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Bolivia, acéfala y sumida en la violencia

El comandante Departamental de La Paz, José Barrenechea, aseguró que los policías fueron rebasados por las protestas de quienes rechazan el golpe de Estado y pidió a las Fuerzas Armadas intervenir

Autor:

Juventud Rebelde

Los hechos se suceden vertiginosamente en una Bolivia donde el golpe de Estado de fuerzas fascistas de la oligarquía, respaldadas por la policía y las fuerzas armadas, dejaron acéfalo al país tras la renuncia de las más importantes autoridades legítimas  de esa nación encabezadas por Evo Morales, quien mantiene su llamado a evitar el derramamiento de sangre y este lunes —a través de Twitter— convocó urgente a resolver cualquier diferencia con el diálogo y la concertación, en medio de la crítica situación.

También este lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destacó en una declaración que la renuncia del presidente de Bolivia, Evo Morales, era un «momento significativo» para la democracia en la región, y amenazó explícitamente a Venezuela y Nicaragua, cuando sin utilizar para nada el término de golpe de Estado dijo que «estos eventos envían una fuerte señal a los regímenes ilegítimos en Venezuela y Nicaragua de que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán».

Sin embargo, la persecución a los militantes del Movimiento al Socialismo, la vendetta aplicada por grupos de choque seguidores del fundamentalista y empresario cruceño Luis Fernando Camacho —cabeza visible y portavoz del golpe— contra gobernadores, alcaldes y otros funcionarios del MAS en diversas provincias del país —quemando sus viviendas, amenazando la vida de sus familias— , ha llevado al caos, y también a la reacción del más humilde pueblo boliviano que comenzó a sentir nuevamente los efectos del racismo y el desprecio.

En la noche del domingo salieron desde la ciudad de El Alto a protestar por los desmanes y dieron 48 horas a Camacho para que se retirara de La Paz. Fusil, metralla, El Alto no se calla, cantaba el pueblo de esta urbe proletaria y campesina, que fue rápidamente reprimido, fundamentalmente en horas de la mañana de este lunes.

Entre los indígenas en todo el país ha crecido la indignación, tanto por el golpe de Estado como por acciones racistas y discriminatorias como el haber quemado por parte de la oposición golpista la bandera whipala, el pabellón de las naciones originarias, oficialmente reconocida junto a la tricolor boliviana por el Estado Plurinacional, y que también fue arrancada de sus uniformes por los policías, en desprecio a la gran mayoría del pueblo andino. Quemar su bandera es como quemar a un indígena, decían.

Quizá para intentar detener la indignación o como muestra de divergencias en las filas de esa fuerza represiva cuyo amotinamiento desencadenó el golpe, efectivos policiales extendieron una bandera blanca y la wiphala en la plaza Murillo pidiendo «paz para Bolivia», y volvieron a izar la bandera de los pueblo originarios.

Pero en El Alto fueron tomadas y quemadas las instalaciones de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen y también las oficinas de Transporte, y hubo enfrentamientos en La Ceja, acciones que los medios privados, considerados cómplices del golpe, han estado calificando como «vandalismos de turbas armadas» y saqueos de delincuentes.

Tampoco cesa la represión, y el periodista y poeta Marco Teruggi afirmaba en un tuit: «#Urgente vean cómo se levantó El Alto contra el #GolpeDeEstadoBolivia. La policía ya mató a dos personas. Son miles y miles de personas en las calles. Difundamos, los grandes medios callan lo que pasa. #RespaldoTotalAEvo».

Para aumentar el caos, ante la presión de los efectivos de base y del Estado Mayor, el comandante de la Policía, Yuri Calderón, renunció este lunes, y se alista la designación de un jefe interino, decía la edición digital de La Razón. El hasta ese momento comandante general de la Policía Boliviana, había informado previamente a su dimisión, en entrevista con ATB, que en las últimas horas aprehendió al menos a 25 miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y Tribunales Departamentales Electorales, tras la orden que emitió la Fiscalía General del Estado.

El domingo por la noche, efectivos de la Policía detuvieron a la expresidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), María Eugenia Choque, y a Antonio Costas, quien renunció al cargo de vicepresidente de esa institución el 22 de octubre, dos días después de los comicios.

La situación parece írseles de las manos a los hacedores del golpe. En conferencia de prensa del Comandante de las Fuerzas Armadas, general Willams Kaliman, informó que los militares «ejecutarán operaciones conjuntas con la Policía para evitar sangre y luto». Harán uso proporcional de la fuerza, dijo y se desplegarán unidades militares para resguardar los servicios públicos para garantizar su funcionamiento.

Poco antes habían recibido una llamada de auxilio de la policía de La Paz que dijo haber sido «desbordada» por la ira popular, cuando ha tratado de contener el avance de un pueblo que llaman «turba» en El Alto, Cota Cota y Chasquipampa. Sin embargo, son al menos dos decenas los bolivianos heridos por las balas de las fuerzas represivas y también pasan del centenar los militantes del MAS detenidos en el país.

En Washington, la OEA, cuyo informe preliminar sobre la auditoría a los comicios en Bolivia, filtrado con toda intención para precipitar el golpe de Estado, ha sido  uno de los protagonistas principales e instrumento de la política intervencionista de Washington, ha convocado a una reunión para este martes para tratar la crisis en Bolivia.

También para este martes, la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, Jeanine  Áñez, quien pretende asumir como presidenta provisional del país, según la cadena de sucesión que establece la Constitución de Bolivia, ha convocado a una sesión del Senado para las 15:30 hora local de La Paz, pero se desconoce si habrá las garantías necesarias para los asambleístas del Movimiento Al Socialismo, y si estos asistirán a una reunión del cuerpo legislativo que podría darle el aval a la senadora opositora para convocar a nueva elecciones.

Fotos dadas a conocer en diversas cuentas de la red social Twitter muestran céntricas calles de La Paz prácticamente desiertas en horas de la tarde en un país donde han querido sembrar el miedo y el terror de la derecha, pero también se exige respeto a la voluntad de las mayorías populares que dieron su voto a Evo Morales. 

No han podido detener los focos de resistencia, se oye el estruendo de la explosión de cachorros de dinamita y se ven humaredas negras.

La ONU ha instado a Bolivia a abstenerse de la violencia, reducir la tensión y ejercer moderación, según dijo la portavoz del secretario general Antonio Guterres.

Un policía vestido de civil dispara su arma.

 Al menos dos muertos y una veintena de heridos en la represión policial contra El Alto. Fotos: Tomadas de Twitter

 

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