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Odisea por un certificado de defunción

Carmen Raquel Panizo Villares (calle 9na., No. 8809, entre 88 y 90, Playa, La Habana) cuenta el laberinto de trámites morosos que sufre desde que su esposo, Alberto Rojas Ortega, falleciera en el IPK a consecuencia de la COVID-19 el pasado 27 de septiembre.

Precisa que allí le recogieron el carné de identidad de Alberto y le dieron a ella la tarjeta de los Servicios  Necrológicos, que refiere nombre de la persona, la funeraria, fecha de fallecimiento, causa de la defunción, y el registro civil, tomo y folio. De ahí tuvo que ir a la funeraria Moderna, de Luyanó, en la madrugada, donde le dijeron que allí recogerían los restos, cuando estuvieran cremados en Santiago de las Vegas. Le indicaron, además, que solicitara en el Registro Civil de Boyeros el certificado de defunción, el que Carmen necesita para la reunificación de la jubilación de ella con la de él.

«Esa odisea, afirma, la comencé el 18 de octubre. Me dijeron que fuera a recogerlo el 27 de octubre. Fui y no estaba. Me dieron fecha para el 8 de noviembre y tampoco aparecía. La próxima fecha fue el 16 de noviembre, y nada. En ese intervalo fui a la funeraria y me dijeron que lo habían cremado en Berroa, que fuera al Registro de Guanabacoa. Allí me dijeron que no estaba, que tenía que ser en Boyeros. Ya no sé qué voy a hacer», concluye.

Tanto trabajo para algo tan sencillo

Manuel Rodríguez García es el delegado del Poder Popular de la circunscripción 74 del consejo popular Palatino, en el municipio capitalino de Cerro. Y como tal, me cuenta que se sensibilizó con un planteamiento de sus electores que no requiere ni recursos ni grandes esfuerzos. Y no ha podido lograr que se le dé solución.

Precisa que la ruta de ómnibus A-65, en su recorrido desde el Reparto Bahía hasta el Reparto Martí, en el Cerro, tiene parada en la Ciudad Deportiva. Y cuando retorna del Reparto Martí, a lo largo de la calle Primelles en toda la extensión de la parte trasera de la Ciudad Deportiva no tiene parada como otras rutas que circulan por allí. Para  en el mercado de Primelles y Lazada Norte y no lo hace más hasta Primelles y Velarde.

«He conversado en dos ocasiones con el compañero Rogelio, de Infraestructura de Viales en la dirección provincial de Transporte, quien me plantea que la A-65 debe parar en la parada allí existente, donde lo hacen otras rutas; pero al parecer ha sido imposible dibujar en la placa de la misma el rótulo de A-65, agregarla al itinerario que se les da a los choferes, y monitorear durante un tiempo su cumplimiento, que daría facilidad a un grupo grande de vecinos que esperan esa ruta.

«Es un ejemplo de los nudos que debemos desatar; no depende de nada material ni de dinero, solo de la decisión de alguien y de velar porque se cumpla. Debo aclarar que, con muy buenas intenciones, algunos choferes han recogido personal en la parada; ejemplo de que esto sí tiene solución, y así le quitaríamos un pedazo grande a un problema que hace tiempo está afectando a los ciudadanos».

¿Adónde acudir?

Kenia Pozo Chacón (calle 15, No. 311, apto. 3, entre A y Pocito, Lawton, La Habana) refiere que es una madre con tres niños que lleva más de nueve años viviendo de casa en casa, prestada o alquilada.

«Nací en esta revolución, a la cual apoyo firmemente, pero ya no puedo estar con mis hijos de un lugar para otro, porque la casa de mi abuela tiene tres cuartos, y conviven siete personas. He tenido que dormir con mis hijos en el piso de la sala. Ellos han crecido bajo estas circunstancias.

«Cada vez que veo a una trabajadora social y a la misma delegada, que tienen conocimiento del caso, me dicen que, porque dos de mis hijos son mayores de 12 años, no tengo acceso a lo que dijo nuestro Presidente de las madres con tres hijos o más. Ya no sé qué hacer. ¿Adónde acudir?», pregunta.

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