Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Dagoberto no soñó aquella escena...

Dagoberto López escribe para saludar la aparición de la nueva ruta P-15, que sigue el recorrido Alamar-Guanabacoa-Parque de la Fraternidad, como parte del fortalecimiento del transporte urbano en la capital, con modernos equipos y recorridos muy abarcadores.

El lector, quien reside en Maceo 7, entre Pepe Antonio y Guanabacoa, en la histórica villa, insiste en el impacto que ha tenido esta iniciativa, por la calamitosa situación que tiene esa localidad capitalina con el transporte. Es que hace más de dos meses hay unos 30 nuevos ómnibus Yutong almacenados y ociosos en el paradero de Guanabacoa, teniendo la gente tantas necesidades de traslación. Y todo porque no se acaban de arreglar las calles por donde transitarán. ¿Cuándo será?, pregunta el lector, teniendo en cuenta que en esa numerosa flotilla hay varios millones de dólares invertidos por el país.

Dagoberto también cuenta una anécdota, que puede ser muy útil para choferes y directivos de los ómnibus urbanos: el pasado 12 de julio, a las 7 y 30 de la mañana, abordó un flamante P-15 en la parada del grupo electrógeno de Regla. Y quedó impresionado por aquel chofer, que hacía un uso muy eficaz y profesional del micrófono que llevan esos equipos: de manera muy amable y correcta, avisaba cada parada, y daba consejos a los pasajeros acerca del necesario cuidado a los nuevos ómnibus.

Increíblemente para lo que hemos vivido y aún experimentamos en el transporte urbano, aquel chofer obraba el milagro de atemperar a los pasajeros: había una atmósfera de total disciplina y educación en el ómnibus, las personas hablaban bajito. Dagoberto creía soñar, pero al final concluyó que los choferes tienen tremendas posibilidades, con su conducta, de situar las reglas del juego del respeto y el cuidado; y de lo contrario también.

Y hablando del respeto, hay que abrirle paso con urgencia a esa norma y ser inflexibles en ello, porque de lo contrario vamos a pagar muy caro las secuelas de la permisibilidad.

Lo digo ahora que reseño la denuncia de Rewald Portal Betancourt, acerca de lo que están sufriendo su mamá y su padastro allá en la calle Alejandro del Río 64, de otra histórica villa de este país, Remedios, en la provincia de Villa Clara.

Con esa vivienda colinda un centro recreativo llamado Balcón Juvenil que, por cierto, en nada hace honor a su nombre, y acompaña la venta de bebidas con una estridente difusión musical, hasta el paroxismo de la «decibelia». Y los vecinos llevan años luchando contra esa agresión.

En un momento determinado, acudiendo a las instancias de Atención a la Población del Comité Provincial del Partido, lograron controlar el fenómeno. Pero cada vez que cambian al administrador del centro vuelven a lo mismo. Los afectados se han dirigido al gobierno municipal, a la Fiscalía y al CITMA en el territorio, «y muy poco han podido hacer para resolver el problema».

Hace un mes el propio Rewald habló con el administrador del centro, «y el mismo no entendió y siguió desafiante», asegura el remitente. Hace unos días, el padrastro de Rewald intentó convencer al administrador, y este le manifestó que él cumplía lo orientado por la empresa. ¿Qué clase de orientaciones pueden ser las que afecten a los vecinos?

«¡Qué cosa más triste, lamenta Rewald, que las autoridades de un municipio lleno de historia y tradiciones, con un pueblo revolucionario que ha logrado solucionar cosas muy difíciles, no puedan con esta!».

Aprovecho hoy para recordar a nuestros lectores que, gracias a la ampliación del espacio de nuestra sección los miércoles y los sábados, es factible publicar alguna que otra foto que nos en-

víen para graficar su denuncia o su elogio, siempre que tenga calidad técnica.

Si se deciden a hacerlo, deben poner algún número telefónico que nos permita, con el paso de los días, consultarles si la situación denunciada, y apoyada por la imagen, permanece igual. Dar un número telefónico siempre es una garantía, porque las cartas se nos agolpan y muchas veces debemos actualizar sus contenidos con sus remitentes, así como lo hacemos con quienes nos escriben vía correo electrónico. Gracias.

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