El gasto social recibió atención prioritaria, concentrando un 63 por ciento del Presupuesto, destinado a sectores como Asistencia y Seguridad Social, Salud Pública y Educación. Autor: Oscar Alfonso Sosa/ACN Publicado: 16/07/2025 | 09:56 pm
Si la economía es como una especie de motor, el presupuesto se acercaría a ese flujo vital que asegura su funcionamiento. De su estado, se decide algo que los especialistas llaman «salud financiera» o «finanzas limpias». O la vida misma del sistema financiero.
El análisis del tema ocupó la tarde de este miércoles durante la primera jornada del 5to. Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en su 10ma. Legislatura, la cual se extendió con el intercambio de los diputados sobre los temas de la economía.
El ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, presentó el Informe de la ejecución del presupuesto durante el año 2024; luego, el plenario escuchó el Dictamen de la Comisión Económica del Parlamento sobre dicho informe, en la voz de su presidente, el diputado Félix Martínez Suárez.
Escenario complejo, tendencia a frenar la inflación
En 2024 el país se desenvolvió en un escenario de alta incertidumbre, marcado por las agresiones de Estados Unidos, que, unido a insuficiencias internas, derivaron en una contracción de la economía, expresadas en afectaciones al consumo nacional, las exportaciones, limitaciones en los aportes de los recursos financieros con destino al presupuesto del Estado, carencia de combustibles y materias primas, afectaciones al sistema electroenergético, alta inflación
con pérdida del poder de compra de la moneda nacional, entre otros indicadores.
En este contexto se desarrolló el presupuesto del Estado, el cual contó con una mejor gestión en su ejecución y permitió resultados más favorables con relación a los aprobados en la ley presupuestaria.
De acuerdo con los informes, el déficit fiscal alcanzó los 79 528 millones de pesos, inferior un 46 por ciento a lo previsto y representó el 6,5 por ciento del producto interno bruto a precios corrientes.
Con la disminución del déficit se redujo el crecimiento de la dependencia de la deuda pública de los últimos años, financiada con emisión monetaria y que influye de manera favorable en un menor crecimiento de la inflación, entre otros comportamientos financieros.
También influye en la disminución del ritmo de crecimiento del endeudamiento público, a la vez que contribuye a la estabilidad económica y permite liberar recursos para financiar inversiones en función del desarrollo sostenible a mediano y largo plazos.
Tanto Regueiro Ale como Martínez Suárez destacaron que la cuenta corriente mostró un déficit de 6 607 millones de pesos, inferior en un 90 por ciento a lo previsto y al registrado en el año anterior. Por otra parte, los ingresos corrientes financiaron el 98 por ciento de los gastos de igual naturaleza, lo que refleja una mejora estructural del presupuesto, pues evidencia que el funcionamiento del Estado se sustenta en mayor medida en recursos propios, lo que favorece la capacidad para cumplir con las obligaciones financieras de manera sostenible.
Por buen cauce, pero…
Ese resultado evidencia un forcejeo por llevar a buen cauce a la inflación galopante de los últimos tiempos. Es una buena señal, pero no para cantar victoria cuando los propios informes y el criterio de los diputados indican problemáticas en las finanzas.
Una muestra de esta idea se encuentra en las propias medidas, que contribuyeron a la tendencia.
Ampliar las bases imponibles, reducir los beneficios fiscales no justificados y fortalecer la disciplina fiscal en correspondencia con los objetivos del Plan de Estabilización Macroeconómica fueron algunas de las medidas adoptadas, junto a las subdeclaraciones de ingresos, que condujeron a un trabajo conjunto entre distintas instituciones para atender esa dificultad, la cual impacta sobre el crecimiento y la mejora de la calidad de los servicios básicos de la población.
Como resultado, se alcanzó un sobrecumplimiento a los ingresos tributarios del 107 por ciento. Es decir, más de 16 900 millones de pesos volvieron a las arcas del Estado, en lo que, también, influyó la aplicación de los impuestos especiales a la comercialización de combustibles, cigarros, tabacos, entre otros productos y servicios, con base en la actualización de los precios de estos productos, junto con el crecimiento de los aportes de las formas de gestión estatal.
Lo público aporta
En la estructura de la recaudación, el sector empresarial estatal genera el 85 por ciento, lo que ratifica su papel en el modelo económico cubano.
En un escenario adverso, el presupuesto del Estado garantizó los gastos sociales de asistencia y seguridad social, la salud pública y la educación, a los que se asignaron el 63 por ciento del total, al igual que los gastos de la esfera social. Fueron subsidiados, además, los precios minoristas para bienes y servicios de alta sensibilidad para la población, así como la compensación financiera en la economía interna, debido al impacto del crecimiento de los precios de importación de los productos de la canasta básica.
Los gastos de inversión estuvieron dirigidos fundamentalmente a obras de infraestructura en sectores estratégicos como las fuentes renovables de energía y el programa de la vivienda.
La punta del lápiz
Los informes reconocen que lo más significativo será sostener la tendencia de frenaje inflacionario. Pero el propósito no es fácil. Hay que hilar fino, como se dice popularmente
y, en no pocos casos, llevar el tema con la punta de un lápiz, sobre todo porque la tensa
situación financiera no permite ampliar el ámbito fiscal y limita la adquisición de los recursos materiales para darle más oxígeno a la economía.
Por ejemplo, la gestión de cobros se incrementó, pero no se lograron movilizar los altos módulos de deuda acumulados, que al cierre del período ascendieron a más de 3 580 millones de pesos.
El control sigue en punto rojo. Las auditorías realizadas por la Contraloría General de la República al presupuesto identificaron debilidades en la administración financiera del Estado, con impacto en su transparencia fiscal. Según el informe presentado por el presidente de la Comisión de Asuntos Económicos, de las 36 auditorías practicadas, 35 se calificaron de deficientes o mal en el control interno. Entre las causas del problema se encuentran las plantillas incompletas en los cargos de dirección y especialistas, junto con la falta de exigencia por las administraciones para fortalecer la contabilidad.
La mejora en los equilibrios monetarios y fiscales, reconoce el informe, es todavía insuficiente con respecto a lo esperado en el Plan de Estabilización Macroeconómica y podría sufrir un retroceso si no mejoran las condiciones en que se desarrolla la economía.