Acuse de recibo
Susana Mayet Costafreda (Calle G, Solar 29, entre 5ta. y Final, reparto Nuevo Capitán San Luis, San Luis, Santiago de Cuba) es una madre que, en el mismo borde de la vulnerabilidad y la desesperanza, lleva años solicitando una ayuda estatal.
Refiere la remitente que su hijo, de 20 años de edad, está diagnosticado con el Síndrome West, padece de encefalopatía crónica, cuadruplejia espástica, epilepsia, relajación de esfínter vesical y rectal, y asma bronquial Grado II.
El muchacho permanece postrado en una cuna y tiene un marcado retardo en el desarrollo sicomotor, no realiza movimientos voluntarios. Su discapacidad no le permite la vida social, y tampoco revelar una conducta que se pueda notar.
Desde 2002, Susana está batallando por resolver los graves problemas de vivienda. Ella es ama de casa, centrada en la atención de su hijo, que recibe una prestación de Asistencia Social por 205 pesos. Y su esposo trabaja como custodio con un salario bajo. El muchacho consume muchos medicamentos y no tiene un colchón adecuado para dormir. No les da la cuenta.
La madre inició el proceso de trámites en el propio San Luis. Al no ver solución, se remitió al Partido Provincial de Santiago de Cuba, y posteriormente al Gobierno Provincial, donde existe un expediente de su hijo, con el número 135/04. Cuatro veces escribió al Consejo de Estado, quien ha remitido el caso para que se atienda en su territorio.
Le aprobaron un subsidio el 12 de diciembre de 2015 para mejorar las condiciones de su casa, pero del mismo aún no ha recibido la totalidad de los materiales. No tiene baño, cocina, ni piso. La casa está a nivel de cerramento, y solo tiene techados dos cuartos para la familia completa, donde ella no puede siquiera desplazar a su hijo en la silla de ruedas.
Susana se duele de «la falta de gestión de la trabajadora social del área, el delegado de la circunscripción y funcionarios del municipio, ya que ni siquiera habiendo recibido las orientaciones del Consejo de Estado, le ha preocupado a nadie».
NO LE LLEGA LA CHEQUERA
Allá en la comunidad La Ratonera, del municipio santiaguero de Contramaestre, Rafael Rosales sigue aguardando impacientemente por su chequera de jubilado, luego de una vida consagrada al trabajo.
Rafael laboró por más de 34 años en la Unidad Básica de Producción Agropecuaria (UBPC) Domingo Portela, y se jubiló por una enfermedad profesional el 6 de marzo pasado.
«Después de meses de espera, y de preguntar constantemente en Seguridad Social del municipio, todavía no se me ha entregado la chequera. Y solo se me ha informado que no tienen respuesta aún».
Refiere que se llamó al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y la respuesta fue que ningún expediente de esa índole había llegado a sus manos. Y allí en el municipio le informan que el mismo se había enviado a La Habana.
«Para colmo, señala, se me dijo en Seguridad Social que el atraso no se va a pagar retroactivamente. Y, además, no soy el único en esta situación. Somos 35 jubilados de UBPC en el municipio, desesperados y sin saber a quién recurrir. Mientras tanto, ¿cómo vivo y alimento a mi familia?», concluye.
Por su parte, Eradys Peña Rodríguez (Edificio 38, apto. B2, Nuevo Manzanillo, Granma) afirma que, mediante un poder especial, él le cobra la jubilación a su hermano, que está postrado en una cama.
Hasta el mes de agosto lo hizo por la tradicional chequera con sus bonos por meses. Y al terminarse la misma, el INASS le entregó una tarjeta magnética para el cobro a partir de esa fecha.
Pero en la Agencia 7572 del Banco Popular de Ahorro se niegan a que se haga efectivo el pago, alegando que el poder que posee Eradys se refiere a chequera y no a tarjeta magnética. «¿No es este el clásico ejemplo de burocracia e insensibilidad?», cuestiona el remitente.
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