La Declaración de Belém sobre hambre, pobreza y acción climática centrada en las personas fue respaldada por 43 países y la Unión Europea, entre ellos Cuba, cuya delegación a esta cita estuvo encabezada por el vice primer ministro Eduardo Martínez Díaz. Autor: Telesur Publicado: 09/11/2025 | 12:27 am
La Cumbre de líderes celebrada durante dos días en la ciudad amazónica de Belém, Brasil, hizo un llamado global contundente a la acción climática, en nombre de la justicia ambiental y la supervivencia compartida.
El encuentro, antesala de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), que abrirá oficialmente este lunes, dejó un mapa político nítido: acelerar la transición energética, ampliar la financiación climática y proteger los bosques tropicales son hoy deberes inaplazables, reseña la Agencia Prensa Latina.
Los compromisos anunciados, como el Fondo para los Bosques Tropicales (TFFF), el acuerdo sobre combustibles sostenibles y una nueva coalición para los mercados de carbono, revelan voluntad de cambio, pero también la magnitud de los desafíos que enfrentan las negociaciones venideras.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, imprimió a la cita un tono de urgencia moral. «En un escenario de inseguridad y desconfianza, los intereses egoístas prevalecen sobre el bien común», advirtió al inaugurar el foro, al exigir que la COP30 «sea la COP de la verdad».
Lula presentó el TFFF, un fondo de 125 000 millones de dólares destinado a preservar los grandes bosques del planeta, en especial la Amazonia, y convertir su conservación en un activo económico para los países del Sur.
Tal propuesta ofrece pagos anuales por hectárea conservada, que transforme la selva en fuente de riqueza sostenible y alternativa frente a la tala indiscriminada. El mandatario anfitrión consideró el caudal como uno de los logros más concretos que podrían emerger de la COP30.
«El corazón de la Amazonia es el termómetro del planeta», subrayó, y evocó la simbología de que sea precisamente Belém la sede de una cumbre en la que se decide el destino del clima global.
Recordó que 2024 fue el primer año en que la temperatura media mundial superó en más de 1,5 grados los niveles preindustriales. «La ciencia advierte que esta tendencia persistirá, pero no debemos renunciar al objetivo del Acuerdo de París», insistió.
La Declaración de Belém sobre hambre, pobreza y acción climática centrada en las personas, respaldada por 43 países y la Unión Europea, emergió como el nuevo pacto moral de la cita.
El texto coloca la protección de los más vulnerables en el centro de la acción climática, al reconocer que los impactos del calentamiento golpean con mayor fuerza a comunidades pobres, rurales e indígenas.
Al respecto, el gobernante brasileño exigió a las potencias dejar de cobrar intereses sobre los fondos verdes al sur global y reclamó reparaciones climáticas. «La Tierra es una, la humanidad es una. La respuesta debe venir de todos», proclamó.
Pidió además reforzar el multilateralismo como única vía para evitar el colapso climático. «Sin cooperación internacional no habrá solución posible», recalcó, reconociendo que el mundo aún está lejos de cumplir las metas del Acuerdo de París.
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