento de sus hijos.

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