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Diez días que estremecen a un hospital

Se han reportado 41 casos positivos a la COVID-19 en la institución matancera Faustino Pérez. Directivos de Salud en la provincia reconocen como causas la indisciplina y falta de previsión

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— En las alturas del noroeste de esta ciudad se erige el Hospital Clínico Quirúrgico Universitario Comandante Faustino Pérez, en la periferia de la urbe. La soledad de los exteriores no significa que esté abandonado a su suerte. Combatientes de Tropas Especiales y otros del Ministerio del Interior (Minint) están en los alrededores. Un auto particular parquea cerca de una patrulla. Una ambulancia pasa silenciosa. Al rato, otra vence la distancia, con más velocidad y sus luces encendidas. Un carro fúnebre también forma parte del desolador panorama.

Las aceras están vacías. El habitual bullicio de lunes en tiempos normales contrasta con este apabullante silencio. Frente al hospital, todos los quioscos de servicios gastronómicos están cerrados.

El olor a cloro se ha unido al de otros desinfectantes. Tras el evento epidemiológico iniciado el pasado 8 de mayo, se estudian cada día decenas de contactos de los 41 casos reportados como positivos a la COVID-19 en este centro hospitalario, vital para el territorio, donde usualmente se brinda servicio en 36 especialidades.

En la memoria de este colectivo de casi 2 000 trabajadores quedarán momentos de dolor y unidad. Diez días consecutivos de intensas labores de desinfección, de buscar soluciones estables para garantizar el servicio de agua potable y establecer el flujo correcto de trabajo en la lavandería.

Aquí no se ha parado la actividad asistencial porque de este centro depende en gran medida la salud de la población matancera. Mantienen la atención a politraumatizados, las urgencias médicas y la terapia a pacientes con tumores que comprometen la vida del enfermo.

El prestigioso hospital matancero cuenta con doce carreras y varios servicios y departamentos certificados como de Excelencia, y ha recibido reconocimientos nacionales por su desempeño en cirugías complejas.

A cada paso en nuestra visita se reflexiona sobre la reciente alusión de nuestro Presidente al referirse a lo sucedido aquí, precisamente cuando en el país se observaba un clima favorable en la curva de la COVID-19.

El espíritu autocrítico impera, y gracias a la enorme cantidad de pesquisas y pruebas de PCR se ha detectado a las personas contagiadas, para aislarlas y atenderlas. De esa manera se evita que estas se compliquen o tenga lugar una transmisión mayor.

Extremar la exigencia 

Liván Izquierdo Alonso, presidente del Consejo de Defensa provincial, argumentó que la mitad de los señalamientos hechos por el Ministerio de Salud Pública tras el incidente habían sido detectados con anterioridad por el Grupo de trabajo provincial y no se resolvieron a tiempo, por lo cual llamó a elevar la exigencia, no solo con multas, sino con denuncias a la fiscalía de quienes violaron las medidas pautadas.

Mario Sabines Lorenzo, gobernador de la provincia, insistió en que después de este evento epidemiológico se debería elevar la percepción de riesgo de médicos y dirigentes del sector de la salud en esta provincia, porque los problemas detectados en el Faustino Pérez deben servir para que el resto de las instituciones del territorio revisen y extremen sus medidas de seguridad y bioseguridad.

«El principal reto, hoy compromiso, es que en Matanzas no se repitan nunca más hechos como los ocurridos en Cárdenas y en la capital provincial», subrayó Sabines.

El doctor Fernando Acebo Figueroa, director del Centro de Higiene y Epidemiología provincial, señaló que tanto en el Hospital Territorial Docente Julio Aristegui Villamil, de Cárdenas, como en el Faustino Pérez, se violó el protocolo de bioseguridad y las tan elementales medidas del lavado frecuente de las manos y el uso de hipoclorito.

«Es triste que nos pasen estas cosas, porque cuando se interactúa con pacientes luego hay que aplicar un proceso de desinfección en profundidad», acotó Acebo, quien reconoció que a veces pacientes, familiares y trabajadores no usan a tiempo completo el nasobuco, aunque se les indicque: «Los planes llegan a las instituciones, pero tienen que aterrizar en los servicios y departamentos, sin excluir a quienes ejecutan oficios como las pantristas y auxiliares de limpieza», expresó Acebo.

La doctora Ailuj Casanova Barreto, directora provincial de Salud, reveló que la inspección posterior al hecho encontró servicios sin hipoclorito ni jabón disponible, áreas verdes sin limpiar, frascos de hipoclorito desactualizados y refrigeradores en áreas de servicio con alimentos, cuando son para medicamentos, entre otras arbitrariedades que violaban lo establecido y por lo cual responderán sus responsables en el momento oportuno.

Casanova destacó que después de esos dos grandes eventos ocurridos en la provincia se han adoptado otras acciones en todos los centros asistenciales, que incluyen la pesquisa de temperatura mediante termometría con evidencia documental, empleo de más medios de protección y la insistencia en el uso obligatorio del nasobuco y su recambio cada tres horas.

Otras medidas implementadas han sido disminuir el índice ocupacional (reducir los ingresos a solo emergencias) y someter la lavandería y la cocina a una severa limpieza, toda vez que esos locales deben estar certificados y deben acatar procesos de desinfección terminales y recurrentes.

Específicamente en la consulta de Cuerpo de guardia de infecciones respiratorias agudas (IRA), se decidió que el personal médico debe ser fijo, y mientras esté de servicio no puede moverse de esos locales. Esa sala debe contar con un baño de uso exclusivo y solo dos camas, y la estadía del paciente antes de su traslado a un centro de aislamiento no debe exceder una hora. Tras la salida del personal y de los pacientes atendidos en esa consulta se debe llevar a cabo una rigurosa desinfección de la persona y de todos los implementos, como buroes, sillas y otros objetos de uso personal.

Colectivo de vergüenza

A raíz de lo sucedido parte de la población se ha apresurado a calumniar al colectivo de esta instalación de la salud. Sin embargo, al visitarlos comprobamos cómo asumen críticamente sus errores y muestran la vergüenza que caracteriza a los cubanos y a los profesionales de la salud en particular.

El doctor Andrés Lamas Acevedo, director general, refiere que hay múltiples hipótesis alrededor del llamado caso índice (el paciente que introdujo la enfermedad en el centro), y que desde el momento en que se detectó el hecho se comenzó a buscar a todos los contactos de sospechosos y positivos; por tanto, ya se realizaron casi 1 500 PCR a trabajadores, pacientes y acompañantes.

«A partir de los señalamientos de una visita del Minsap estamos priorizando la desinfección a fondo desde hace tres días», acotó Lamas, y distinguió la actitud del colectivo en medio de una situación tan compleja, porque un número significativo del personal está aislado en sus viviendas o en otros centros.

«Nos sentimos apenados, pero seguimos prestando asistencia médica y enfrentando el brote, que parece estar ya en etapa resolutiva», responde Lamas. 

La doctora Haydeé Linares Sosa, especialista jefa del departamento de Higiene y Epidemiología en el Faustino Pérez, opinó que este evento de transmisión pudiera estar relacionado con una estudiante interna que realizó una guardia después de haber tenido contacto con una paciente remitida al centro de aislamiento del hospital Mario Muñoz Monroy, la cual resultó positiva al nuevo coronavirus. Linares Sosa, licenciada en Enfermería y máster en Enfermedades Infecciosas, precisa que en este caso falló el uso de los medios de protección. Todo indica que la residente no tomó las medidas imprescindibles al pasar de la consulta hacia la guardia, donde estuvo en contacto con el resto del personal afectado y otros pacientes. No obstante, esa causa no es conclusiva y aún se investigan otras posibles fuentes.

«Nuestro colectivo tiene un alto sentido de pertenencia y ha tratado de minimizar los riesgos que generó este evento, el cual nos deja como lección que cuando se violentan las medidas de bioseguridad y falla la responsabilidad individual, pasan estas cosas», sostiene la especialista, quien pasó, junto a otras mujeres del centro, el Día de las Madres en pleno proceso de desinfección.

También elogió la labor del personal de Microbiología, que ha tomado todas las muestras para enviar a La Habana y realizar el PCR. Solo en un día fueron más de 500 muestras.

Por estos días trabajadores de otros sectores en la provincia apoyan la higienización profunda del hospital. Entre ellos está el licenciado José Luis Gándara, director provincial de Deportes, a quien encontramos limpiando pasillos en el cuerpo de guardia junto al doctor Laudelino González González: «Apoyar en esta hora difícil es lo menos que podemos hacer… siempre adoptando las medidas necesarias», nos dijo el deportista en la despedida.

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