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Comunicar a tiempo

El pasado 10 de julio, desde Estrada Palma 102, bajos, entre Poey y Heredia, Santos Suárez, municipio habanero de Diez de Octubre, Ileana Cino Colina contó aquí que su teléfono fijo estaba interrumpido hacía aproximadamente año y medio. Entonces reportado de inmediato, le dijeron que demoraría la reparación por ser asunto de cable que afectaba a varios vecinos de la cuadra. Ella esperó algunos meses, sin dejar de pagar la cuota establecida por la empresa de 43.50 CUP.

En junio de 2025 fue el equipo a trabajar en la reposición del cable en el poste que está a la puerta de su casa. Aunque solucionaron la interrupción de los teléfonos, el de Ileana continuó en las mismas. Llamó al 118: le dijeron que por ser asunto de cable la reparación demoraría. Y ella no entendía.

«Sé que hay veces en que no se puede hacer todo el mismo día, decía, pero al menos una explicación que tratara de acercarse a la lógica se hubiera agradecido. Han pasado 15 días y los operarios de Etecsa no han vuelto a aparecer. Mi teléfono sigue sin reparar y no sé las causas», concluía.

El pasado 8 de agosto llegó respuesta de Laura Castillo Carballido, directora de Protección al Consumidor y Atención a la Población de Etecsa, quien afirma que «el servicio está reportado desde el 27 de mayo de 2024, y aún no se ha logrado solucionar, debido a que se encuentra ubicado en uno de los registros más envejecidos del área, que a su vez está dañado y con un alto grado de humedad».

Ello dificulta las acciones técnicas por la brigada especializada, indica, para que después los reparadores trabajen en el restablecimiento del servicio. Y añade que la reparación del cable en el poste que cita Ileana permitió restablecer otros teléfonos, que no forman parte de la coraza interrumpida en ese registro.

Directivos del Centro de Telecomunicaciones mantienen informados al Gobierno local y a los delegados de circunscripción de la situación de los servicios telefónicos en la zona, y del avance de los trabajos, añade.  Y comenta que le hicieron a Ileana ajustes por días sin servicio desde julio de 2024 hasta enero de 2025. En febrero, al prolongarse la interrupción, se empezó a compensarle con 200 minutos de voz, en una suscripción móvil aportada por la cliente.

El 14 de julio, añade, visitaron a Ileana especialistas del Centro de Telecomunicaciones y le explicaron lo relativo a su servicio telefónico. Ella quedó agradecida, aunque afirmó que la situación le impide satisfacer sus necesidades de comunicación.

Se agradece la respuesta. Pero la historia —que ni ha concluido— revela que, cuantas más dificultades y limitaciones haya, al menos la comunicación sistemática con el cliente debe ser preventiva y saneadora, no forzoso resultado de una queja. 

Demasiada tibieza 

Miriam Jorge Fernández (Avenida 229, Nro. 21814,  entre 218 y 222, Fontanar, Boyeros, La Habana) cuenta que se jubiló en mayo de 2016, tras 42 años laborados, y se recontrató en septiembre de ese año hasta julio de 2024. Y aún espera por el aumento de su pensión, tras presentar los documentos el 14 de octubre de 2024.

«Hasta la fecha no he recibido el aumento, y he acudido en varias ocasiones a Seguridad Social de Boyeros. En febrero de 2025 la Directora me atendió y quedó en llamarme al celular. No lo hizo. En marzo de 2025 me atendió Aballí, y me explicó que estaba radicada para mayo de 2025 con el número 23 de la lista de 2025. Que fuera al Banco por si me sacaban nueva tarjeta, si no me salía el incremento en la mía».

Escribió al sitio web de Atención a la Población del MTSS. Sin  respuesta. En mayo fue al Banco y no había ni tarjeta nueva ni acreditación del aumento. En julio fue a Seguridad Social y quien la atendió tomó nota. No hubo respuesta. El 4 de agosto pasado fue a Seguridad Social. La atendió la Directora y prometió llamarla al celular para informarle del retraso en el pago. No lo ha hecho. Miriam la llamó el 5, 6 y 7 de agosto, y sin respuesta. Le escribió dos mensajes, sin respuesta.

La Directora le había dicho que tenían tres meses para tramitar el incremento, y se sorprendió cuando Miriam le dijo que llevaba nueve meses en espera del dinero.

«Hay demasiada tibieza en la aplicación del Decreto que ampara el incremento de la pensión por años laborados a los jubilados. Y mala atención hacia mi situación. Reclamo lo que me corresponde por haber laborado. No es regalo ni favor», concluye.

 

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