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El joven pintor de La Posta

Liúber Ramírez Cárdenas, un niño tunero,obtuvo un importante premio en un concurso internacional de dibujo convocado por el Ministerio de Educación de la República de Belarús

Autor:

Juan Morales Agüero

MAJIBACOA, Las Tunas.— Para localizar geográficamente a la comunidad tunera de La Posta, adscripta a  este municipio, habría que ir a un mapa de gran escala. Es un Consejo Popular de apenas 0,34 kilómetros cuadrados de extensión y unos 5 000 habitantes.

En La Posta funciona la Secundaria Básica Mayor General Vicente García, donde un estudiante, Liúber Ramírez Cárdenas, se ha convertido en noticia: obtuvo el segundo lugar del 7mo. Concurso Internacional Los niños por la amistad en el planeta, entre más de 4 500 participantes de 27 países. 

Fui en su busca y me encontré a un chico de 13 años de edad de piel cobriza y mediano tamaño. Pensé verlo con el regocijo del triunfo instalado en los ojos. Pero, para mi sorpresa, no fue así. Liúber es la sencillez y la modestia hecha persona. Y lo confirmó con creces en el transcurso del diálogo.

—¿Cómo va el estudio luego del parón por la COVID-19?

—Todo va bien. Estoy terminando el séptimo grado con asignaturas que me gustan mucho, como Español y las de Ciencias. Aproveché la interrupción para leer mucho, principalmente poesía. También releí La Edad de Oro. ¡Me encantan los textos de José Martí! Tiene una forma de escribir tan bonita que uno se entusiasma enseguida.

—Me han dicho que tu casa está alejada de la escuela...

—Sí, vivo en una comunidad llamada Sabanilla, a cuatro kilómetros de aquí. Debo levantarme temprano para no llegar tarde al aula. Casi siempre vengo en un coche junto con otros compañeros del barrio. Son unos 20 minutos de viaje, al paso del caballo. El mismo cochero nos recoge por la tarde.

—Cuéntame cómo comenzó tu gusto por las artes plásticas.

—Desde que era pequeño empecé a dibujar con acuarelas, pinceles, lápices de colores y crayolas que me compraban mis padres. Me encantaba pintar, sobre todo, árboles, personas, paisajes, caras... Lo hacía a toda hora y en cualquier parte de la casa. ¡Hasta las paredes y las puertas las coloreaba! En más de una oportunidad me gané regaños por eso.

—¿Cuándo te enteraste de la convocatoria al concurso?

—Fue un día por la mañana. La profesora de Artes Plásticas, Inés María, me explicó de qué se trataba y me embulló para que participara. Ella atiende en nuestra escuela un taller de creación del cual soy miembro. Cada 15 días nos enseña técnicas y formas de dibujar. Me preguntó que si me gustaría enviar alguna obra y le dije inmediatamente que sí.

—¿De qué manera seleccionaste el tema de tu trabajo?

—Lo hicimos entre ella y yo. Luego de evaluar varios temas actuales, nos decidimos por el del medioambiente, pues el planeta corre un gran peligro por el maltrato al que lo estamos sometiendo. Me ayudó el libro de Ciencias Naturales de séptimo grado, donde se habla sobre ese asunto.

—Descríbeme la obra y los elementos que le incluiste.

—Es un lienzo con varias manos enlazadas. Simbolizan la unidad entre las personas para salvar al planeta de la contaminación. Tiene detalles como la reforestación, el acopio de basura, la limpieza de las playas... Usé la técnica mixta, con materiales no convencionales como aserrín, hojas secas, pegamento, pintura, poliespuma y arena.

—Seguramente te llevó tiempo, ¿dónde la conformaste?

—Nuestro taller fue el comedor de la escuela, que es el local más espacioso. La profesora Inés María consiguió los materiales y la obra comenzó a tomar forma y a reflejar la idea. Mis compañeros se acercaban a verla y la elogiaban. Cuando quedó terminada, la profesora se encargó de enviarla.

—¿Cuándo te enteraste de los resultados del concurso?

—Me dijeron que la noticia la dio a conocer por internet una funcionaria del Ministerio de Educación. Los miembros de la dirección de la escuela se enteraron y me la comunicaron. Luego fueron a las aulas para que todos la supieran. Ha sido una gran alegría. Nunca pensé que llegara tan lejos.

—¿Cuál fue la reacción de tu familia y de los vecinos?

—Se pusieron muy contentos, en especial mi papá, que es custodio de una empresa, y mi mamá, enfermera en un puesto médico. Ninguno tiene nada que ver con la plástica. El barrio donde vivo es pequeño y todo el mundo se conoce. No quedó nadie sin felicitarme. ¡Hasta los más pequeños se me acercaron! Emociona ver esa demostración de cariño.

—No era para menos, obtuviste el segundo premio entre más de 4 000 participantes de 27 países.

—Sí, por eso mi sorpresa fue mayor. Imagínese, para un estudiante como yo, procedente de una comunidad rural y de un país pequeño, conquistar un lugar así es una sorpresa. Pero el resultado no es solamente mío. Le pertenece también a mi profesora, a mi escuela y a mis compañeros. Todos, de alguna manera, me ayudaron con sus enseñanzas y entusiasmo.

—Belarús, el país de la convocatoria, está muy distante...

—Me lo han dicho. También supe que convocó el concurso con el propósito de estrechar los lazos culturales entre los países, alertar sobre los problemas ambientales del planeta, contribuir al desarrollo de habilidades artísticas de los niños e identificar y apoyar a los que muestren talento.

—A propósito, ¿qué dijo de tu éxito la profesora Inés María? 

—Me abrazó y me dijo que está orgullosa de mí y que la emoción le va a durar mucho tiempo. Ella es una gran profesional, miembro de la Brigada José Martí y graduada de instructora de arte. A su esfuerzo le debo mi desarrollo en las artes plásticas. Seguiremos trabajando y creando juntos, porque aún tiene mucho para enseñarme. 

—Me han dicho que sabes también pintar en la computadora.

—Sí, en un programa que se llama Paint. Lo conocí en las clases de computación y en el tiempo de máquinas. Ofrece posibilidades para crear, con pinceles de diferentes tipos, colores, lienzos... He hecho dibujos que me han gustado por su originalidad, pero prefiero pintar directamente sobre un lienzo o sobre papel y cartulina. Lo encuentro más natural.

—Además de pintar, ¿qué otras actividades te gustan?

—Leo mucho, veo televisión y escucho la radio. No me pierdo el programa de Pánfilo ni Alegrías de Sobremesa. De los juegos, me gustan el ajedrez y el parchís. Y le voy a los Leñadores en la pelota, aunque no soy buen deportista. Lo otro es pintar todo lo relacionado con la naturaleza.

—¿Te hará cambiar en algo este magnífico resultado?

—Para nada. Cada mañana seguiré montando en el coche para llegar temprano a la escuela y encontrarme con mis compañeros y profesores. Por la tarde, en el mismo coche, regresaré a casa junto a mi familia. Y también junto a la pintura. No pienso separarme de ella.      

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