Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El Duende

La tecla del duende

Alma Máter

Se avecina el Día de las Madres y en casa se alistan las ocurrencias para festejar. Como jornada para evocar a todas aquellas mujeres que maternalmente nos han acompañado, pudiéramos pensar y agradecer por el conocimiento que nos han aportado y por esa capacidad inducida para seguir aprendiendo.

Evoco entonces a Lourdes Mondéjar, que fue madre para los estudiantes del IPVCE Carlos Marx durante tantos años.  A Miriam y Zoila, documentadoras de la Universidad de La Habana, que siempre tuvieron una frase de aliento junto al café que espabilaba las neuronas, a veces demasiado «tranquilas» por el agotamiento que generaba la vida en el Alma Máter. Y justamente allí, junto a esa madre nutricia que tantos conocimientos nos proporcionó, fueron apareciendo las madres tecleras. Esas, que al influjo de esta columna, nos han hecho llegar mensajes para seguir adelante y han entregado lo mejor de sí para los hijos adoptivos.  

A la superabuela Walkiria, así como a Nancy y a Julia, tenemos una vida que agradecerles; a Gilda, a Matilde, a Mileyda y a la doctora Mignelys, les debemos muchas curas del alma. A la voz de mandarina, al Lucero del Alba y a la periodista que halló el tontócrata, no las olvidamos; mientras a Cary, Arminda, Katy, Annay, Margot, Raysa, Nieves, Carmen Montoya y Cecilia, a Sarita Cotarelo, les debemos la maternidad entre muchas madres y la hospitalidad que han mostrado en disímiles ocasiones.

 A Eglis, a Teresa Toyos, a la holguinera Rosy y a Betty, el abrazo fraterno por acunar el entusiasmo y compartirlo. Lo mismo podría decirse de Ana María y Olania, de Albita y de Yenny de la Rosa, de la sanjuanera Sonia.      

 También agradezco a Loyda, a la profe Daily, a Yeniley, a Dani, a Idadenia y Yaditza; de las nuevas que llegan y se instalan como voces de aliento y aprendizaje.

 Puede que no mencione a alguna, pero no es por olvido: es porque están contenidas en las mencionadas.

 A todas: gracias, por ser el alma máter de una vida en marcha, que sigue sumando conocimientos… y madres.

 Graffiti

 Mamá: En viajes de ida y vuelta puedo extraviarme, pero si un día me escapo de tus brazos vive tranquila, que al regreso viajaré directo a tu corazón. Nené.

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