Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hasta siempre Rosillo, amigo, maestro…

Autor:

Josefa Bracero

Para quienes tuvimos el privilegio de disfrutar de su compañía alegre, siempre optimista, se hace difícil pensar que ya no estará más. Que su voz de matices inconfundibles ha quedado suspendida en el éter. La noticia conmovió dolorosamente no solo a sus amigos y al mundo artístico, sino a todo el pueblo de Cuba y allende los mares. Eduardo Rosillo ha fallecido en esta capital a los 85 años.

Su andar radial comenzó el 20 de mayo de 1949, cuando la emisora de La Maya* lanzó sus primeras palabras al espacio. Pero ya el joven santiaguero había fijado su mirada en un objetivo, y un nombre se convirtió en obsesión, hasta que en 1963 logró decir ante un micrófono y para todo el país: «¡Radio Progreso, la Onda de la Alegría!».

Sueño nada fácil. Después fue locutor en CMKT de Las Tunas y en la CMKC y la CMKR de Santiago de Cuba. En enero de 1958, como consecuencia de la persecución política, llegó a La Habana. Se le vio deambular por las emisoras y las publicitarias, donde el trabajo se circunscribía a la grabación de alguna mención comercial.

Ya el joven Rosillo tenía una familia. Había abandonado sus estudios universitarios en el tercer año de Derecho. Pero persistía, y ante la imposibilidad de alcanzar un micrófono radial lo encontró en un carro altoparlante para anunciar comerciales.

Ya Cuba era otra cuando en esa labor por las calles lo descubrió la Policía Nacional Revolucionaria, y fue invitado a ofrecer conferencias de tránsito por un altoparlante. Se convirtió así, en el policía 1049: «Algo que me enorgullece mucho, porque la condición de revolucionario, que considero que soy, la gané en la policía».

Más tarde surgió la idea de llevar estos consejos a través de la radio. En la CMQ se creó un espacio de tránsito que se transmitía todos los días de 8:00 a 8:15 de la mañana. Lo hacía con Héctor de Soto. Este empeño se trasladó a la televisión. Así lo recordaba:

«Empezamos a hacer, a fines de 1961, el programa en el Canal 4, todos los martes a las 9:30, donde yo intervenía como técnico, vestido de uniforme, respondiendo preguntas que hacían los espectadores, pero el programa tenía su locutor.

«Un día el director me dijo que el programa no podía salir porque el locutor no se sentía bien: “Como único sale es que tú hagas la parte del locutor”. Nadie en el canal de televisión sabía que yo era locutor y acepté la responsabilidad».

Y la radio nacional lo atrapó para siempre. Incursionó  durante más de un año en Radio Habana Cuba, «pero el sueño de mi vida era trabajar en Radio Progreso».

Octubre de 1963. «Me hacen la prueba Juan Ramón González Ramos y Ángel Hernández. Recuerdo que estaba tan nervioso que no podía sostener el papel entre las manos y ellos se dieron cuenta y me aceptaron».

No alcanzarían las cuartillas para hablar de la entrega de este muchacho que desde las lomas orientales soñaba con la magia de la palabra, la música, el ruido y el silencio…

Durante más de 50 años en Radio Progreso dejó su impronta en cuatro clásicos de la Radio Nacional que ocuparon los primeros lugares del rating: La discoteca popular; La discoteca del ayer; Un domingo con Rosillo y Alegrías de sobremesa.

«La vida me ha deparado grandes satisfacciones; soy una persona realizada… Cuando la gente sintoniza La discoteca del ayer, Alegrías de sobremesa o Un domingo con Rosillo, yo entro a las casas de mi pueblo».

Cuando se hable de las personas que desde la radio han promovido con mayor fervor la música cubana y sus cultores al lugar que se han ganado por su calidad, y las que han aportado más a la identidad cultural de América Latina, entre esos nombres aparecerá, con relevancia, pero con la sencillez que presidió su paso por la vida, el de Eduardo Rosillo.

Premio Nacional de Radio, Artista de Mérito de la Radio y la Televisión. Amigo, Maestro: Tu voz de cristal ha quedado eternizada en el espacio, en la historia y en el recuerdo de las generaciones que en Cuba y en Angola te escucharon decir con ese estilo único, desbordante de cubanía y la fuerza de los grandes: «¡Aquí Radio Progreso, presentando Alegrías de sobremesa!».

*La Maya, ciudad cabecera del municipio de Alto Songo, hoy Songo La Maya.

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