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Falsa alarma en Baracoa: El otro tsunami

Recientemente, un aviso irresponsable provocó pánico y un peligroso caos que llevó a más de mil personas a huir de un riesgo incierto para exponerse a otro posiblemente peor

Autor:

Haydée León Moya

Guantánamo.— Si a alguien se le ocurriera gritar desde cualquier calle de esta ciudad que estamos ante un peligro por tsunami, lo más probable es que lo tilden de loco o sencillamente nadie se inmute.

Pero si tal alerta tuviera lugar en Baracoa se provocaría un verdadero caos, como ocurrió a las 7:55 p.m. del jueves 10 de junio, cuando unas personas en los consejos populares La Reforma, La Asunción y Playa-Turey gritaron: «¡Viene un tsunami!». Y a correr se ha dicho.

Desde entonces las autoridades del municipio investigan el hecho concienzudamente, como corresponde ante tamaña irresponsabilidad y cruel maldad que aún no se ha podido esclarecer, según dijo a JR Norges Rodríguez Delgado, intendente de Baracoa.

El funcionario confirma que unas mil personas, víctimas del engaño y la confusión, salieron en estampida hacia zonas altas de la ciudad, y varias tuvieron que ser asistidas en centros de salud por descompensación de la presión arterial y dolor precordial, incluidas varias mujeres en avanzado estado de gestación.

«El hecho demostró que estamos obligados a entrenar más a nuestra población para que se apegue a las fuentes oficiales de información, y que se familiaricen con las señales de aviso y números telefónicos con los que deben comunicarse antes de actuar», consideró.

«Ese día, pocos minutos después de la falsa información, logramos un enlace directo con la radio local y llamamos a la calma, de manera que en poco tiempo la población estaba impuesta de la realidad», aseveró el Intendente.

Corre-corre otra vez

A la joven Mabel Toirac, reportera de la televisión baracoense, la falsa alarma la sorprendió en su casa. Y con todo lo bien informada sobre el tema que por cuestiones de su oficio está, no corrió por falta de tiempo.

«Aunque vivo en Joa, una de las zonas altas de la ciudad, hoy cerrada por ser uno de los focos de contagio de la COVID-19, ya tenía el nasobuco en las manos cuando vi que muchas personas corrían hacia acá, rompieron la cinta de seguridad y entraron a esta zona. Algo parecido ocurrió allá abajo en La Reforma», recordó.

«Y ya le digo: no salí porque en medio de toda esa confusión, cuando las personas no sabían para dónde correr, escuché a las autoridades del municipio desmintiendo el hecho a través de la radio local», comenta.

 «Casi siempre estoy activa en las redes sociales, pero realmente no fue allí donde me enteré de la alarma, que muchas personas creemos fue obra de la mala intención», opina.

Dos días después de la lamentable falsa alarma, Yolanda Lobaina, quien vive en el barrio La Pasada, dijo que no correrá más «hasta que me cerciore bien de que se trata de una información oficial, porque es cierto que aquí la gente ya está prácticamente entrenada a movilizarse por alarmas falsas, y por verdaderas también. Las autoridades actúan rápido por esa misma razón.

«Lo primero es el instinto de salvación: huir de donde estás, y fue eso lo que me pasó. Busqué desesperada un bolsito que tenemos con las cosas imprescindibles para estos casos (al que ya le habíamos sumado nasobucos suficientes para todos los de mi familia), y nos fuimos a Joa sin recordar en ese momento que era uno de los puntos rojos de la COVID-19 en Baracoa. Dejamos la casa sin la protección requerida y hasta una hornilla eléctrica conectada.

«Allá arriba escuché muchas historias: que si fue obra de la disidencia contrarrevolucionaria (y es posible porque lo que buscan es desestabilizar la tranquilidad de la población); que si alguien vio encenderse una alarma por la playa, y eso sucede cuando hay un terremoto en la región… que si lo dijeron en el noticiero… En fin, todo resultó falso», rememora la joven, especialista en Medicina General Integral.

De ese mismo caos habla Noelvis Toirac Toirac, profesora de Español de la sede universitaria y vecina de la calle Raúl Cepero Bonilla, en el reparto La Reforma. Ella está clara de que un tsunami es consecuencia de un terremoto cercano, «pero a esa hora uno no piensa en eso… Lo primero que me dije fue: “¿¡Y si tembló y no lo percibimos!?”. Y nos fuimos volando para una altura donde ya habría unas 300 personas: la mayoría sin tapabocas, envueltos en toallas, con ropas de dormir, en carros, sillas de ruedas, bicicletas, caballos… un verdadero caos. Parecido a las veces anteriores», recuerda.

El miedo a flor de mar

Los baracoenses (incluidos los malhechores, si los hubo) saben de cuánto es capaz el mar enfurecido cuando arremete más allá del malecón que, aunque no siempre protege del todo, es una obra de contención del oleaje. No han faltado embestidas terribles sobre zonas poblabas sin observarse mal tiempo o frente a tormentas tropicales de baja intensidad.

Igual vivieron en toda su complejidad la alarma por tsunami decretada por el Estado Mayor de la Defensa Civil a raíz del terremoto con magnitud siete en la escala de Richter que estremeció a Haití el 12 de enero de 2010, cuando toda la población de la Primada fue avisada y protegida.

También se recuerda entre los locales el grito ebrio de «Corran, que viene un tsunami», que en una tarde del año pasado terminó para mal una fiesta de 15 en el área de la playa y, de paso, puso a correr a unos cuantos crédulos.

Como si fuera poco, más de una vez «alguien» ha puesto a circular materiales audiovisuales alarmistas e inciertos entre la población de las áreas más vulnerables, y se ha repetido la historia del zafarrancho.

En todo eso hay una especie de miedo implícito…, pero una se pregunta: ¿Qué puede estar pasando, más allá de ese humano instinto de salvación, que una y otra vez se produce un corre-corre desestabilizador e inútil, o como esta vez, muy peligroso, porque les dio por huir de zonas de posible impacto de un tsunami para instalarse en otras donde la COVID-19 de cierto azota con fuerza?

El humano instinto de salvación. Obviamente sí…, pero no solamente eso.

El litoral de Baracoa suele ser afectado por el oleaje, y su población está pendiente de ese riesgo. Foto: Leonel Escalona

No, pero sí

Lo primero que pregunto al doctor Enrique Diego Arango Arias, jefe del Servicio Sismológico Nacional, es la probabilidad de que un fenómeno de esta naturaleza alcance las costas de Baracoa. Y el experto comienza por decir que Cuba no tiene un alto peligro de tsunami, como Japón, Chile, México y Nicaragua, entre otros países situados en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico.

«El norte de Haití y República Dominicana son las zonas donde se han registrado sismos fuertes y tsunamis importantes, sin evidencias de daños en el territorio cubano», aseveró.

No obstante agrega que diversas instituciones cubanas, como el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais) trabajan en estudios para evaluar el peligro de tsunamis que lleguen a Cuba.

Con respecto a esta nueva falsa alarma por maremoto en Baracoa, el también especialista del Cenais señala que «pone en evidencia la necesidad de que las autoridades refuercen la confianza y conciencia de que solo el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil puede emitir avisos de este tipo, como lo hace oportunamente ante huracanes, intensas lluvias… La facilidad con que estas falsas informaciones crean pánico habla de un conocimiento insuficiente de cómo funciona el sistema de Alerta de Tsunami, que existe en Baracoa», considera.

Sí, pero no

Claro que existe. Entre otras razones porque la Primada es una de las ciudades con mayor riesgo potencial de ocurrencia de tsunamis en Cuba. En las cercanías de las costas que la bordean se encuentra un accidente marítimo de más de 50 kilómetros de ancho, conocido como Falla de la Española, que genera un intenso y veloz oleaje, cuya velocidad se incrementa por la ausencia de obstáculos en su trayectoria.

Al norte de  Baracoa está la falla de la Española. Foto: Cortesía del Cenais

Así, en noviembre de 2020 informaba la emisora local Radio Baracoa: «Con la llegada de los últimos medios técnicos se completó en esta urbe el montaje del Sistema de Alerta Temprana de tsunamis. Como parte del proyecto Cerrando Brechas fueron entregados megáfonos y sirenas manuales y electrónicas, entre otros equipos que se suman al mareógrafo y las señalizaciones de las zonas de evacuación seguras dentro de la ciudad, instalados con anterioridad, para cerrar de esa manera el ciclo de montaje del sistema de protección a la población ante la posible ocurrencia de maremotos que podrían afectar al municipio».

Entonces Carlos Cordero Rodríguez, jefe del Órgano de la Defensa Civil en territorio baracoense, informó que las sirenas de aviso temprano se instalarían, y de hecho se instalaron, en la Dirección Municipal de Salud, la unidad empresarial de base Baramar, el policlínico Fermín Valdés Domínguez y los hoteles El Castillo y Porto Santo.

Hoy el mismo Cordero Rodríguez asegura que «esos equipos no funcionan porque llegaron sin las baterías de recarga».

Pero el citado experto del Cenais menciona también como parte de ese sistema las pancartas con señales que indicaban las rutas de evacuación hacia zonas seguras, «muchas de las cuales, según supe, ya no existen», lamenta.

El especialista de la Defensa Civil en Baracoa confirma la imputación del científico: «El 16 de noviembre de 2020 fue presentada la denuncia número 9822, por la sustracción de 13 de esas señalizaciones y destrucción de otras tantas, hecho que permanece sin esclarecer. Son pancartas gigantes de un material plástico resistente de cuatro a cinco milímetros de espesor que, según informaciones informales, han ido a parar a mesas de dominó y soportes para chapas de autos, entre otros destinos. Nada que ver con su importante misión», apuntó.

Sobre otras brechas existentes, el prestigioso geógrafo baracoense Ricardo Suárez Bustamante admite que se ha hecho mucho en la preparación de la población, pero no lo suficiente: «Hay que hacer prácticas de catastrofismo, en los ejercicios Meteoro, por ejemplo, en los que se emitan señales en tiempo real y en tiempo de malas intenciones», sugirió el también máster en Ciencias, quien por más de 25 años se desempeñó como investigador y especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la Primada de Cuba.

Suárez Bustamante dijo haber recibido el día de la falsa alarma 89 llamadas de la población para asegurarse sobre si él también correría, y a partir de su respuesta decidir si lo hacían. Por eso recomienda que podría implementarse por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S. A. un programa a través del cual en los móviles de los baracoenses se reciban mensajes de alerta y otras informaciones del Estado Mayor de la Defensa Civil y del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas, como mismo sucede con las recargas de saldo y las noticias sobre la situación de la COVID-19.

«Dedicarles más tiempo y atención a esos asuntos, recibir asesoramiento de los expertos y no subestimarlos ni tildarlos de alarmistas: ese es el punto», alertó el actual jefe del Departamento de Investigaciones Aplicadas en la Oficina del Conservador de la Ciudad de Baracoa.

¿Alguna vez ha llegado un tsunami a Cuba?

El primer registro de tsunami en el Caribe data de 1755, tras el terremoto de Lisboa de magnitud ocho. Este tuvo lugar entre las 09:30 y las 09:40 horas del 1ro. de noviembre de ese año y se caracterizó por su gran duración y su violencia.

Los geólogos estiman que la magnitud del terremoto de Lisboa sería de aproximadamente un nueve en la escala del momento, con epicentro desconocido en algún punto del océano Atlántico, a menos de 300 kilómetros de Lisboa.

Su efecto llegó hasta el norte de las costas de Cuba, pero con olas muy pequeñas, por lo que no existe todavía en nuestro país ninguna afectación real de tsunami.

El último maremoto que ocurrió en el Caribe fue al norte de República Dominicana, en el año 1946, a partir de un terremoto de magnitud ocho. El tren de olas llegó con muy baja intensidad a la Mayor de las Antillas. (Tomado de Cubadebate)

 

¿Qué condiciona la ocurrencia de un tsunami?

Según el Doctor Enrique Diego Arango Arias, jefe del Servicio Sismológico Nacional:

 

  • Que ocurra un terremoto mayor de 7,5 de magnitud.
  • Que ese movimiento telúrico suceda en las inmediaciones de la costa de un territorio emergido.

 

Este proceso es típico en las denominadas zonas de subducción, como es el cinturón de Fuego del Pacífico, las costas de Indonesia y las Antillas Menores, donde una placa penetra por debajo de otra.

En menor medida también este proceso de falla inversa se pone de manifiesto al norte de Puerto Rico, el archipiélago de La Española, que comparten Haití y República Dominicana, y en el extremo norte de la región oriental de Cuba.

Un tsunami igualmente puede ser causado por:

  • Deslizamientos submarinos, a su vez provocados por un terremoto moderado o fuerte.
  • Erupciones volcánicas.
  • Caída de meteoritos en el mar.

Existen protocolos de Alerta y Alarma de tsunami establecidos por los organismos internacionales que tienen esa misión, y los emite el  Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.

Cuando se cumplen algunas de las condiciones expuestas, inmediatamente se emite una alerta de tsunami, pero eso no significa que de seguro va a ocurrir.

Si se verifica que efectivamente se genera un tsunami, se emite una alarma para los territorios que pueden ser afectados, que incluye la hora de llegada de la inundación y la altura del mar.

 

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