Acuse de recibo
Francisco Domínguez Ulibarri, residente en Carmen No. 1-A, Remedios, Villa Clara, refiere que en esa ciudad patrimonial hay un edificio de dos plantas de arquitectura colonial que tuvo diferentes usos, hasta que en 2015 el huracán Irma lo afectó seriamente hasta inutilizarlo.
Indica que, desde entonces, se ha convertido en un serio problema para la comunidad, pues el techo de este, que no está cubierto en su totalidad, y las lluvias lo han convertido en un permanente foco de mosquitos, aparte del peligro que supone estructuralmente.
«En todos los años transcurridos desde el huracán Irma, manifiesta, ha sido una fuerte demanda, elevada a todos los niveles del municipio por parte de la población, para que se solucione su estado constructivo, pues también está en peligro de derrumbe».
Y afirma que, increíblemente, no ha habido una respuesta por las autoridades en todos estos años, al tiempo que alerta que las arbovirosis que sufre el país precisan darle atención inmediata a casos como este.
El pasado 9 de octubre, y en nombre de su vecindario, Cristóbal Rodríguez Ávila (Calle 50, No. 7, Pueblo Viejo, Vista Alegre, Jesús Menéndez, provincia Las Tunas), contó aquí que en mayo pasado, como en otras ocasiones, el asunto aparentaba ser solo una simple tupición de los baños… Llamaron a Acueducto y fue un camión a desobstruir en algunos registros. Se alivió en algo la situación, pero no se resolvió. Y cada vez crecen más las aguas albañales en los patios, con peligro para los vecinos. Existen unas 20 viviendas afectadas, o quizá más.
Refería que fueron a Acueducto y al Gobierno municipal. Quedaron en dar respuesta en 15 días, y ya se prolongaba con creces ese plazo. Luego dijeron que el conducto principal estaba tupido y no había tubos. Según informó el Gobierno municipal en otra visita, ya tenían los tubos, pero hacía falta una retroexcavadora, lo cual dependía de la provincia.
«Conocemos las dificultades existentes, no estamos ajenos, afirma. Incluso, somos lo suficientemente revolucionarios para entenderlo todo. Pero no podemos comprender tanta desidia para resolver algo que está exponiendo la salud y la integridad física de tantas personas.
«Además, en este barrio hay un círculo infantil. En las casas con tupición hay niños y ancianos y hay que hacer las necesidades en lo que podamos y como podamos, y botar al patio. Ahora, preocupados por las lluvias en un barrio bajo, los pozos se contaminan. Y dentro de poco se sumarán otras enfermedades aparte de las producidas por el mosquito», concluía.
Y ahora vuelve a escribirme Cristóbal para señalar que, a pesar de lo publicado, no han tenido solución, y ni siquiera los han visitado para al menos dar una explicación. «Continuamos igual o peor luego del paso del huracán Melissa», concluye.
Desde el pasado 13 de marzo rige en Cuba la Ley del Sistema de Atención a Planteamientos y Quejas de las personas, que dispone la obligatoriedad de responder por parte de las instituciones y entidades a los ciudadanos en un plazo máximo de 30 días. Y ya a los aludidos en la denuncia de Cristóbal podemos declararlos incumplidores de esa normativa oficial.
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