Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un autodidacta que ama el ciclismo

«Dejar el tabaco me obligó a la actividad física y el ciclismo siempre me fascinó, pues mezcla lo deportivo y recreacional con ser un medio de transporte a partir de una sencilla pieza de ingeniería. Para ese verano encontré algunos amigos muy buenos que aún conservo y que me iniciaron en la práctica», cuenta hoy a JR

Autor:

Eduardo Grenier Rodríguez

Apenas habían transcurrido dos meses después de cumplir los 35 años, cuando Dariel de la Torre decidió sacudir por completo la ruta de su vida. Fue el 18 de marzo de 2017, quién sabe si al levantarse en la mañana o tras una consulta con la almohada, cuando se prometió a sí mismo reducir el consumo de alcohol y cigarros.

Pudiera parecer una simpleza, mas este acto de voluntad —inalcanzable para otros— le abrió las puertas al oriundo de Media Luna a un nuevo mundo que le llevó a convertirse en ciclista de montaña, como un remedio ante la abstinencia en una actividad que, tiempo después, le reportaría otras satisfacciones.

«Dejar el tabaco me obligó a la actividad física y el ciclismo siempre me fascinó, pues mezcla lo deportivo y recreacional con ser un medio de transporte a partir de una sencilla pieza de ingeniería. Para ese verano encontré algunos amigos muy buenos que aún conservo y que me iniciaron en la práctica», cuenta hoy a JR.

A fines del año pasado, el bautizado por personas cercanas como El Llanero, asumió el reto de recorrer en bicicleta la distancia desde La Habana hasta Manzanillo. «Desde hacía mucho tiempo traía de forma silenciosa esta idea dando vueltas en mi cabeza, lo comenté en tono de broma con algunos colegas hasta que sin darme cuenta me sorprendí con todo listo para partir».

Y añade De la Torre: «Preparé la ruta con la intención incluso de mantener un promedio de velocidad, cosa que sin ningún inconveniente cumplí. Me golpeó mucho el viento, que fue en contra el 95 por ciento del trayecto. Me gustó mucho rodar por la carretera central de Cuba, nunca antes había transitado por las zonas entre Matanzas y Sancti Spíritus, con el plus del reducido tráfico vehicular, que por las restricciones de movimiento de la COVID-19 me permitieron rodar a mis anchas».

—¿Cuál fue el motivo de esta iniciativa?

—Podría decir mucho más, pero todo se reduce a que «tenía ganas de dar pedal». Tengo una bicicleta de montaña rígida con suspensión delantera, 11 velocidades y muy ligera. Aunque las ruedas de montaña no son idóneas para rodar en carretera, decidí usar esta combinación porque además quería principalmente rodar en las montañas de Granma, donde viví mi infancia.

«Preparé rutas de entre 185 y 195 kilómetros diarios por cuatro días, con paradas en Colón, Cabaiguán, Camagüey y Manzanillo, reservando previamente habitaciones en casas de alquiler y con ayudas de algunos clubes locales. Aunque el regreso no estaba planificado para hacerlo rodando, anduvo la idea de intentarlo nuevamente, pero detalles mecánicos me persuadieron de no hacerlo».

Dariel prepara junto amigos aficionados a esta modalidad, su habitual certamen de mountain bike (MTB) en el Jardín Botánico de La Habana: «Este deporte lo comencé a practicar en enero de 2018 con mi primera competición de XCO, a las que luego incorporé otras. En la actualidad soy muy activo y no soy profesional porque no me pagan por ello», describe el ciclista granmense.

A los habituales circuitos de MTB en el recinto capitalino, esperan incorporar próximamente pruebas de XCM (Cross Country Maratón), en la cual suelen recorrerse largos tramos a partir de 65 kilómetros.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.