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Los puntos claves en la agenda del Foro

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Unidad y acción son los dos raíles sobre los que es imperativo avanzar a la izquierda y al progresismo social y político de Latinoamérica y el Caribe. El hecho de que ello fuese refrendado por el recién concluido Foro de Sao Paulo, celebrado en Venezuela, hace esperar movilizaciones populares de más grueso y extensión para hacer conciencia —porque no basta con la charla ni la escuela política—; y también para exigir lo que, de otro modo, no será concedido por la derecha neoliberal allá donde ya estaba, o retornó al poder.

Articulación fue otro vocablo de orden en esta 25ta. edición del Foro a juzgar por los reportes, lo que podría mostrar, pronto, una comunión en los actos que no se observa, de manera continental, desde los días de lucha contra el proyecto conocido como ALCA, y con el cual la administración estadounidense de Bill Clinton pretendió engullir a la región mediante el Área de Libre Comercio para las Américas, como se le llamó.

Aquella batalla tenía un propósito común y se emprendió de consuno, incluyendo a los Gobiernos de izquierda o apenas nacionalistas de la región. Resultó victoriosa.

Dicha conjunción debe hacer fluir también ahora el respaldo a las fuerzas abocadas a coyunturas definitorias, como lo serán las elecciones que tendrán lugar en Bolivia, Uruguay y Argentina los próximos meses, y ante las cuales se volverán a erigir, seguro, las malas artes en materia comunicacional de las derechas económicas y políticas y, desde luego, las trapisondas del Imperio.

Afloran otros elementos auspiciosos. Por ejemplo, se ha hablado, al final del Foro, de un plan de acción identificado ahora por dos vocablos que antes no aparecían: «política» y «conjunta».

Estimula que dicho plan «de acción política y conjunta» estará en constante consolidación, mediante reuniones sucesivas que tendrán lugar en los meses por venir, según explicó en la clausura Adán Chávez, en su calidad de vicepresidente para las Relaciones Internacionales del PSUV, que fue la fuerza política anfitriona.

Salimos de acá con acciones concretas, aprobadas, listas para poner en práctica, dijo. (Salimos con) un plan de acción conjunta que demuestre que estamos unidos, para seguir combatiendo y construyendo donde haya que construir.

También se pronunció por esos derroteros la secretaria ejecutiva del Foro,  Mónica Valente, quien reiteró que «el mayor desafío es la unidad» y se manifestó confiada en que las resoluciones aprobadas «nos van a guiar hasta la victoria».

En ese propósito resultará esencial la materialización de dos postulados de la Declaración de principios con que, como es habitual, concluyó la cita: Defender (…) la construcción de la unidad antimperialista y antineoliberal como la táctica y la estrategia de la victoria, en defensa de la soberanía, la independencia, la democracia, la autodeterminación y los derechos humanos en Nuestra América, con real protagonismo político de sus pueblos. Y «Fortalecerlo (al Foro) como instancia de concertación de esfuerzos, cooperación y solidaridad mutua entre nuestros partidos y movimientos sociales».

En tal sentido se pide el respaldo a una cita cercana que constituirá nuevo momento de encontrarse todos, y cuya asistencia demostrará si el llamado a la unidad ha sido entendido: el Encuentro Antimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Neoliberalismo, que se realizará en La Habana entre los días 1ro. y 3 de noviembre.

Su nombre evoca una convocatoria amplia, erigida sobre los intereses y los dolores comunes. Faltan apenas cuatro meses, y ya se espera que de eso debates salgan las prioridades del Foro de Sao Paulo: los nuevos subrayados en una agenda regional que hoy es única.

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