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Sin plumas ni cacareo

A poco menos de un año de la modificación de precios a varios productos alimenticios, la venta de pollo liberado a través de la red minorista de subordinación local constituye una experiencia con resultados satisfactorios en todo el país, pero no exenta de mejoras

Autores:

Héctor Carballo Hechavarría
Dorelys Canivell Canal
Enio Echezábal Acosta

El 22 de abril de 2016, la noticia sobre la rebaja de precios a una serie de productos alimenticios fue asumida por la población como un cambio que podría solucionar parcialmente sus necesidades, enfocada como estuvo la medida en mejorar la capacidad de compra de quienes perciben un salario promedio.

Uno de los productos señalados dentro de esa lista fue el pollo, que hasta esa fecha solo era comercializado en CUC y de manera liberada por la cadena de Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) y por Cimex, pero que a partir de ese momento comenzaría a venderse también en CUP a través de la red minorista de subordinación local.

En busca de conocer cómo ha funcionado hasta hoy esa experiencia particular, Juventud Rebelde realizó visitas a varios establecimientos de las provincias de Holguín, Pinar del Río y La Habana, y contactó con las autoridades pertinentes para conocer su opinión al respecto.

En entrevista concedida a nuestro diario, Yosvany Pupo Otero, director de Ventas Minoristas del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), explicó que con la modificación de precios en el caso del pollo, se procedió a una estandarización de los mismos. Partiendo de la concepción del comercio en CUC y CUP como uno solo, se buscó que al aplicar la conversión de uno por 25, los precios resultaran iguales, sin importar en dónde se obtuviera el producto. A la vez, se tomó la decisión de que el pollo por cajas, tratándose de un formato mayor, tuviera un descuento del seis por ciento con relación al pollo troceado.

Pupo Otero declaró, además, que en el momento de analizar la red en cada municipio, no se hizo sobre la base de cuántos establecimientos de cada tipo existían, sino en cuántos de la red minorista de subordinación local se podían incorporar, y además buscar el equilibrio con la cantidad de trabajadores por cuenta propia que había por territorio.

Siguiendo esa idea, se procedió inicialmente a garantizar la presencia de pollo en cuartos o por kilogramos en todos los municipios del país, mientras que el pollo en cajas se priorizó en las zonas en donde hubiera mayor cantidad de trabajadores por cuenta propia, debido al reclamo suyo por la no existencia de un mercado mayorista.

De esta forma, la red comenzó con un total de 48 puntos de venta de pollo en cajas (PVC) y 175 de pollo en cuartos o kilogramos (PVKg), concentrados sobre todo en la red de Mercados Ideal. No obstante, los resultados permitieron un crecimiento acelerado de la cadena y su expansión más allá de la red Ideal, y ya en el cierre realizado el 10 de enero de 2017, se registraron alrededor de 116 PVC y 270 PVKg.

Cifras oficiales del Mincin apuntan que del total acumulado de pollo vendido hasta diciembre de 2016, que fue de más de 61 500 toneladas, un 25,5 por ciento correspondió al comercio en CUP, mientras el 74,5 por ciento se vendió en las cadenas de tiendas en CUC (TRD - 31,6 por ciento y Cimex - 42,8 por ciento).

El pollo por dentro

En un recorrido que llevó a los reporteros de JR a interactuar con varias personas que esperaban de manera paciente su puesto en diferentes colas, se apreciaron opiniones generalmente positivas, sobre todo en lo relativo a la calidad del producto. Además, los encuestados aprovecharon dicho intercambio para expresar ciertas inconformidades.

Mireya Pérez Márquez, vecina del municipio cabecera pinareño, precisó la importancia de que se revise nuevamente el precio.

«El pollo no es un lujo, es una necesidad y no todos logran adquirirlo. La oferta y la higiene son buenas, y salvo en algunas ocasiones, siempre hay. El precio es lo que se debe valorar, porque un jubilado no puede comprar en este lugar ...».

En opinión de Laura Rodríguez, ama de casa holguinera, aunque no siempre los bolsillos lo permiten, desde entonces en su casa acostumbran a elegir esta oferta, pues aunque no se pueda desmenuzar la pieza, el vendedor siempre busca la manera de encontrar una de menor peso.

Para Pedro Jiménez, su esposo, la principal incertidumbre que existía al comienzo era acerca de la estabilidad de los abastecimientos, y asegura que hasta ahora ello no ha dado de qué hablar.

Dos hermanos que viven en el Vedado habanero, comentaron a este diario que cada vez que tienen la oportunidad compran entre ambos una caja de pollo en el establecimiento de 23 y 10, en donde hasta ahora siempre han encontrado disponible el producto.

Y es que el tema del abastecimiento, excepciones aparte, no parece ser el factor que más golpea las ventas de pollo a través de la red minorista de subordinación local.

En las diferentes provincias en las que se indagó, las opiniones recogidas permiten afirmar que son muchas las personas que agradecen la oferta, pues constituye una opción para llevar a la mesa familiar, aunque señalan que en la capital provincial es más fácil adquirir el producto que en el resto de los municipios.

Noel Miló Prieto, especialista principal de Comercio Alimenticio en Pinar del Río, explicó que ellos cuentan hoy con 35 PVKg y tres PVC, distribuidos en todo el territorio.

«Aquí se recibe a diario, y los demás municipios se surten a partir de la solicitud que hagan, por lo regular cada dos días por la poca capacidad de frío con la que contamos», agregó el especialista.

De acuerdo con Yaima Oliva Montano, especialista provincial de Mercados Ideal en la provincia, al iniciarse en abril las ventas de pollo, se expendían unas 70 toneladas en un mes, mientras que en diciembre la cifra ya ascendía a 124 toneladas.

A pesar de ello, Miló Prieto reconoce que persisten deficiencias en el servicio, radicadas sobre todo en el hecho de que la Empresa Mayorista no cuenta con un transporte refrigerado y las unidades tampoco tienen la capacidad de frío suficiente.

Osniel Lopetey Cuba, administrador de La Predilecta, uno de los puntos de venta especializados de la ciudad pinareña, comentó que este local recibe diariamente alrededor de 70 cajas de pollo, en dependencia del pedido que hagan.

«En un inicio vendíamos 20 o 30 cajas, ahora llegamos casi a 80. No tenemos un horario fijo para la recepción del producto, ello depende también del frigorífico. Siempre viene congelado, y lo que más nos golpea es la poca capacidad de frío de que disponemos», afirmó.

Esa misma realidad fue ratificada por Celso Tumbarell, administrador del Mercado Ideal 1116-01, ubicado en el capitalino reparto Guiteras, quien admite poder almacenar poco más de 30 cajas de pollo, equivalentes a media tonelada, debido a la poca capacidad de refrigeración con que cuenta su establecimiento.

En la Ciudad de los Parques, la misma arista pudo vislumbrarse, y en declaraciones a nuestro diario, Omer González Velázquez, director comercial del Grupo Empresarial de Comercio en Holguín, declaró que el transporte y la refrigeración continúan siendo el principal desvelo para sus trabajadores.

Lo cierto es que, aunque no es la única causa probable, tales dificultades han repercutido en indicadores de eficiencia, como la mermas del peso del producto, que ha estado incidiendo en no pocas empresas del país desde la aprobación de esta medida por el Ministerio de Comercio Interior.

Yosvany Pupo Otero, a cargo de las ventas minoristas en el Mincin, reconoce la incidencia negativa de dos elementos principales: frío y transporte, motivos esenciales que pueden generar desabastecimiento.

Con respecto a las mermas que han aparecido, recalcó el trabajo y control intenso que realiza hoy en día el Ministerio, en busca de solucionar ese problema, motivo de no pocas preocupaciones.

Pupo Otero se refirió, además, a su preocupación por el tema metrológico, en relación directa con los instrumentos de pesaje, un factor que afecta directa y repetidamente a la población, y sobre el cual no expresó ninguna solución a corto plazo.

Gestión y cuentas

Vilma Gómez Ramos, especialista principal de Alimentos del Mincin, apuntó que el ciento por ciento del pollo que se vende en la red minorista es importado a través de la empresa Alimport.

«En la mayoría de los casos, el pollo viene desde Estados Unidos, en donde hay contratos con cuatro proveedores diferentes. Igualmente, en algunas ocasiones se ha importado este producto desde Brasil y Argentina», agregó.

Además, Gómez Ramos explicó cómo funciona la cadena de distribución del pollo a nivel nacional. Así, en la capital, la Empresa Nacional de Aseguramiento al Comercio Mayorista y Otros Bienes de Consumo (Asegen) extrae el producto del puerto, y se ocupa de venderlo a las unidades básicas del mercado paralelo, que a su vez se encargan de distribuirlo por todo el territorio habanero.

Para el resto del país, es también Asegen la encargada de proveer directamente a las empresas mayoristas de alimentos, las cuales lo llevan hasta la red minorista.

De acuerdo con las autoridades del Mincin, en aras de gestionar mejor el abastecimiento, existe un sistema de monitoreo de partes semanales, mediante el cual se controlan las ventas y las mermas que quedan. Debido al nivel de aseguramiento, las entregas se hacen sobre la base de la demanda que existe en cada territorio.

«Al cierre del 10 de enero, se contaba con alrededor de 11 000 toneladas de inventario de pollo, una garantía, si se tiene en cuenta que diariamente se venden alrededor de 141 toneladas, lo que nos da un mes de cobertura en este sentido», declaró Yosvany Pupo, director de Ventas Minoristas.

Si bien la venta liberada de pollo ha significado hasta ahora una propuesta generalmente positiva, aún requiere de análisis en varios sentidos, que incluyen las tarifas, así como los problemas estructurales vinculados al transporte y almacenamiento refrigerado, cuya solución garantizaría sin duda un servicio más completo y estable que repercuta favorablemente en la población.

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