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Las llaves del cosmos

Una vida cautivada por la aviación

Autor:

Juventud Rebelde

 En homenaje al fundador de la Cosmonaútica Práctica soviética Serguei Pavlovich Korolev, en muchos centros aerocósmicos rusos enseñan su fórmula para calcular la trayectoria real del cohete

Korolev, a la derecha, junto a Yuri Gagarin, el primer cosmonauta EL año 2007 es de grandes aniversarios cósmicos, que testifican que fue precisamente la entonces Unión Soviética la que abrió el camino al espacio para toda la humanidad. Y comienza este año con el centenario del nacimiento de Serguei Pavlovich Korolev (1907-1966), constructor principal de los sistemas de cohetes espaciales. Académico, dos veces Héroe del Trabajo Socialista, condecorado con la Orden Lenin, fue fundador de la Cosmonáutica Práctica y del sector nacional de cohetes cósmicos.

Serguei Korolev no pertenece solamente a la historia rusa, sino también a la mundial. Tuvo grandes predecesores y maestros: Tsiolkovsky, Tsander... y también colegas rivales en muchos países. Sin embargo, fue el principal constructor soviético, el que hace 50 años envió el primer satélite alrededor de la Tierra, y cuatro años después al primer cosmonauta en la historia de la humanidad. Es difícil imaginar un éxito más grande y una prioridad más clara.

Fue un digno continuador del trabajo de los grandes ingenieros rusos, artilleros, elaboradores de carabelas, aviones, trenes, armas, tanques... y de los forjadores del poder del Estado. Ellos le prepararon espadas y escudos, pero también le dieron alas; descubrieron nuevos horizontes, a la vez que le permitieron crecer hasta los confines siberianos y del Lejano Oriente y enviar científicos al Polo Norte y al invierno antártico.

Serguei Korolev y sus ayudantes colocaron los cimientos estratégicos de la cosmonáutica rusa moderna. Mucho de lo que actualmente constituye una prioridad indiscutible se inició ya en su época, con los cohetes de la familia R-7, la nave SOYUZ... Además, los cosmódromos de Baikonur y Plesietsk fueron diseñados para los inventos de Korolev bajo su atento control y estricto cuidado.

En honor a Korolev fue nombrada una firma fundada por él, la actual Corporación de Cohetes Cósmicos Energía. Su nombre lo llevan la ciudad cósmica cercana a Moscú, cráteres en la Luna y en Marte y un asteroide.

El Constructor Principal tiene además su propia fórmula. En muchos de nuestros centros de estudios superiores aerocósmicos actualmente se enseña a los estudiantes la Fórmula de Korolev, basada en la de Tsiolkovsky, pero destinada a calcular la trayectoria real del cohete, tanto en la atmósfera como en el campo gravitacional. Seguramente esta es la más honrosa señal de deferencia y admiración al científico e ingeniero.

Una nueva era

Las pruebas de vuelo del cohete R-1 comenzaron en otoño de 1948. El director técnico de los experimentos fue Korolev. Después de eliminar ciertas imperfecciones se continuaron las pruebas en noviembre de 1949. Sobre la base de los ensayos, el cohete fue aceptado por el ejército en 1950.

Por los resultados obtenidos en 1956, el colectivo del Instituto de Investigación Científica No. 88 fue acreedor a la Orden Lenin y Serguei Pavlovich Korolev recibió el título de Héroe del Trabajo Socialista.

Un gran éxito del área de la construcción nacional de cohetes fue la creación del misil intercontinental R-7. Su desarrollo se inició en 1954. Al mismo tiempo Serguei Pavlovich Korolev analizaba la posibilidad de utilizarlo para poner en órbita de la Tierra un satélite artificial. Casi paralelamente con la creación del misil, a partir de junio de 1955, en la región de Tiura-tam, en Kazajstán, se inició una grandiosa construcción, la edificación de un nuevo polígono de pruebas, el futuro cosmódromo de Baikonur.

El 4 de octubre de 1957 comenzó una nueva era en la historia de la civilización: la cósmica. Desde el cosmódromo de Baikonur se lanzó el primer Satélite Artificial de la Tierra (SAT).

Este era una esfera de 58 centímetros de diámetro con una masa de 83,6 kilogramos. En él estaban colocados dos sensores que emitían permanentemente señales de radio. Su potencia garantizaba una recepción estable para los amantes de la radio en todo el mundo.

El segundo satélite artificial soviético de la Tierra, lanzado el 3 de noviembre en 1957, fue el primer satélite biológico en el mundo, a bordo del cual se encontraba la perra Laika. El 15 de mayo de 1958 se colocó en órbita un tercer SAT soviético, un laboratorio cósmico multifuncional con una masa de 1 327 kilogramos.

Por los grandes éxitos en el área de asimilación del espacio cósmico, en 1957 Serguei Pavlovich Korolev fue condecorado con la Orden Lenin.

El mundo estaba estremecido

El 12 de abril de 1961 Korolev nuevamente deslumbró al mundo. Dirigió el primer vuelo de un hombre al espacio.

La nave cósmica VOSTOK, piloteada por el teniente de la Fuerza Aérea Yuri Alexeevich Gagarin, fue lanzada desde el cosmódromo de Baikonur por el cohete de tres etapas 8K72, que posteriormente obtuvo el nombre de VOSTOK. El vuelo del primer cosmonauta del mundo por una órbita con perigeo de 181 kilómetros y apogeo de 327 kilómetros duró 108 minutos. La nave espacial dio una vuelta alrededor de la Tierra.

El exitoso vuelo del primer cosmonauta demostró que los seres humanos podían aprovechar el espacio cósmico. El país se regocijaba, mientras el mundo estaba estremecido y admirado.

Por el envío del primer cosmonauta, Serguei Pavlovich Korolev obtuvo el título de Héroe del Trabajo Socialista.

El 6 de agosto de 1961, German Stepanovich Titov, en la nave VOSTOK-2, realizó el segundo vuelo espacial, que tuvo una duración de casi 24 horas. Por primera vez, desde el cosmos se efectuaron tomas de videos de la Tierra a través de la ventanilla de la nave.

El 11 y el 12 de agosto de 1962 despegaron las naves VOSTOK-3 y VOSTOK-4, con los cosmonautas Andrian Grigorievich Nikolaev y Pavel Romanovich Popovich. Este fue el primer vuelo conjunto de dos naves espaciales. Entre los cosmonautas se estableció comunicación directa por radio.

En junio de 1963, el lanzamiento de las naves VOSTOK-5 (piloteada por el cosmonauta Valery Fiodorovich Bykovky) y VOSTOK-6 se distinguió por el vuelo al cosmos de la primera mujer cosmonauta, Valentina Vladimirovna Tereshkova. A estos éxitos les siguieron otros que igualmente marcaron hitos en la conquista del cosmos.

Pero Serguei Pavlovich Korolev no pudo ejecutar el programa lunar soviético, ni ver cómo salió al cosmos la nave SOYUZ, ni cómo trabajarían en el cosmos las estaciones orbitales de larga duración: el 14 de enero de 1966 falleció.

Serguei Pavlovich Korolev vivió una vida corta, pero llena de acontecimientos relevantes. Junto con su país, atravesó difíciles pruebas y obtuvo impresionantes triunfos. Y nos dejó a sus descendientes las llaves del cosmos.

*El autor es el Primer Secretario de la Embajada de Rusia en La Habana.

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