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Sueños en verdeolivo

Las alegrías se desbordaron nuevamente con el abrazo que los compañeros de aula prodigaron recientemente a los pioneros ganadores del concurso Amigos de las FAR, dos de los cuales residen en la más oriental provincia de Cuba

Autor:

Lisván Lescaille Durand

GUANTÁNAMO.— Unas jornadas de emociones inenarrables viven los pioneros galardonados este año con los premios del concurso Amigos de las FAR. El clímax de las alegrías tocó la cúspide  con su presencia el pasado dos de diciembre en Las Coloradas, escenario por donde desembarcaron los 82 expedicionarios del yate Granma con Fidel Castro al mando.

La cercanía con algunos de los protagonistas de la viril gesta, los marcó para siempre y les impregnó mayor vigor a sus sentimientos «por quienes pusieron el pecho a las balas para defender un sueño» como dijeron a JR los pioneros Abel Guzmán Nápoles y Claudia Mavis Bertrán, dos guantanameros que recibieron réplicas del yate Granma en su condición de ganadores del concurso en esta edición.

En busca de un sueño

Tales satisfacciones, empero, se desbordaron con el abrazo de sus compañeros de aula y sus padres en cada plantel docente. En la pintura ganadora del concurso confluyen el Yate Granma junto al Héroe Nacional José Martí y el Comandante en Jefe Fidel, lo que le impregna simbolismo al legado histórico de la nación.

«Con lápices de escribir pinté a Fidel con una escopeta, junto con el yate Granma el que vino a luchar, acompañado de Raúl y otros patriotas; están presentes en el dibujo la naturaleza de aquel lugar con el mar y las plantas, y le añadí un tanque de guerra de las FAR», detalla.

Una impresión desborda las ansias creativas de Abel. Su mundo de fantasías edificadoras lo emparentan con el oficio del carpintero o le conceden la sensibilidad del artista de la plástica. Sin embargo, de cada trazo sobre la  madera o el papel le nacen, indefectiblemente, representaciones de la vida militar: piezas de artillería, aviones de combate, tanques, figuras uniformadas...

Tales iconografías revelan las verdaderas intenciones del joven de 17 años. «Siempre quise ser un buen soldado. Pasar el ejército y convertirme en un oficial de las Fuerzas Armadas revolucionarias», sostiene con determinación Abel, a pesar de que la epilepsia moderada que padece le delinee un camino diferente.

Aunque el muchacho, poco a poco, asume que no podrá cumplir su sueño de verdeolivo en el sentido estricto de la metáfora, no asoma el desaliento en sus palabras, sino todo lo  opuesto. Él siente que jornadas como las que vive por estos días, le hacen sentirse realizado.

Reconoce en las FAR ese alicente necesario para desempeñarse, de acuerdo con sus habilidades en uno o varios oficios, entre los que cita pintura, florería, carpintería, el diseño de figuras de barro...

Mientras tanto, Abel disfruta este premio con sus compañeros de aula y también con el colectivo de la escuela-taller Batalla de Jobito, a quienes narra los sucesos del desembarco del Yate Granma, hace 58 años, ahora vigorizados en su mente con el testimonio de algunos de los participantes.

La Patria en el corazón

Claudia Mavis Bertrán Núñez es, nadie lo dude, una pionera de competencias. Con apenas 14 años, su palmarés como estudiante merece reverencias. En 2013 ganó el concurso La defensa Civil en Acción; antes había acaparado el máximo título en un certamen sobre biología, promovido por el Acuario nacional. Su nombre late en cada evento juvenil martiano, y atesora decena de reconocimientos en concursos estudiantiles...

Aun así la noticia del premio en el concurso Amigos de las FAR la tomó desprevenida, mientras alistaba su artillería del conocimiento para otra competición nacional en la asignatura de Física. La buena nueva la traía su madre, Clara Mavis Núñez Lobaina, desde la ESBU Rafael Orejón Formén, de esta ciudad, donde Claudia cursa ahora el noveno grado.

«Aquella fue una estupenda noticia, reconoce la estudiante. Había escrito una carta de agradecimiento a nuestros combatientes por garantizar con su ejemplo constante la realización de mis sueños presentes y futuro. La escribí con el corazón porque así lo siento», comentó.

La pionera conoce bien la valía de nuestros soldados; y no es únicamente por los relatos de la historia, sino que la experimenta, casi a diario, en el seno de la familia. «Mis dos hermanos están alistados en instituciones armadas: uno es fiscal militar y otro cadete de quinto año de una academia para la formación de oficiales», cuenta.

Alentada por esos ejemplos tan cercanos, y los de incontables paradigmas de combatientes que ha aportado la nación cubana, Claudia escribió el texto ganador del concurso Amigos de las FAR, «dedicado a mis héroes, a esos que llevan la patria en el corazón y la verdad en los labios», confiesa.

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