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Caso especial, especial sensibilidad

¿Madre o doctora?, ese era el dilema de Yali Romero Figueredo (Prolongación Martí 139 F2, Sagua de Tánamo, provincia de Holguín), reflejado en esta columna el 8 de noviembre de 2008. Pero todo parece indicar, acorde con la respuesta de Ermis Oscar Molina, director de Educación en ese municipio, que no habrá interrogantes en tal sentido. En un tiempo habrá que decir felizmente: madre y doctora.

Yali contaba entonces su drama: tiene un hijo de un año, Síndrome de Down; y se vio forzada a solicitar licencia sin sueldo, pues no tiene a nadie que la auxilie con el cuidado específico que requiere el pequeño para poder ejercer su profesión de Médico General Integral. Y en el círculo infantil de Sagua de Tánamo no existe esa atención especializada, solo en la ciudad de Holguín.

Al respecto, ratifica Ermis que el niño, diagnosticado como Síndrome de Down, no está apto para asistir al círculo infantil de Sagua de Tánamo, el cual no cuenta con capacidades ni personal especializado para atender las necesidades educativas de ese menor. Por ello, se le orientó a la madre recibir asesoramiento a través del Programa educa a tu hijo.

No obstante, se aseguró la matrícula del pequeño en el círculo infantil especial Pelusín, de la ciudad de Holguín, para que el menor, cuando tenga dos años, pueda ingresar al mismo; pues esa institución atiende a tales casos a partir de esa edad. Y la Dirección Provincial de Educación tramitó el caso con la Dirección Provincial de Salud, a fin de viabilizar la posibilidad de traslado de la doctora Yali para el municipio cabecera.

Agradezco la respuesta: casos tan especiales, que desbordan lo común, deben ser tratados así: con especial sensibilidad. Es de esperar que se facilite ese traslado para la ciudad cabecera, si la Dirección Provincial de Salud tiene idéntica comprensión. No se puede perder una doctora ya formada, ni una madre consagrada a su hijo.

Agua en la boca

Ya recibe agua la localidad de La Boca, en el municipio de Mariel; según expresa el ingeniero Abel Salas, delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en la provincia de La Habana, en respuesta a la queja de Irina Robot, residente en esa comunidad.

Irina había contado aquí, el 6 de diciembre de 2008, las calamidades de los vecinos con la falta de agua, a veces hasta 21 días sin ella, desde hace muchos años. Y consideraba que siempre había excusas a mano para responderles a los afectados.

Al respecto, el delegado del INRH da la razón a Irina, y explica que la situación no se había podido solucionar, pues las fuentes de abasto hasta el 2008 contaban con un equipamiento obsoleto, de más de 30 años de explotación, proveniente del extinto campo socialista europeo. Durante los años más duros del período especial, la inventiva de técnicos y trabajadores tuvo que vérselas con falta de condiciones y medios en los talleres para atender las constantes roturas de las bombas y equipos de cloración.

En el 2008, como parte de la Revolución energética, se inició la sustitución de esos equipos obsoletos por bombas eficientes y de tecnología de avanzada, en una millonaria inversión que abarca a todo el país, y no ha concluido.

La Boca ha sido beneficiada recientemente con ese programa, lo cual ha permitido mejorar sustancialmente la dramática situación, consigna. «Se ha estabilizado el servicio de bombeo de agua, asegura, y la cisterna del edificio de Irina recibe el líquido. Ese inmueble, por demás, fue beneficiado con la sustitución de electrobombas, que forma parte de las acciones integrales. En toda la provincia se han instalado casi 24 000 nuevos equipos, con un ahorro sustancial de energía eléctrica y garantía de operación».

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