Cuba es tremenda, como una mujer difícil. Te hala del corazón y vence todos tus resabios. Terminas desfilando en su nombre, gritándole al mundo tu amor para que no se equivoque el vecino del norte, ese que solo ve arrugas y cansancios en su noble rostro.
Algún día, si las memorias digitales no naufragan, Elena volverá a ver con sorpresa su rostro inocente sobre los hombros de una multitud. Tal vez se ría, como reía de niña, y ya ni recuerde lo que le dijo al periodista cuando este le preguntó el nombre de su muñeco de brazos: «Se llama Alejandro. Es chiquito».
«¿Quién me puso delante a esa mujer tan fanática?», preguntó un irritado Gordon Brown a sus asesores, luego de ser interrogado por una electora sobre si los laboristas, de ganar los comicios legislativos del próximo 6 de mayo, detendrían a «esa manada de inmigrantes del este». Para infortunio del Primer Ministro británico, el micrófono estaba abierto, ¡y todo el mundo lo escuchó después en el noticiero!
Tras superarse las emociones y angustias del más reciente Play Off, en la Universidad Central de Las Villas (UCLV) otra vez volvieron a caldearse los ánimos con la celebración de los festivales de artistas aficionados de la FEU, un suceso que descongela en tan solo semanas la movilidad con que se resguarda allí el quehacer cultural del estudiantado durante casi todo el año.
«Quieren que el trabajo se reduzca a ocho horas diarias, y es su derecho quererlo, y es justo…»*
La democracia no termina en las urnas. Luego de las recientes elecciones de delegados del Poder Popular, urgen reflexiones sobre lo que representan estos comicios en una Cuba muy distinta, y mucho más compleja que aquella de 1976, cuando se institucionalizó nuestro actual sistema de votación.
Una imagen singular, la de un plato de huevos con tocino, sirvió a un maestro para ilustrarles a sus oyentes qué actitudes podían adoptar para transformar la realidad: si colaborar, desde lejos, casi asépticamente, o comprometerse, dar todo de sí, para lograr algo que valiera la pena.
Elogio merece que en lo que fuera el llamado Ten Cent, en la esquina de 23 y 10, se haya abierto un establecimiento donde la población pueda adquirir en moneda nacional ciertos productos muy demandados que durante bastante tiempo, por imperativos y circunstancias económicas bien conocidos, solo se ofrecían en las limitadas áreas del CUC. Claro que los precios todavía son para exclamar ¡Uf!, pero debemos confiar, o al menos creer, que con la recuperación productiva de esos renglones llegaremos a cambiar el ¡Uf! por el aliviador ¡Ah!.
Dicen los que saben de política en Polonia, que el trágicamente fallecido presidente, Lech Kaczynski, no tomaba decisiones de calado en las cumbres de la Unión Europea sin antes consultar y esperar la seña de su hermano gemelo, el hoy ex primer ministro Jaroslaw.